Psicoanálisis, ¿no disponible para mortales?

Alberto Meza
Psicopatología y personalidad 2020–1
6 min readOct 6, 2018

Por Alberto Meza y Ximena Ortega

Recuperado de Google Images el 6 de octubre de 2018

La teoría psicoanalítica es, quizá, una de las más complejas de comprender y aplicar, debido al contenido simbólico y al largo proceso que conlleva el convertirse en psicoanalista. Esto ha llevado a creer que el psicoanálisis es un conocimiento fuera del alcance de los mortales. No obstante, aunque no debe de tomarse a la ligera, sí que puede ser entendido por nosotros los humanos. En esta publicación haremos un breve resumen acerca de algunos de los procesos que se ven involucrados en la relación madre-hijo (o hija), esto con el fin de mostrar un acercamiento poco común a esa teoría.

Acorde al psicoanálisis, la madre cumple con diversas funciones que ayudan al bebé a formar su propio aparato psíquico, que en un futuro lo ayudará a enfrentar las problemáticas del medio, ya sea de forma efectiva o no. Si la madre es atenta a las necesidades del infante y las soluciona en un momento adecuado, ayuda a que su hijo puede generando una apropiación del deseo.

Empero, cuando se da una respuesta anticipada o inmediata existe una omnipotencia simbiótica además de que impide al niño la apropiación del deseo, no hay oportunidad de que el niño necesite algo y lo busque, es decir, no se le permite al niño que experimente el displacer el cual es necesario para generar una respuesta de movilidad además de que cuando sienta algún displacer no podrá identificar fácilmente qué se trata de una necesidad que debe ser cubierta.

Recuperado de Google Images el 6 de octubre del 2018

Por otro lado, cuando la respuesta es demorada en exceso le provoca al niño una desesperación la cual inscribirá una experiencia de dolor cayendo en el riesgo de una desobjetalización además del surgimiento de intolerancia a la frustración, esta frustración se da porque la espera excesiva generará angustia; aunque también es verdad que si se le cubren todas las demandas de inmediato, el día que no se cubran con esta rapidez experimentará frustración la cual se traduce como una baja tolerancia hacia ella.

Ahora bien, es importante hablar del Yo, ya que éste resulta el ejecutivo de la personalidad. Esta instancia psíquica tiene, principalmente 4 funciones.

Primero, es el portador del reservorio neuronal de investiduras; media entre el proceso primario y secundario; la atención; y finalmente ,se le atribuye al yo funciones de autoconservación, memoria, adaptación, control de la motilidad y de la percepción, el examen de la realidad, la organización de los procesos mentales en tiempo y orden, el pensamiento racional y la formación de las defensas contra las exigencias pulsionales y los apremios del mundo externo.

Con lo anterior, podría decirse que estas funciones se forman a partir del proceso secundario pues es un sistema preconsciente-consciente con una energía ligada antes de fluir en forma controlada, por lo tanto es estable, hay una satisfacción aplazada, permitiendo experiencias mentales que ponen a prueba diferentes vías de satisfacción.

Con la formación del Yo en el menor, se va formando, también, el no-Yo, esto es, cualquier cosa o ser que no forma parte del niño. Las relaciones que se forman entre el infante y el resto del “mundo” se le conocen como relaciones objetales. Esto debido a que el bebé comienza a interactuar con lo que en psicoanálisis se conoce como objeto. Éste es cualquier ser vivo, cosa, pensamiento o idea ajeno al sujeto. Las relaciones objetales, en cierto sentido resultan estructurantes conforme el niño va creciendo.

Sin embargo, también existe un objeto-trauma, el cual hace referencia a que un objeto en específico o distintos que están en el entorno del niño no es estructurante, lo que representa una amenaza para la integración del yo, además el objeto no es accesible al sujeto por lo que se pueden desencadenar sentimientos de lo demasiado y lo demasiado poco, por ejemplo, demasiado presente, demasiado poco presente, demasiado ausente o demasiado poco ausente lo que evoca en un desinvestidura objetal.

Estos sentimientos llegan a provocar malestar, el cual “activa”, por decirlo de alguna manera al principio de placer (buscar el placer, evitar el displacer).

El principio de placer es el primer rector de la vida del infante, cuando éste no es satisfecho, la frustración que se genera se muestra a través de lo motriz. A través de este principio es que se va formando el proceso primario, encargado de generar un satisfactor de las pulsiones por conducto de imágenes y fantasías mentales.

Recuperado de Google Images el 6 de octubre de 2018

Con el paso del tiempo, el niño comienza a buscar independencia de los padres e inicia con la exploración del mundo exterior, esto genera que el principio de realidad intervenga en los procesos psíquicos, sobre todo en la descarga de la tensión, la cual la pospone hasta encontrar un objeto que realmente la satisfaga.

Éste, a su vez, provoca la aparición del proceso secundario, el cual se encarga de sustituir la acción por el pensamiento, es decir, presenta un mayor grado de “complejidad”, y con ello provee la creación del lenguaje como una función simbólica.

Ahora bien, ya se ha hablado acerca del ello y del Yo, no obstante, Freud plantea tres instancias psíquicas, la tercera aún no menciona es el súperyo, éste tiene la función de proveer de reglas y normas morales a la persona.

Durante la infancia temprana los padres ocupan el puesto que más adelante ocupará el súperyo, ya que éstos se encargan de cuidar al niño de los peligros externos y controlan los impulsos del niño. Conforma avanza en años, el menor comienza a introyectar las normas parentales.

Una vez que se presenta el complejo de Edipo el niño termina identificándose con el padre del mismo sexo y con ello, comienza a dejar muchas de las normas dadas por los progenitores para que comience a formar su propio código moral, esto culmina con la creación del súperyo. Al iniciar la etapa de latencia, el niño comienza a socializar ya que entra a la escuela comienza a conocer otro tipo de relaciones a parte de su familia.

Recuperado de Google Images el 6 de octubre de 2018

Finalmente, resulta importante mencionar a la violencia secundaria. Ésta no tiene una función estructurante, como lo es la primaria, sino que su intención es destruir, desobjetivizar, y genera un ataque directo al Yo y a su autonomía. Resulta sumamente nociva ya que puede provocar reacciones patógenas en la persona que la sufre, debido a la desestructuración que se observa durante ese proceso.

Con este breve bosquejo buscamos acercar más al lector acerca de temas que el psicoanálisis trata y que no resultan ser muy conocidos por la mayoría de las personas. Esperamos haber logrado, aunque sea, una breve curiosidad por saber más.

Referencias

  • Esparza, E. (2015). Fallas en la estructuración Psíquica. En E. Esparza, Los síntomas del TDAH, sólo la punta del iceberg. Clínica de lo negativo (tesis de doctorado).(págs. 103–142). Ciudad de México: Universidad Nacional de México. doi:10.13140/RG.2.1.4827.7360
  • Sánchez, J. (2008). Psicoanálisis. En L. Oblitas, Psicoterapias Contemporáneas (págs. 65–88). México: Cengage Learning.

--

--