¿ Qué papel juega el Padre en la estructuración psíquica del niño?

Stephanie LP
Psicopatología y personalidad 2020–1
9 min readSep 27, 2018

Stephanie López y Romi Martínez

En Freud ¿cómo aparece la figura paterna? es una pregunta que adquiere diferente significado a partir del momento teórico, podemos destacar su primer encuentro con ese adulto seductor que introduce violentamente a la sexualidad a la niña y que generalmente corresponde al padre.

Sigmund Freud comienza a esbozar las primeras alusiones a la figura paterna en sus investigaciones acerca de la teoría de la seducción, cuyo factor originario de la neurosis sería el recuerdo de episodios reales de seducción. Aquí es necesario detenernos en los Estudios sobre la histeria (Breuer & Freud, 1893-1895). Allí los autores plantean el mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos, donde la sexualidad aparece como uno de los grandes componentes de la histeria, causante de los traumas psíquicos que darán origen a la enfermedad. Estas vivencias sexuales tempranas de carácter traumático, sucedidas en la primera infancia, son despertadas por la influencia de la seducción de un adulto sobre el niño o niña. De esta forma, los autores introducen la teoría de la seducción, que plantea como génesis de la histeria a un trauma sexual, donde uno de los posibles agentes causantes sería el padre (Breuer & Freud, 1893-1895).

Con estos aportes, podemos advertir en la obra freudiana vestigios de las primeras referencias a la figura paterna. De acuerdo con lo observado, damos cuenta de un padre como figura existente, externa y tangible, a la cual el autor le brinda un lugar privilegiado en la seducción traumática.

Estos lineamientos continuarán su desarrollo en Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa (Freud, 1896). En este texto, el autor reanuda la noción de la teoría de la seducción, la cual explica la génesis de los síntomas histéricos a raíz de vivencias traumáticas, cuyos traumas son de contenido sexual, acaecidos en la niñez temprana.

No obstante, comienzan a surgir incertidumbres y sospechas acerca de la autenticidad de sus supuestos. Aunque este momento de su obra es muy importante y decisivo, pues pone en cuestión su concepto sobre la figura paterna en torno a su función en la etiología de la neurosis. Abandona esta hipótesis que encierra la teoría de la seducción, implicando una nueva concepción sobre la figura paterna: el padre ya no es un padre seductor. Esto se debe a la sospecha que tenía sobre el relato de sus pacientes histéricas, donde en cada uno de los casos los padres eran acusados de perversos.

De este primer acercamiento surge una apreciación fundamental: el lugar del padre en la teoría freudiana se desplaza de esa figura externa y material, para formar parte de una imagen interna, psíquica y fantaseada. El niño vivencia un conflicto de sentimientos hacia el padre: siente amor, respeto, admiración. No obstante, como resultado de los deseos amorosos dirigidos hacia la madre, el niño ve a su padre como un gran adversario, lo odia y desea ocupar su lugar.

Ya en 1905, en Tres ensayos de teoría sexual, surgen nuevas concepciones con respecto a la figura paterna y su nexo con el complejo de Edipo. Allí el autor trae nuevamente la noción de la seducción a sus escritos, aunque esta vez lo hace remarcando la importancia erógena de los cuidados del cuerpo de la madre hacia el hijo. Estos cuidados maternos excesivos son capaces de favorecer más adelante el devenir de la neurosis en el niño:

Sin duda, un exceso de ternura de parte de los padres resultará dañino, pues apresurará su maduración sexual; y también «malcriará» al niño, lo hará incapaz de renunciar temporariamente al amor en su vida posterior, o contentarse con un grado menor de este (Freud, 1905, p. 204).

Sin lugar a dudas, a partir de lo antedicho, se desprenden las primeras ideas de lo que más adelante Freud va a definir como la barrera del incesto, la cual no permite que la elección de objeto sexual en la madurez reincida sobre los padres. Con
respecto a esto último, el autor expresa que en la pubertad, los jóvenes deben desprenderse de las investiduras familiares y emplear una búsqueda hacia elementos sociales más amplios. Así, todo sujeto debe apartar y doblegar sus fantasías incestuosas, de no cumplirse esto, devendría en el sujeto una neurosis (Freud, 1905).

A causa de este este rechazo de las fantasías incestuosas, “(…) se consuma uno de los logros psíquicos más importantes, pero también más dolorosos, del período de la pubertad: el desasimiento respecto de la autoridad de los progenitores (…)” (Freud, 1905, p. 207).
El autor continúa planteando algunas características sobre estas postulaciones, lo cual nos permite identificar una analogía entre la psicopatología y el complejo de Edipo no resuelto. De acuerdo con lo dicho, la función de la barrera del incesto cumpliría un papel fundamental para el equilibrio psíquico. Consecuentemente, y teniendo en cuenta la relación que se establece entre la figura paterna y la prohibición del incesto, podemos suponer que el bienestar psíquico del sujeto está en gran parte asociado a la función que cumple la figura paterna.

La función paterna, desde la óptica de Lacan, sólo adquiere tal dimensión en la medida en que la metáfora paterna logra reprimir el deseo materno; en tanto ella acepta la prohibición del incesto. Así se prepara la declinación del edipo, en la medida en que el niño acepta la castración simbólica que efectúa el padre al separarlo de la madre, como no siendo el falo.

La función paterna posibilita esa condición de falta en la existencia del sujeto, abriendo un vacío que no puede ser colmado. Esta falta posibilita el deseo, la demanda, siempre metonímica, inagotable pues remite a la carencia generada siempre por la castración.

La función del padre simbólico como soporte de la ley al prohibir el incesto, posibilita el ingreso del sujeto al orden de la cultura y accediendo el niño a la metáfora paterna se instala en el orden simbólico. Al darle un nombre propio, lo sitúa como integrante respecto a un linaje de generación.

Al nacer el niño es un ser que depende del acomodamiento de un conjunto de condiciones que aseguren, den sentido a su existencia y activen su vida psíquica, es en este sentido que los padres tienen como función garantizar un entorno donde el niño pueda encontrarse a sí mismo, desarrollarse como persona y descubrir el mundo. Es así que “En este vínculo entre los padres y el hijo tanto la madre como el padre desempeñan un papel esencial, el padre es una figura valorizante que brinda apoyo para que la madre pueda realizar su función.” (Esparza E., 2015, p.111). La madre a su vez, como decía Lacan es la que introduce la metáfora paterna en la mente del niño es ella quien al tener inscrito en su propia mente la figura del tercero (el padre) va a presentarlo como una metáfora y luego como un significante al hijo durante el continuo desarrollo de la psique. Es en el primer año de vida que el padre es quien brinda y entrega el apoyo vital, logístico y amoroso, a la madre, quien en esos primeros meses es la que le da el fundamento a la personalidad del niño.

Es entonces que la figura paterna y su paternidad tiene una relevante importancia en la formación del psiquismo del niño (Biller, 1993), el padre como principio de autoridad y representante del orden y la ley está presente para respaldar la autoridad materna estableciendo de esta manera una jerarquía en la relación del niño con la madre, es el padre quien establece los límites en la relación entre el niño, su madre y sus iguales. Por lo tanto, la figura paterna es una forma vivida por el bebé con angustia, debido a su condición de ser el primer objeto que interfiere en su fusión imaginaria con la madre.

Para Rómulo Lander (2015):
La función del padre refiere a la presencia de una figura paterna que será la que rompe la dupla narcisista que la madre desarrolla normalmente con su hijo o hija. La madre y el bebé en el primer año de la vida establecen una relación de objeto tan intensa y exclusiva que ha sido denominada oral simbiótica. En esa época oral el Yo [Ego] de ambos [madre e hijo] se funden en uno solo. No aparece la discriminación sujeto-objeto. Solo existe el <Yo soy Tú> y <Tú eres Yo>. Es decir son la misma persona. No aparece el <Yo soy Yo> y el <Tú eres tú>. Esa dupla simbiótica debe romperse y es el padre quien se interpone y rescata, por un lado al niño al separarlo de su madre y por el otro, a la madre al reservarla para sí mismo. Por eso decimos que la función paterna rompe la dupla atrapadora madre-hijo. Es decir va a terminar con esa exclusividad dual narcisista.

Esta relación constituida entre el padre y el niño como ya se mencionó le permite construir su propio ideal de Yo, que en primera instancia no es otra cosa que la identificación con la ley del padre y en segunda instancia, de esta identificación con el padre pasa a un proceso emancipatorio donde el niño se da a sí mismo sus propias normas.

Por otro lado un padre que es la figura fuerte dentro de la estructura familiar permite al niño aprender a registrar y procesar lo que siente hacia los demás a la vez que toma en cuenta los sentimientos ajenos y genera empatía también tendrá la posibilidad de ser más asertivo en sus relaciones. En cambio cuando el padre es el miembro débil de la pareja, como lo señala Winnicott, el niño inhibe masivamente sus impulsos y su espontaneidad por temor a su propia destructividad. El niño introyecta la figura paterna, cuando esta corresponde a la de una figura débil, entonces el control de los propios impulsos ocurrirá de manera precoz, convirtiéndose el niño también en un ser débil en las relaciones con los demás. El padre al ser esta figura débil en la estructura familiar es percibido por el niño como ausente, como la figura que no corrige o impide que suceda algo malo, es entonces que la relación entre el niño y la madre se vuelve más íntima a lo que Benedek llama “simbiosis emocional”, entonces el niño no logrará arriesgarse a la supervivencia sin el lazo con su madre y sus actos, en este sentido serán más el resultado del impulso que de la diferenciación con lo cual acarreará consigo una gran confusión pues termina dañando al ser que más ama. (Carmona F., 2006).

El padre también es quien asigna lugares y roles dentro de la familia a la vez que protege el círculo familiar, es quien promueve la salida de los hijos del hogar y el que les permite hacer su propio proyecto de vida y también es quien asegura la apertura de la familia a la sociedad. Entonces podríamos decir que a mayor presencia del padre en la vida del niño mejor es su proceso de individuación con respecto a la madre y su ausencia haría más conflictivo dicho proceso, es así, que la figura paterna, como lo mencionamos anteriormente, es una parte indispensable en la familia para el desarrollo psíquico y social del hijo.

A modo de síntesis, podemos decir que Freud logró advertir la función que desempeñan las fantasías en los procesos psíquicos, lo que llevó al descubrimiento de la sexualidad infantil y del complejo de Edipo. Paralelamente, se observa la modificación gradual de su postura teórica en relación a la figura del padre, de la cual hemos hecho un breve recorrido, mencionando las primeras referencias de la misma en la obra freudiana. Y consecuentemente, la postura de Lacan respecto a este papel en la construcción psíquica.

Referencias
- Biller, H.B. (1993), Fathers and families. Paternal factors in child development. London, Auburn House.
- Carmona, F. J. (Dic. 2006), El papel del padre en la estructuración psíquica del niño desde Winnicott. Revista electrónica de la Facultad de psicología, núm, 12, Recuperado el 24 de septiembre del 2018, en http://www.funlam.edu.co/revistas/index.php/poiesis/article/view/402/378
- Esparza E. M. (2015), Los síntomas del TDAH, sólo la punta del iceberg. Clínica de lo negativo. Tesis de posgrado. Universidad Nacional Autónoma de México.
- Lander, R. (Nov. 2015), Función paterna. Recuperado el 24 de septiembre del 2018, en, http://www.romulolander.org/859/
Blanca Aranda Boyzo, et al. La Función Paterna en la Clínica Psicoanalítica. Artículo recuperado el 27 de Septiembre del 2018, en http://www.iztacala.unam.mx/carreras/psicologia/psiclin/numerotres/funcionpaterna.html
-Sintia Noelia Sanjurjo Píriz (2017).La importancia de la Figura Paterna en la construcción de la subjetivación infantil. Tesis de grado. UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA URUGUAY, Facultad de Psicología. Recuperado el 27 de septiembre del 2018 en https://www.google.com.mx/url?sa=t&source=web&rct=j&url=https://sifp.psico.edu.uy/sites/default/files/Trabajos%2520finales/%2520Archivos/tfg_-_noelia_sanjurjo.pdf&ved=2ahUKEwj1iZ3f5tvdAhWJ0VMKHUDbBycQFjAAegQIBhAB&usg=AOvVaw0Fo3V3ukjbpuMgFJqAxsY7

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