TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA

En este trabajo se expondrá las características y componentes del trastorno de ansiedad generalizada, comenzando con una explicación general de este trastorno para después abordarlo desde el enfoque psicoanalítico, posteriormente se mencionara su epidemiología, se finalizará con las intervenciones que se han propuesto para su tratamiento y las conclusiones respecto a la información expuesta.

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La ansiedad proviene del latín anxietas, congoja o aflicción. Se define como “una respuesta emocional que se presenta en el sujeto ante situaciones que percibe o interpreta como amenazantes o peligrosas, aunque en realidad no se pueden valorar como tal, esta manera de reaccionar de forma no adaptativa, hace que la ansiedad sea nociva porque es excesiva y frecuente; que se manifiesta en múltiples disfunciones y desajustes a nivel cognitivo, conductual y psicofisiológico” (Virues, 2005,p.1).

Cuando esta es frecuente e intensa se comienza a hablar de un trastorno mental, lo que resulta en algunos tipos, que de acuerdo al Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V; APA, 2013) son: Trastorno general de ansiedad, Trastorno de angustia sin agorafobia, Trastorno de angustia con agorafobia, Agorafobia sin historia de trastorno de angustia, Fobia específica, Fobia social, Trastorno obsesivo-compulsivo, Trastorno por estrés postraumático, Trastorno por estrés agudo, Trastorno de ansiedad debido a enfermedad médica, Trastorno de ansiedad inducido por sustancias y Trastorno de ansiedad no especificado.

En el caso del Trastorno de Ansiedad Generalizada (a continuación TAG) su ocurrencia es debida a la preocupación y ansiedad sobre una variedad de eventos y situaciones que ocurren en la mayoría de los días durante un mínimo de 6 meses. La preocupación y la ansiedad son excesivas, difíciles de controlar y acompañadas de varios síntomas. Estos incluyen inquietud, tensión muscular, irritabilidad, fatiga y dificultades en la concentración o el sueño. Entre las situaciones y los eventos de preocupación están la mayoría de los asuntos cotidianos, como asuntos financieros, familiares o de salud (DSM-V; APA, 2013 citado por Beesdo y Hilbert, 2015).

Los factores de riesgo, más investigados y que muchos de ellos aún son propuestas, para desarrollar este trastorno son: la genética, la personalidad, el estilo de apego, los eventos estresantes de la vida y los estilos de afrontamiento disfuncionales (Beesdo y Hilbert, 2015). Para este trabajo sólo nos concentraremos en los factores de personalidad, estilo de apego y de enfrentamiento, los cuales dicen que las personas con TAG cuentan moderadamente con el temperamento negativo y el neuroticismo (Brown y Naragon-Gainey 2013; Gamez et al. 2007 citados por Beesdo y Hilbert, 2015). Presentan un patrón de temor a lo desconocido, interpretan las situaciones como comportamientos amenazantes y evitan tales situaciones (Carleton 2012 citado por Beesdo y Hilbert, 2015), incluidas construcciones como la prevención de daños (Rettew et al. 2006 citado por Beesdo y Hilbert, 2015), inhibición del comportamiento (Maack et al. 2012; Beesdo et al. 2010 citado por Beesdo y Holbert, 2015) o intolerancia a la incertidumbre (Read et al. 2013 citado por Beesdo y Hilbert, 2015). En particular, el TAG se asocia negativamente con el control percibido sobre las condiciones de vida, los eventos estresantes y los estados emocionales (Brown y Naragon-Gainey citado por Beesdo y Hilbert, 2015). Lo que nos lleva al siguiente factor: estilos de apego, del cual Beesdo y Hilbert (2015) bajo la investigación de varios casos de TAG encuentran que las personas cuentan, en su mayoría, con estilos de apego pobre o inseguro; hay una inadecuada regulación emocional; en la historia de vida las personas reportan haber sufrido rechazo por parte de sus madres (Cassidy et al, 2009 citado por Beesdo y Hilbert, 2015) y en el otro extremo, sobreprotección (Beesdo et al, 2010 citado por Beesdo y Hilbert, 2015); y otros tantos reportan haber sido abandonados en la infancia. Respecto a los estilos de afrontamiento se ha registrado que las personas con TAG cuentan con estrategias ineficientes como la auto culpabilidad, la catastrofización y la rumia (Legerstee et al. 2011 citado por Beesdo y Hilbert, 2015) y las estrategias disfuncionales clínicamente bien conocidas, como la búsqueda de confianza (Cougle et al. 2012 citado por Beesdo y Hilbert, 2015) y la evitación cognitiva ( Olatunji et al. 2010 citado por Beesdo y Hibert, 2015). La especificidad de tal comportamiento inadaptado para TAG está algo menos investigada; sin embargo, la rumia en particular parece ser característica para el TAG en comparación con otros trastornos de ansiedad (Legerstee et al. 2011 citado por Beesdo y Hilbert, 2015).

Con estos factores expuestos voy a continuar con la explicación de este trastorno desde un enfoque psicoanalítico, para el cual primero debemos saber que en este enfoque se hace referencia a la angustia en lugar de ansiedad, esto es porque se empleó el término Angst que se tradujo al inglés como Anxiety (Campos, 2017), como segundo la angustia se conceptualiza como una reacción frente a situaciones de peligros externos (realista u objetiva) o internos (amenazas pulsionales) (Freud Obras completas, 1992; Gallatero, Guimón, Echeburúa, Yllá y Gonzales de Rivera, 1989).

El enfoque psicoanalítico tiene dos estudios importantes sobre la angustia realizados por Freud, en el primer estudio la neurosis de angustia nos dice que “ es la vía de salida transformada de la excitación acumulada (libido) por una represión”, postura que cambia posteriormente en el estudio de las neurosis actuales y explica que “la psique cae en el afecto de la angustia cuando se siente incapaz para tramitar, mediante la reacción correspondiente, una tarea (un peligro) que se avecina desde afuera; cae en la neurosis de angustia cuando se nota incapaz para reequilibrar la excitación (sexual) endógenamente generada. Se comporta entonces como si ella proyectara la excitación hacia afuera”. Respecto a lo endógeno lo utiliza para referirse a la alimentación, sexo, etc. Y distingue a la angustia, de manera clara, en angustia señal y angustia automática (Freud Obras completas, 1992).

La angustia señal se distingue de la automática porque anuncia la inminencia de ese trauma, en cambio la angustia automática es la reacción directa y automática frente a un trauma (Freud Obras completas, 1992).

Por lo que para este trabajo solo me centraré en la angustia señal, bajo el criterio de la comparación, de los trastornos de ansiedad por el DSM-V y los trastornos que propone el enfoque psicoanalítico, por Gallatero et al (1989) en su artículo Etiología de la ansiedad, donde explica que para el enfoque psicoanalítico el TAG equivale a la angustia señal. Y se relacionarán los síntomas ya expuestos con este enfoque.

Continuando con la explicación acerca de la angustia señal, Freud nos dice que es la respuesta del yo a la amenaza de una situación traumática, amenaza que constituye una situación de peligro. Aunque los peligros internos cambian en las distintas etapas de la vida (Figura 1), tienen como carácter común el implicar la separación o pérdida de un objeto amado, o la pérdida de su amor; esta separación o pérdida puede, por diversas vías, conducir a una acumulación de deseos insatisfechos y, por ende, a una situación de desvalimiento (Freud Obras completas, 1992).

Tales insatisfacciones displacenteras provocan que el yo señale y emprenda una defensa normal con el fin de evitar un estallido grave de angustia, en caso de no lograrlo se ve afectado el punto de vista económico y la angustia comienza a ser síntoma.

De esta manera y recapitulando los factores de riesgo ya mencionados, se puede señalar que hay una relación entre los rasgos de personalidad, estilos de apego y de afrontamiento que mencionan Beesdo y Hilbert (2015) en su investigación sobre las personas con TAG con lo propuesto por Freud en sus estudios de neurosis de ansiedad y neurosis actuales; ya que ante tales circunstancias mencionadas (apego inseguro, rechazo por parte de la madre, maltrato infantil, etc) puede afirmarse como riesgo para el origen de este trastorno que mantienen el estado de angustia, con el fin de evitar llevar al yo a un estallido aún más grave de angustia, misma que ya ha experimentado con anterioridad. Además de que señalan etapas de vida importantes para la constitución del yo y de sus defensas para tramitar tales situaciones y también porque el TAG no es consecuencia, aparentemente, de algún evento.

¿Qué tan frecuente es el TAG en la población?

En Europa y Estados Unidos afecta del 6% a 8% de su población en cuidados primarios (Montgomery, 2010), y respecto a México y Estados Unidos está presente en el 6.4% a 7.6% de su población (Echeburúa, 1995 citado por Virues, 2005) con una incidencia excesiva de las mujeres, en las cuales el trastorno se observa con el doble de frecuencia que en los hombres. Su prevalencia de por vida oscilan entre el 1.7 y el 5%; las estimaciones de prevalencia a 12 meses son solo ligeramente inferiores entre el 1.2 y el 4,6%; la prevalencia puntual es 1-2% (Lieb et al. 2005; Wittchen et al. 2011; Kessler et al. 2012; Beesdo et al.2009 citados por Beesdo y Hilbert, 2015). La primera aparición de TAG puede ocurrir en cualquier momento desde la infancia hasta la edad adulta tardía. En comparación con otros trastornos de ansiedad, la edad media de inicio es a los 30 años relativamente tarde (Kessler et al. 2012 citado por Beesdo y Hilbert, 2015). La incidencia aumenta considerablemente en la adolescencia (Burstein et al. 2013; Copeland et al. 2014; Beesdo et al. 2010 citados por Beesdo y Hilbert, 2015) después de lo cual emergen constantemente nuevos casos hasta la vejez (Kessler et al. 2012).

Reportando síntomas en un 47.8 % de quejas somáticas, 34.7% dolor y 32.5 % perturbación del sueño (Wittchen et al, 2002 citado por Montgomery, 2010) de los considerados para diagnosticar TAG según el DSM-V.

Intervención.

El tratamiento farmacológico es el tipo más común de tratamiento en pacientes con TAG (Wittchen et al. 2002 citado por Beesdo y Hilbert, 2015). En general, alrededor del 60% de los pacientes con TAG reconocidos en atención primaria son tratados por su médico general, mientras que solo el 20% de los pacientes son remitidos a atención especializada (psicoterapeuta, psiquiatra)( Bessdo y Hilbert, 2015). Desafortunadamente, las tasas de tratamiento en general son considerablemente más bajas debido a la falta de reconocimiento o falta de tratamiento a pesar del diagnóstico del trastorno (Wittchen et al. 2002 citado por Beesdo y Hilbert, 2015). Y en su tratamiento psicológico el enfoque más utilizado es el cognitivo conductual, debido a su amplia investigación respecto a su eficacia y su efecto, usa la relajación aplicada, desensibilización del autocontrol, autocontrol de la preocupación, control de estímulos, reestructuración cognitiva y diversas formas de manejo de la ansiedad (Hoyer y Gloster 2009 citado por Beesdo y Hilbert, 2015). Sin embargo se reconoce la necesidad de un tratamiento más personalizado o personalizado basado en las características del paciente (Beesdo y Hilbert, 2015).

Conclusiones

El Trastorno de Ansiedad Generalizada es importante ya que su presencia en la población mundial es considerable y por ende su buen diagnóstico permitirá intervenir y mejorar las condiciones de vida de aquellos que la desarrollan, sin embargo como ya se vio sus características al ser fáciles de confundir con otras pertenecientes a otros trastornos dificultad su detección y por ende su intervención. La cual, como se menciona, es muy general y poco personal a lo que propondría un incremento de abordaje desde otro enfoque, como el psicoanalítico ya que este permitirá llegar a una etiología psicológica, es decir más profunda que considere lo emocional-cognitivo, para disminuir este estado permanente de angustia-ansiedad; y así enriquecer su estudio en este enfoque, porque uno de los problemas a los que me enfrente fue la poca información específica respecto al trastorno.

Referencias

American Psychiatric Association (APA). (2002). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-IV-TR. Barcelona. Masson.

Beesdo, K y Hilbert, K. (2015). Chapter: Generalized Anxiety Disorder of Anxiety Disorders and Gender. Switzerland. Springer International.

Campos, A. (2017). Las diferencias entre ansiedad y angustia. Universidad de Barcelona. Barcelona, Madrid. Consultado en: https://psicologiaymente.com/clinica/diferencias-ansiedad-angustia

Gallatero, J., Guimón, J., Echeburúa, E.,Yllá, L y Gonzales de Rivera, J. (1989). La Etiología de la Ansiedad. España. Monografías de Psiquiatría, Vol. I, №4. Consultado en: http://www.psicoter.es/pdf/etiolog_ansiedad.pdf?fbclid=IwAR3By7CRexKoQ8t_uv2kkR1NSeHS0py8DEQugymqgsJw0ItzvxQlYD2r_QQ

Freud Obras Completas. (1992). Inhibición, síntoma y angustia. Tomo XX. Buenos Aires. . Amorrortu editores. Consultado en: http://www.bibliopsi.org/docs/freud/20%20-%20Tomo%20XX.pdf?fbclid=IwAR3P6SLA8H4cZGHFS1n5ixAE2mFBj9-xOSdH9DRxZOHp5gXCoxcES5uCXTo

Montgomery, S. (2010). Handbook of Generalised Anxiety Disorder. London. Springer HeatlCare.

Virues, A. (2005). Estudio sobre ansiedad. Revista PsicologiaCientifica.com, 7(8).Consulatdo en: http://www.psicologiacientifica.com/ansiedad-estudio

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