VIOLENCIA PRIMARIA

Carolina Ríos
Psicopatología y personalidad 2020–1
3 min readSep 29, 2018

Espinosa, José María & Ríos, Carolina

Recuperado de: https://www.kdnovelties.com/blog/2017/10/its-never-too-early-to-learn-to-read/

Antes del nacimiento de un bebé el espacio en el que se desarrollará ya comienza a ser construido, es decir, tanto físico como psíquicamente. La madre, es la que tendrá un rol principal, pues es quien dará inicio a la vida psíquica del niño, pero ¿cómo lo hace? . Cuando el bebé nace, llegará a un ambiente relacional en el cual la madre se encargará de ser y establecer esa “portavoz del discurso cultural” (Esparza,2015,pp.111), es decir, ese discurso que ella ya tiene en su psique, el cual le fue de igual manera enseñado (premodelado), en donde ella ya tiene identificados por decirlo así, ciertas prohibiciones que están en la sociedad en que se encuentra, que le transmitirá al bebé. Y es así como la psique del infans comienza a ser construida.

Recuperado de: http://biut.latercera.com/maternidad/2018/02/estudio-revela-que-el-olor-de-bebe-produce-el-mismo-efecto-que-las-drogas-en-el-cerebro-de-las-madres/

Cabe señalar que, “cuando hablamos de las producciones psíquicas de la madre, nos referimos en forma precisa a los enunciados mediante los cuales habla del niño y le habla al niño. De ese modo, el discurso materno es el agente y el responsable del efecto de anticipación impuesto a aquel de quien se espera una respuesta que no puede proporcionar; este discurso también ilustra en forma ejemplar lo que entendemos por violencia primaria” (Castoriadis-Aulagnier, 2001,pp. 33).

De esta manera, la psique del bebé empieza a estructurarse a partir del contacto con la madre; ella es la “representante” de la cultura y la corresponsable -junto con el padre- de transmitirle al infante todos aquellos enunciados que le van a permitir constituir su propio psiquismo. Esos enunciados o la “sombra hablada” (Esparza, 2015; p. 105) representan para los padres una relación prenatal con la imagen del bebé, pues no sólo imaginan a su hijo(a) ideal, sino que la cultura internalizada en las estructuras psíquicas de los progenitores provee de los enunciados que conformarán las cláusulas de una especie de “contrato” en el que los padres se comprometen a imponer un modelo social dominante y asegurarle un lugar en el grupo. Este contrato es el que Castoriadis-Aulagnier (1975; en Esparza, 2015; p. 118) llamaría el “contrato narcisista.

Recuperado de: https://www.google.com/url?sa=i&rct=j&q=&esrc=s&source=images&cd=&cad=rja&uact=8&ved=2ahUKEwjp_ISezeDdAhUFH6wKHZ0wBwwQjRx6BAgBEAU&url=https%3A%2F%2Far.pinterest.com%2Fpin%2F488007309615103169%2F&psig=AOvVaw3K7Pe48pyjp1h3bk2uJ0rc&ust=1538323747867296

Pero, ¿por qué violencia? Porque el infante no está dando su consentimiento para esta imposición de la sombra hablada. Se puede decir que los padres se encargan de que el psiquismo del infante sea como la sociedad espera que sea y eso lo hacen imponiendo; a cambio, reconocen al bebé como parte de la familia y, por lo tanto, de la sociedad, lo que va a implicar en el futuro reproducir estas mismas imposiciones.

REFERENCIAS

Esparza, E. (2015). Los síntomas del TDAH, sólo la punta del iceberg. Clínica de lo negativo. Tesis de doctorado. Colegio Internacional de Educación Superior (CiES). Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/301767173_Los_sintomas_del_TDAH_solo_la_punta_del_iceberg_Clinica_de_lo_negativo

Castoriadis, P. (2001). La violencia de la interpretación: del pictograma al enunciado. Buenos Aires: Amorrortu editores.

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