Escena 4. Observación pausada

cafetero
Psiqueatrico
Published in
3 min readNov 23, 2016

Hace una semana que me quitaron los grilletes. He podido salir de la habitación y ver al resto de personas que están aquí. Esto es realmente un hospital psiquiátrico, aunque sigo sin entender qué hago aquí.

Los 5 días que estuve en la cama me dieron mucho tiempo para pensar. Las últimas semanas habían sido toda una odisea, de la noche a la mañana me había involucrado en un asunto que ponía mi vida en peligro. Eso me ha traído aquí. Aunque parece que estoy a salvo. Protegido.

La protección me resulta tan consoladora como angustiante. Es un sentimiento algo extraño, que no sé si soy capaz de expresar. Estoy a salvo, pero atrapado en esta salvación. No hay salida posible.

Me paso el día sin hacer nada. He preferido pasar desapercibido. Nada más salir de la habitación vi cómo un chico empezaba a protestar por la medicación que le daban. Protestaba de forma enérgica, y empezaron a aparecer enfermeros (al menos se juntaron 10). Y se lo llevaron a la habitación de la que yo acababa de salir.

Allí comprendí que no podía protestar, ni tratar de demostrar mi situación real, como justamente pensaba hacer en aquel momento. Eso me llevaría de nuevo a aquel infierno de inmovilidad, con esa terrible luz en el techo que no se podía evitar. ¡No quiero volver a esa habitación!

He pasado toda la semana en estado de silencio. Apenas he cruzado saludos con el personal, unas pocas palabras con las otras personas que están aquí como yo. Me he dedicado a observar, y a escribir en mi cuaderno (es lo único que me dejan tener). Me han quitado mi portátil y mi móvil. Según me han dicho me lo devolverán cuando me vaya. Solo puedo hacer llamadas, y desde una cabina telefónica que por lo que he oído, se traga una de cada dos monedas que echas.

No he llamado a mi madre. El psiquiatra, en la única entrevista que hemos tenido, me dió instrucciones de no hacerlo hasta que pasara algo de tiempo. Un día me acerqué a la cabina, por pura curiosidad, y un auxiliar enseguida me increpó recordándome que no podía realizar llamadas por orden del doctor. ¡Cómo me costó morderme la lengua!

No he podido hablar mucho con el médico. Como he dicho solo hemos tenido una entrevista, además de aquel penoso encuentro en la habitación. Me preguntó nuevamente por cómo me sentía, en esa ocasión fuí algo más cortés. Creo que voy entendiendo un poco cómo funciona esto.

El médico se limitó a explicarme que tenía esquizofrenia paranoide, y que iba a iniciar un tratamiento. El tratamiento consta de 12 pastillas diarias. Soy el que menos pastillas toma de mi mesa en el comedor. Los nombres son raros, y para ser sinceros, tengo el pensamiento bastante espeso como para recordar alguno…

Me gustaría poder tener un listado de las pastillas que tomo, y una conexión a internet para informarme, porque estas pastillas me tienen todo el día atontado.

Me siento como en una espesa nube. Me cuesta mucho levantarme por las mañanas. Aunque no tengo otra opción. Me hacen duchar cada puñetera mañana, esté con ganas o no, lo necesite o no. No tengo alternativa.

Las amenazas son constantes. Por ahora me he librado, pues estoy tratando de no dar problemas y de hacer todo lo que me piden. Pero a mi compañero de celda, quiero decir, de habitación, lo amenazan cada mañana con quitarle los permisos (los permisos sirven para poder salir a la calle durante 1 hora al día, en concreto de 16 a 17h).

Espero pronto tener un plan. Todavía me queda algo de tiempo para conocer bien este sitio. El murmullo de voces ha mejorado. Voy escuchando algo de lo que dicen, y hay momentos en los que tengo silencio total. El problema es que con esta pesadez mental no consigo atar cabos. Créeme que lo estoy intentando…

--

--

cafetero
Psiqueatrico

Inquieto y errante... Curioso tecnológico y kindleriano acérrimo ⏳