Escena 1. “La captura”

cafetero
Psiqueatrico
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3 min readNov 1, 2016

Camino por el centro de Barcelona, sorteando las callejuelas del Rabal con paso acelerado. Dos hombres me siguen. Me observan. Mis pies están cansados. Llevo al menos 6 horas sin parar de caminar. No he podido quitármelos de encima.

Agotado, hago una prueba. Me paro en la terraza de una cafetería. Se paran a lo lejos, sin perder detalle de lo que hago. Trato de hacer como si nada pasara, saco mi portátil y activo el tethering de mi móvil. Observo que se sientan en un banco, hablan entre ellos mientras vigilan mis movimientos.

El camarero viene a tomar nota de mi consumición. Hay algo en él que me resulta extraño. Dadas las circunstancias no puedo fiarme de nadie.

Me conecto a mi correo y reviso mis feeds. De pronto oigo algo, una voz surgida en mi interior parece acudir a mi auxilio. Me dice que coja mis cosas y vaya al wc. Así que sigo sus instrucciones. Entro al lavabo y allí me encuentro con una chica. Me sorprendo de que esté en el servicio de hombres. Pero rápidamente me doy cuenta del por qué…

Me dice que no tenemos tiempo. Que he de seguir sus instrucciones al pie de la letra, que es cuestión de vida o muerte. Aquello que conozco es algo peligroso para “los 8”. Empiezo a discutir con ella. Le digo que me han seguido durante todo el día, que quién es ella exactamente y por qué debería confiar en ella. Me repite que no hay tiempo.

De pronto aporrean la puerta. Me temo lo peor. Dice ser el dueño de la cafetería. Me exige que salga “ahora mismo” del wc. Le digo que no pienso salir. La chica que me acompaña así me lo indica también. Dice que llamará a la policia. ¿Me podré fiar de la policia? ¿Estará comprada por “los 8"?

Llevo una hora encerrado en el lavabo. Durante este tiempo he discutido fuertemente con mi acompañante. He conseguido sacarle su nombre, aunque ha sido difícil. La he cogido por el cuello mientras ella me gritaba que no era el enemigo, sino que había venido a ayudarme. Que era peligroso que supiera su nombre.

Su nombre es Joanna. Saberlo no me ha dejado tranquilo, ya que ese nombre me recuerda a alguien de mi pasado. No es momento de remover el cajón de mierda. La situación es crítica.

Vuelven a picar a la puerta. Dicen ser los Mossos d’Esquadra (la policia de Barcelona). ¿Me puedo fiar de ellos? ¿Me protegerán? Joanna me dice que no. No le falta razón.

Tras media hora golpean la puerta hasta que consiguen abrirla. Me cogen entre seis agentes. Intento defenderme, pero no consigo mucho. Me inyectan algo y comienzo a sentirme débil y mareado. Todo me da vueltas mientras escucho a Joanna diciéndome que la he cagado. “Todo está perdido” -me dice-.

Estoy atado a una camilla. Voy en una ambulancia. Tengo náuseas y todo me da vueltas. ¿A dónde me llevan? ¿Me matarán? ¿Querrán sacarme información? ¿Querrán silenciarme? Joanna se ha ido, sin embargo hay una voz que no para de decirme que estoy perdido, que la he cagado, que soy un mierdas…

El pánico se apodera de mí, como un sigilo en mi interior que lucha por no sucumbir a la droga que me han inyectado. Me siento como encerrado en una jaula, que es mi cuerpo, sin poderme defender, sin poder huir, sin poder gritar. Lo intento pero no puedo soltar más que murmullos…

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cafetero
Psiqueatrico

Inquieto y errante... Curioso tecnológico y kindleriano acérrimo ⏳