Mitos y Verdades acerca de las Terapias Cognitivo-Conductuales

Martina Cantaro
Psychology and Neuroscience
3 min readSep 27, 2014

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Actualmente las terapias cognitivo-conductuales (TCC) son cada vez más difundidas en el mundo. Sin embargo, en Argentina cuentan con menor difusión, por lo que a menudo se las juzga en base a preconceptos que no representan acertadamente sus principios teóricos ni sus prácticas.

Mito: Las terapias cognitivo-conductuales no tienen en cuenta la subjetividad de la persona y nos trata como a los perros de Pavlov: sólo somos máquinas de producir respuestas a estímulos.

Realidad: Si bien este modelo se basa en la tesis conductista de que la conducta humana es aprendida, considera que este aprendizaje no se limita a un simple vínculo asociativo entre estímulos y respuestas sino que se vincula a relaciones de significado personales, esquemas cognitivos o reglas. Los aspectos cognitivos, afectivos y conductuales están interrelacionados, de modo que un cambio en uno de ellos afecta a los otros dos componentes. Entonces, no se puede tomar la conducta aislada sin comprender qué significado tiene para el individuo, ya que el significado forma parte de la estructura que se intenta modificar. Aún más, entre los objetivos de un tratamiento pueden encontrarse el modificar el significado que una conducta tiene para el paciente, para poder modificar esa conducta.

Mito: Terapias cortas = resultados menores

Realidad: Se juzga a las terapias cortas en base a la idea preconcebida de que una terapia debe durar varios años para ser efectiva. Pero si pudiéramos obtener los mismos resultados con menor demora, ahorrándole al paciente no sólo tiempo y dinero sino años de sufrimiento, ¿sería ético tomar el camino más largo?

La duración media de una terapia cognitivo-conductual oscila entre las 10 y 20 sesiones, mientras que las psicoanalíticas suelen durar varios años y no es raro escuchar que una persona ha estado en terapia durante 10 años de su vida. ¿podemos hablar de efectividad de una terapia si estamos en el consultorio durante años sin obtener los resultados que buscamos? Y si luego de varios años el paciente comienza a mejorar, ¿podemos afirmar fuera de duda que el cambio se produjo gracias a la terapia, o bien por los cambios que inevitablemente se producen en la vida de la persona, como conseguir pareja o cambiar de trabajo? Y si verdaderamente la terapia más larga fue la causa de la mejora, ¿no podría haber conseguido los mismos resultados con un menor gasto de tiempo, dinero, y sufrimiento?

Es ético ofrecer al paciente la manera más rápida de resolver su sufrimiento, evitándole prolongar el malestar y ahorrándole tiempo y dinero.

Mito: Si lo reprimido no se va, el síntoma vuelve

Realidad: Freud postuló que la causa de los síntomas se encontraba en que un pensamiento reprimido permanecía en el inconsciente, y la cura consistía en hallarlo y tramitarlo. Desde este supuesto hipotético se critica a las TCC por no buscar lo reprimido, y se supone que por esta causa el paciente no mejoraría.

Lo cierto es que muchos males psíquicos son propensos a la remisión, independientemente del marco teórico con el que se los trate. Las adicciones o los trastornos alimentarios, por ejemplo, suelen presentar recaídas y múltiples altibajos. Esto no significa necesariamente que haya un elemento reprimido causando la recaída. De hecho, en la práctica, las terapias cognitivo-conductuales son las que han demostrado mayor efectividad, rondando el 50% de resultados exitosos. Se requiere realizar mayor investigación para mejorar aún más esta cifra.

Por otra parte, las terapias cognitivo-conductuales han mostrado un gran índice de efectividad en patologías que el Psicoanálisis atribuye a ideas reprimidas, como la fobia específica y el trastorno por pánico (trastornos de ansiedad). Entre el 80% y 90% de los pacientes que realizaron terapia cognitivo-conductual alcanzaron la remisión completa, y estos logros se mantienen incluso 2 años después de finalizado el tratamiento. Si la hipótesis del significante reprimido fuera cierta, las TCC no serían las terapias con mayor índice de éxito.

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