El éxito de Masacre

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Punto y coma
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7 min readMar 9, 2016

RRob Liefeld y Fabian Nicieza crearon a Deadpool (que llamaré en adelante Masacre) en 1991. Nació para ser un villano de apariciones ocasionales, poco más que un comodín para rellenar un par de viñetas sueltas en algún cómic mutante corto de actores y terminó con una publicación mensual para él solo y protagonizando su propia película.

¿Cómo se convirtió este secundario en un fenómeno de masas?

Rob Liefeld fue el encargado de darle forma y superpoderes. Allá por principios de los 90 ideó un personaje para Marvel, concretamente un antagonista de bajo calibre para Cable y los mutantes de X-Factor, que resultase una mezcla de sus superhéroes favoritos (Rob estaba un poco frustrado con su carrera en ese momento).

Nació para ser un villano de apariciones ocasionales, poco más que un comodín para rellenar un par de viñetas sueltas en algún cómic mutante corto de actores y terminó con una publicación mensual para él solo y protagonizando su propia película

Al parecer este era un modus operandi habitual en Rob «Polémico» Liefeld. En su época en Image, por ejemplo, creó un supergrupo de personajes (Youngblood) cuyos miembros guardaban asombrosos parecidos con otros héroes y villanos (aspecto físico, trajes, habilidades…). Los cómics de Image traían en sus páginas un constante baño de sangre en el que, al contrario que en Marvel o DC, los personajes se presentaban con pompa y morían hechos pedazos en la misma página. Esto hizo que, aunque la calidad general de las historias fuese pobre, se mantuviese un alto nivel de acción y emociones fuertes que atrajo a muchos seguidores.

¿Y cuáles son esos personajes a los que Masacre debe parte de lo que es?

Spiderman: En sus años dorados, nuestro amigo y vecino Spiderman amenizaba sus continuas escaramuzas con multitud de chistes, gracias, comentarios irónicos y reflexiones irreflexivas.

Lobezno: Con un carácter totalmente distinto al del hombre araña, el salvaje Lobezno hacía disfrutar a sus lectores gracias a un espléndido detalle: su factor de regeneración mutante. Lobezno podía pelear cuerpo a cuerpo contra decenas de enemigos armados y vencer «ensuciándose las manos», salpicando el suelo de sangre propia y extraña. No hablo de las bondades comerciales de la violencia explícita, sino de la capacidad de sufrir en sus carnes el precio de sus victorias, de producir viñetas épicas e impactantes.

Deathstroke: Un mercenario de traje rojo y negro, armado hasta los dientes, que porta dos katanas y siempre tiene un plan prediseñado para salir de cualquier entuerto. No, no me suena de nada. El parecido era tan evidente que Nicieza (su co-creador) le puso el mismo nombre de calle, Wilson.

Lobo: Este gamberro personaje de DC, además de ser un mercenario pendenciero y malhablado, posee un factor de curación mutante de tal grado que aunque lo hagas papilla volverá a la vida. Se supone que es extraterrestre, pero basta leer un par de cómics suyos para sospechar que su origen alien es un eufemismo de la no poca mexicanilidad del personaje (It’s chimichanga time!).

Liefeld generó un personaje con el aspecto y profesión de Deathstroke, el humor de los años buenos de Spiderman y el poder de regeneración mutante de Lobo, prestado directamente de Lobezno. De hecho, la explicación intra-cómics de cómo adquirió Masacre la regeneración es exactamente esa: la misma organización que transformó a Lobezno en «Arma-X», dio a Wade Wilson el factor de curación de este, pero mil veces aumentado.

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DeDe este modo, se sembró la semilla de este personaje, ni «bueno» ni «malvado», solo un mercenario que hace lo que le pagan por hacer, simpático en el campo de batalla y capaz de recibir disparos, cuchilladas, golpes y todo tipo de zambombazos y seguir contando chistes y repartiendo leña.

Nicieza, el guionista, le dotó de una personalidad dicharachera e inestable (el bocazas), cualidad que a lo largo de tiempo otros guionistas, como Joe Kelly, perfeccionaron hasta llegar a los famosos cuadritos de texto blancos y amarillos que hacen las veces de voces en su cabeza.

Liefeld generó un personaje con el aspecto y profesión de Deathstroke, el humor de los años buenos de Spiderman y el poder de regeneración mutante de Lobo, prestado directamente de Lobezno

Otro ejemplo del especial humor del que hace gala este héroe es la famosa ruptura de la cuarta pared. En sus inicios, los diálogos de Masacre contenían guiños hacia los lectores en forma de comentarios jocosos sobre temas de actualidad. Eso sorprendía a los lectores y ahondaba en su irreverencia, ¿qué superhéroe Marvel podría permitirse hablar de Batman o Superman y no sonar ridículo? Más adelante, esta complicidad con los lectores derivó en una conversación abierta y bidireccional (ya se respondía él mismo).

Masacre está loco, y cada guionista expresa esa locura a su manera. Con esta afirmación entramos de lleno en otra faceta básica del encanto de este personaje: la falta de seriedad (de sus historias).

La gente de Marvel sabía que tenía en sus manos a un personaje con potencial pero no lograban explotarlo. En parte, porque el resto del Universo Marvel sí es en general un lugar constreñido, lleno de personajes memorables y únicos pero capados por lo políticamente correcto y el miedo a la crítica. Por eso, mientras los ojos de los jefes se mantuvieron por encima del hombro de los creadores, Masacre no logró alcanzar los mínimos de ventas requeridos. Desde 1991 hasta 2002 los editores fueron otorgándole oportunidades mediante sucesivas apariciones en X-MEN y X-Factor, e incluso tuvo durante un tiempo una publicación propia.

Masacre aguantó en el mercado gracias, en parte, a que dejaron de tomárselo en serio. Como el propio Joe Kelly diría luego, llegó un momento en que con Masacre podían hacer lo que les daba la gana, porque todos se esperaban, cada final de mes, la noticia de la cancelación de la serie, y nada, por muy loco que fuese, iba a tener demasiada trascendencia. Masacre se había convertido en esa eterna promesa a la que ya no se la espera. De hecho, a lo largo de esos años se llegaron a escribir dos finales para Masacre que luego tuvieron que ser continuados porque alguien había cambiado de opinión en el último momento.

MMasacre siguió dando tumbos, adquiriendo trasfondo, reinventándose (hubo un tiempo en que el personaje era escrito básicamente como un palurdo con dos pistolas), forjándose en manos de otros guionistas y dibujantes, volviendo también a veces a sus creadores originales, hasta que por fin Daniel Way y Paco Medina (en mi opinión, y sin querer quitarles mérito, pudo ser cualquiera con un poco de visión y picardía) le dieron el empujón final hacia 2008.

Para cuando los mandamases se dieron cuenta de que esto no encajaba con el libro de estilo de la compañía ya era demasiado tarde. Masacre estaba siendo un éxito arrollador

Por un lado se toparon con un personaje virtualmente inmortal, moralmente ambiguo, prácticamente loco y con tendencia a crear a su alrededor una permanente lluvia de chistes y balas. Por otro lado se encontraron con una poco frecuente manga ancha para manejarlo a su antojo.

Masacre se convirtió entonces en lo que siempre había estado destinado a ser: un personaje ideal para pasárselo bien como guionista y como dibujante, un personaje que podía morirse varias veces durante el cómic mensual, que hablaba consigo mismo y sacaba de quicio a sus serios y estirados antagonistas (vacas sagradas de Marvel), que podía girarse a la cámara y preguntarle al lector que qué tal lo estaba haciendo, y que podía hacer picadillo a toda una banda de mafiosos para rescatar de balde al hijo pequeño del arrepentido contable para luego robarle la merienda de un sopapo.

Para cuando los mandamases se dieron cuenta de que esto no encajaba en el libro de estilo de la compañía — si es que no es todo una gran mascarada — ya era demasiado tarde. Masacre estaba siendo un éxito arrollador.

Su cabeza decapitada protagonizó los sucesos de la Saga Marvel Zombie, formó un supergrupo con varias versiones de sí mismo (los Masacre Corps) procedentes de universos paralelos, se dio cuenta de que era un personaje de cómic y destruyó el Universo Marvel (luego persiguió a sus guionistas), ahora tiene una película… ¿Qué no será capaz de conseguir, si se lo propone, este magnífico, inigualable, superinteligente y tremendamente atractivo personaje que NO me está apuntando ahora mismo con un arma a la cabeza?

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z666 escribe en el Libro de a Bordo desde 2009. Puedes contactarle por email: z666sin@hotmail.com

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