¿Es España un país realmente ingobernable?

Hugo Aguirre
Punto y coma
Published in
6 min readDec 23, 2015

Para cualquiera que haya abierto un periódico tras las elecciones, los titulares le insinuaran que el país se encuentra en la peor de las situaciones posibles, un país al borde del abismo, un país en el que no hay un ganador claro, uno que puede estar abocado a otras elecciones. Cuanto más cercana es la publicación a un espectro de derechas más se acentúa la idea de que el país es ingobernable.

¿De dónde viene está idea? ¿Es legítima? ¿Es real? ¿O tiene intenciones veladas?

Las elecciones han dado lugar a una situación muy interesante en nuestra democracia. Una situación que el bipartidismo, y precisamente, su gran valedora, la ley electoral, buscan evitar. De ahí, que esta pueda ser en realidad la gran derrotada de estás elecciones si miramos tan solo al parlamento. Sin embargo, aún se ha guardado la carta del senado como ya veremos más adelante.

¿Por qué es ingobernable? Se argumentará que si hay múltiples fuerzas que no permiten que una de ellas tome las riendas del gobierno, el país sería ingobernable y podrían darse una o más elecciones que hiciesen al país estar un tiempo sin gobierno. Esta ha sido la principal argumentación de aquellos que defienden el bipartidismo. Este miedo es, en realidad, una simple posibilidad. Es decir, que pueda pasar, no implica que vaya a pasar, y no le otorga ninguna certidumbre más allá de la propia preocupación que causan los miedos. No hay que ir muy lejos, Inglaterra, para ver tres partidos (laboristas, liberales y conservadores) que llegan a entendimientos para gobernar. La ingobernabilidad es una especulación prematura. Ahora bien, el peligro de que haya un bloqueo en el ejecutivo es real. Basta con que el PSOE y Podemos voten no. Por tanto conviene analizar si acaso conviene a alguien, y a quién puede insertarle que esto ocurra.

Que España se vuelva ingobernable es altamente improbable. Cada partido tiene un papel que adoptar, y son más a los que no les conviene que haya elecciones de nuevo. Sin duda el caso de Ciudadanos es el más sencillo de analizar, y el que más rápido ha captado el mensaje. Un partido ya perjudicado por la ley electoral, y que tiene mucho que perder en unas hipotéticas segundas elecciones. Rivera ha hecho un llamamiento a dejar gobernar al PP, esto no se debe tanto a una afinidad política de partido, como de votantes. Si se fueran a unas segundas elecciones, muchos votantes desencantados con esta situación podrían ver con buenos ojos una reedición del bipartidismo, y lo que se vienen llamando el voto útil. Ciudadanos vería como sus electores prefieren votar al PP como mal menor. Muchos pueden no aprobar la corrupción y el gobierno de los últimos años pero en una sociedad altamente polarizada entre izquierdas y derechas, los votantes parecen preferir mantener el voto a un mal gobierno que abandere sus ideas que uno incierto de otro signo.

De ahí, que en este análisis diré que el más beneficiado con unas segundas elecciones es el PP, que tiene la posición más cómoda. O le dejan gobernar, o se posicionarán en las siguientes elecciones como el partido que debe obtener la mayoría para acabar con el absurdo de bloqueos en sesiones de investidura. Buscarían ganar gracias al voto útil, y defenderían con ahínco la idea del bipartidismo como única fuente de gobernabilidad. También les permitiría blindar la ley electoral como la garantista de que haya partidos fuertes con muchos escaños, aunque no cuenten con un porcentaje realmente mayoritario.

Podemos se debe a sus bases, y a su discurso. Tiene la suerte de que se puede permitir el lujo de votar que no, que ni por activa, ni por pasiva. El no al gobierno del PP será claro y contundente. Sus electores no lo entenderían de otra manera, y en realidad su papel en la investidura no importa demasiado. Que gobierne el PP está en manos del PSOE. Ahora bien, Podemos debería reflexionar que votar simplemente no a la fuerza mayoritaria, y bloquear gobiernos de otro signo puede ser perjudicial a largo plazo. Si no puede plantear una opción viable de gobierno, lo normal es permitir a otra lista gobernar y hacer oposición hasta tener la oportunidad de gobernar. Y siempre le queda la opción de revocar con el conjunto de los otros partidos a un mal gobierno.

El PSOE tiene un papel muy difícil y tiene muchos boletos para perder incluso más votos si no explica bien su situación a su electorado. Otras elecciones son un peligro mayor de que Podemos le sobrepase, así que no serían una opción nada atrayente. Y tiene que buscar cuál es su nuevo espacio, que le garantice su supervivencia a largo plazo. No puede votar que sí porque sería un suicidio. Si votar al PSOE es votar al PP, ¿para que existen? Si votan que no, tienen un riesgo muy grande de ver repetidas las elecciones, aunque se podrían postular para gobernar pero es muy difícil que Podemos confluya a pesar de la cercanía (la promesa de no apoyar a lo antiguo). Lo más sencillo sería alegar responsabilidad de estado y abstenerse en la segunda ronda. Probablemente en la primera voten no para hacer ver a sus electores que no le darán tregua. De esta manera, pueden defender antes los votantes que se puede utilizar el poder legislativo para llegar a acuerdos e impulsar políticas con o sin el PP aunque se queden con el ejecutivo. En este sentido, los tres partidos opositores tienen más en común que el partido del gobierno, y pueden legislar con independencia de este… en un principio.

Pero el bipartidismo se guardo una bala, esa que puede destruir la siempre presente idea de que el Senado no sirve para nada. El senado está diseñado para que represente principalmente a la fuerza más votada y le da un poder de veto sobre el legislativo. Sirve para estas ocasiones, cuando hay un parlamento altamente fragmentado, de tal manera que pueda no permitir que partidos minoritarios legislen. El PP tiene en su mano también hacer de esta legislatura algo ingobernable a través del senado pero podría salirle muy caro, así que la posibilidad de pactos podría ser real a pesar de su reciente historial.

Hay ejemplos de gobiernos en Europa que han estado largo tiempo sin constituirse, pero España vive una urgencia por sacar al país de los numerosos problemas en los que se ve envuelto, así que descartaría que la situación persistiese, o que hubiera un gobierno tecnócrata o independiente.

La confluencia de PSOE y Podemos es una posibilidad, pero sería decepcionante para los votantes de Podemos si hay cheque en blanco, y muy restrictivas si es Podemos quién marca la agenda. Podría tener sentido, si hiciesen un pacto de mínimos, tal como cambiar la ley electoral, ejecutarlo, y pedir elecciones de nuevo. Pero el senado puede hacerles fracasar si ignoran al PP.

Con todo, y a pesar de unas hipotéticas segundas elecciones, la población debería estar satisfecha de haber inaugurado una época que marque un cambio, cuyo primer signo es el de la formación de gobiernos a través de pactos, dialogo y concesiones para dar lugar a leyes que perduren. Entender que dar bandazos a izquierdas y derechas, y deshacer leyes, por más razón que se tenga, no construye un país con calidad democrática.

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Hugo Aguirre Herrainz es un ingeniero que trabaja para Sony PlayStation residente en Londres implicado activamente en política, con gusto por escribir, y un gran interés en temas de actualidad y polémicos.

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