Lo que los turistas no harán en su visita a Barcelona

… A menos que lean esta guía

Mariana
Punto y coma
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13 min readSep 7, 2016

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Revetla de Sant Joan. Fuente.

Es posible que por falta de tiempo —a veces las vacaciones no son tan largas como quisiéramos—, por desinterés, o porque no se han tropezado con este artículo a tiempo, estén a punto de perderse algunos rincones de Barcelona que vale la pena visitar, así como también lugares de comida deliciosa, celebraciones muy locales que se dan a lo largo del año y actividades singulares que no todos los turistas consideran en su visita a la ciudad.

Como ya han llegado hasta aquí, sin embargo, la posibilidad de perderse de todo lo anterior ha quedado nula.

A continuación leerán algunas recomendaciones que llegaron luego de sentarme a recopilar memorias de mis días por las calles barcelonesas —que no fueron pocas—. Como verán, la «pequeña guía», como he decidido llamarla, está en su mayoría compuesta por… comida. Estuvo siempre presente en todas mis aventuras por Barcelona, así que no es posible dejarla de lado. Como la comida, además, debe ser parte importante de todo viaje, desde ya pueden pensar que han dado con una «pequeña guía» bastante completa.

Pero no apuren el juicio. También el recuento me llevó a otras memorias: a lugares no tan turísticos, por ejemplo, y a festividades y actividades que llevan a cabo los locales. Luego de leer algunas de estas recomendaciones podrán ir por una caña a un bar muy «barrudo», —como le llama mi amiga Ana a los bares que existen desde siempre—, podrán conocer alguna que otra callejuela de la Gran Vía y, lo más importante, podrán adentrarse a la cotidianidad de los que viven en la ciudad. Esto, viajeros, los llevará a conocer Barcelona, pero de verdad.

Ahora bien, si es usted un viajero con suerte, es decir, si tiene pensado pasar mucho tiempo en la ciudad, no tiene excusa para no considerar cada uno de los puntos que enumero a continuación. Si es un viajero no tan suertudo… bueno, seguro que al menos podrá reservar una hora para ir por una caña al Bar Canigó.

Empecemos entonces.

Ir a Granier por una dona de azúcar

Granier: por todo Barcelona. Fuente.

Los fartons, por ser muy baratos, y los cheesecakes, por verse realmente apetitosos, te tentarán. A menos que vayas con intenciones de comprar muchos dulces, sin embargo, no puedes dejar de comprar la dona de azúcar —que en realidad la encontrarás por el nombre de berlina—. Cuando las pruebes entenderás el porqué de mi insistencia con estas donas.

Esta panadería está por doquier, pero igual puedo recomendar el local de la Gran Vía (Gran Via de las Corts Catalanes, 347). En este establecimiento, les puedo asegurar, es muy fácil encontrarse con locales leyendo el periódico mientras toman el café de la mañana —o el de las tres—. La idea es que vayan a Granier por una dona de azúcar —o tres, ya que siempre hay una oferta de 3 x 1,50 euros—, pero si de paso quieren acompañar a los locales con el café, maravilloso.

Ir por un bolduman a Boldú

Los boldus de Boldú. Fuente.

O por dos. Claro que lo recomendable es que ordenes el segundo para llevar porque si comes los dos no podrás continuar con el camino. Boldú pertenece a una familia de panaderos desde el 1939. Si bien también se dedican al pan artesanal me atrevería a decir que son conocidos mayormente por sus boldus. Según interpreté se trata de un dulce hecho de una masa parecida a la dona —no me dieron la receta así que estoy buscando similitudes—, bañado en una mezcla de azúcar crujiente —y esto lo he copiado de su descripción— relleno de nata o crema de diferentes sabores.

Hay ocho locales por Barcelona —Provença, 233; Roselló, 253; Gran de Gracia, 132; Balmes, 149; Mora d’Ebre, 64; Psg Nostra Senyora del Coll, 146; L’illa diagonal en la avenida Diagonal, 557 y en Aribau, 184— lo que quiere decir que aun cuando no te dediques a hallar uno es posible que tropieces con él. Mi recomendación es un bolduman de praliné —crema de avellana— y si vas bien con los niveles de azúcar, también un café.

Ir por un chök a Chök Barcelona

Un chök de Chök. Fuente.

Los muffins también son muy, muy buenos, pero un muffin lo puedes comprar donde quieras. Un chök, y de Chök Barcelona… Solo en Barcelona. Ahora bien, ¿qué es un chök? Pues, se trata de un cronut, el resultado de la fusión de un cruasán y una dona. En cuanto a dónde encontrar un Chök en la ciudad, hay dos locales: uno en calle del Carmen 3 y otro en Ramelleres 26. Aunque ambos establecimientos quedan cerca de una de las avenidas más concurridas de la ciudad, La Rambla, no los encontrarás tan fácil si de antemano no sabes que existen. Eso sí, si de casualidad te asomas por las callejuelas es imposible no dar con él porque, con todo y que son locales muy pequeños, la exhibición de chöks —muy coloridos y variados— que tienen en las vitrinas es lo suficientemente llamativa como para que te des cuenta que allí dentro algo delicioso está ocurriendo, además de que siempre se aglomeran personas en la vitrina y es imposible que no despierten curiosidad.

En esta ocasión no podría recomendar un cronut en concreto porque hay tanta variedad —desde crema de plátano, hasta crema de «la fruta del amor»— que no me creo con el derecho de escoger solo uno. A diario, además, aparece un nuevo relleno, así que mi recomendación es que se asomen a la vitrina y vean cuáles son los sabores del día.

Ir por un cruasán de mascarpone a Hofmann

Los cruasanes de Hofmann. Fuente.

Y con este termino mis recomendaciones de postres por hoy —¡ya ven que no eran tantos!—. Esta vez se trata de una pastelería que se especializa en cruasanes y es tipo «ida por la vuelta». Se encuentra en pleno barrio del Born y no tiene espacio para que te sientes y pases un rato, así que tendrás que recoger el cruasán y seguir caminando. Si no se te da muy bien eso de caminar y comer —como es mi caso—, igual puedes sentarte en las escaleras de la parte trasera de la Basílica de Santa María del Mar, que queda muy cerca.

Con Hofman pasa igual que con Chök: aunque queda en un lugar bastante turístico, a menos que conozcas de su existencia de antemano no será tan fácil llegar a él. Queda en una callejuela no tan concurrida, Flassaders 44, y ahora que sabes dónde está ubicado seguro te interesará desviarte un momento una vez llegues a Passeig del Born.

Te animo a que elijas el cruasán relleno de mascarpone —una crema de queso fresco y nata — porque, depende de donde seas, es posible que nunca hayas probado nada relleno con mascarpone, como era mi caso. El cruasán relleno de almendra también es altamente recomendable pero, a menos que quieras comprar ambos, debes escoger —en serio— el de mascarpone.

Comer del Menú del Día de Portonovo Silvestre

Por la Creu Coberta, Portonovo. Fuente.

Dije que terminaría con los postres, pero no con la comida. Esta vez recomendaré un buen almuerzo —y sobre todo típico—. Seguramente hay muchos restaurantes en la ciudad donde podrás comer comida auténtica, pero en Portonovo Silvestre seguro que te rodearás de más locales que de turistas.

Es un restaurante pequeño que se ubica en una de las calles que llega a Plaza España, la Creu Coberta. Todos los días tienen el Menú del Día, y por unos 11 euros tendrás tres platos, postre, bebida y café. El menú cambia a diario, pero si tienes suerte irás el día que tengan el salmón a la cava y paella. El ambiente es muy agradable —ya sea adentro o afuera— y los meseros son muy simpáticos. Turista que me lees: Portonovo Silvestre es un buen lugar para comer lo que comen los barceloneses a la hora de la «comida».

Ir por tres pedazos de pizza a la Pizza del Born

La Pizza del Born. Fuente.

Digo tres, no porque sea una exagerada, sino porque son muy pequeñas —pero muy buenas—. Las empanadas también valen mucho la pena, así que igual puedes ir por dos pedazos de pizza —la de pesto, tomate y mozzarella será mi recomendación— y una empanada —de pollo o espinaca—. La pizzería es muy pequeña, de hecho es un poco incómoda, pero es muy local y vale la pena visitarla y pelear por una mesa.

Queda en pleno Passeig del Born y frente a las escaleras de la parte trasera de la Basílica de Santa María del Mar —si recuerdas que ya mencioné esto, ¿no?— por lo que si no entras no es porque no veas el local, sino porque no se te antojan ni pizza ni empanadas.

Ir por una caña al Bar Canigó

El bar «bien barrudo». Fuente.

Ahora nos iremos al barrio de Gracia, un poco más lejos del centro de la ciudad —aunque tampoco tanto—. Se trata del Bar Canigó y no puedes olvidar visitarlo, aun cuando no bebas alcohol. Lo ideal, claro, es que tomes una caña —estás en un bar—, sin embargo, el motivo principal de la visita es que vayas a conocer un bar muy barcelonés.

Durante los fines de semana es un poco complicado encontrar una mesa, pero incluso quedarse parado en una esquina vale la pena con tal de ir. Las patatas bravas son una buena compañía para la caña —o para lo que sea que decidas tomar— así que si logras dar con una mesa no olvides pedir el complemento. Este bar «muy barrudo» existe desde el 1922 y solo luego de visitarlo podrás decir que fuiste a Barcelona.

Tomar un vermut del Bar Bodega

La terraza del Bar Bodega. Fuente.

Y también sentarte bajo el sol en la terraza mientras comes un pedazo de tortilla de patata; ojo, si quieres intentar alguna otra opción de la carta, lo dejo a tu riesgo. Mis recomendaciones son el vermut y la tortilla de patata.

¿Por qué visitar Bar Bodega? Bueno, porque el local es un clásico de los años 50 y sentarse en la terraza en invierno en busca del calor de los rayos del sol es una costumbre muy local. El bar, además, queda en pleno barrio del Born, en Flassaders 9 —ya a estas alturas se supone que estés familiarizado con ambas direcciones—, y si lo planificas bien podrás matar varios pájaros de un tiro: ir por un vermut al Bar Bodega, luego ir por la pizza a la Pizza del Born y al final ir a buscar el postre en Hofmann. ¿Qué tal he planificado toda la tarde?

Trotar por el parque Joan Miró

La primavera del parque Joan Miró. Fuente.

Así es, se acabó la comilona. Ahora pasamos a algunas actividades extracurriculares que considerarás para tu futuro en Barcelona. Empezamos por visitar el parque Joan Miró. Si eres de los que acostumbra trotar en las mañanas, este es el mejor lugar para hacerlo. Si tu ánimo no da para tanto, igual puedes considerar una caminata.

La primavera le cae de maravilla a este pequeño parque que se encuentra justo detrás del centro comercial las Arenas. Durante las tardes y los domingos es cuando más visitas recibe, no de turistas necesariamente, sino de familias locales que se reúnen allí para entretener a sus hijos y a sus perros, y de personas mayores que deciden pasar el rato en un banco leyendo el periódico.

Ir de Plaza España a Plaza Cataluña

Caminar. Nada de bicicleta. Fuente.

Y detenerte en Plaza Universidad —que está más o menos en el medio— para comer una empanada en Mucci’s —lo siento, no puedo dejar a un lado la empanada de Mucci’s—. La caminata de Plaza España a Plaza Cataluña no es tanta, aunque así te parecerá. Si te detienes a mirar por aquí y por allá, es posible que te tome unos cuarenta minutos; como todo buen turista se supone que llevas unos buenos tenis.

Plaza España, Plaza Universidad y Plaza Cataluña son definitivamente lugares donde transitan muchos turistas, pero ir de una plaza a otra caminando —sin tomar el tren— y por la Gran Vía definitivamente no es una actividad usual en los visitantes de la ciudad. Si quieres añadir un poco a la aventura puedes adentrarte en las callejuelas para echar un vistazo a los edificios antiguos y de paso buscar un bar local que puedas recomendarme luego.

Ir a Sitges por un chapuzón

Puerto Alegre. Fuente.

Y también para que veas los grandiosos balcones florales y su cementerio —sí, su cementerio — . Se trata de una pequeña localidad que queda a las afueras de la ciudad. Es posible que no hayas escuchado hablar de Sitges… Muchos de sus visitantes son barceloneses que viven en la ciudad y van allí para escapar del bullicio de la metrópolis.

Tomará aproximadamente una hora llegar hasta allá en tren y, aunque quizá no hayas tenido en mente salir de la ciudad, es un pequeño tramo que vale la pena considerar — cuando te detengas en Puerto Alegre me darás la razón — . Al llegar la hora de partir de regreso a Barcelona te preguntarás mil veces por qué no planificaste unas vacaciones exclusivas en ese lugar. Desearás adornar tus balcones de la misma forma que lo hacen los locales, querrás incluso llevar a tu hogar la idea del Concurso de Decoración Floral de Fachadas y Balcones que celebran ellos cada año y, por qué no, quedarás tan encantado que querrás que tus restos descansen en el cementerio modernista del pueblo —aun cuando la idea te parezca morbosa — .

Caminar la calle de Verdi

Durante la Fiesta de Gracia. Fuente.

Si tienes suerte estarás en Barcelona alguno de los días entre agosto 15 al 21 para disfrutar de las locales Fiestas de Gracia. Durante estos días todas las calles del barrio de Gracia se visten de distintos temas y compiten entre ellas —han sido decoradas de la Ruta 66, de Hollywood, de China, incluso de las cuatro novelas de Julio Verne—. Si no tienes la suerte de estar para esta fecha pues… igual estarás de suerte. La calle de Verdi siempre es buena idea con o sin celebración. La estrecha callejuela tiene locales muy vivarachos y exclusivos. Algunos como Cafè Camèlia, donde puedes comprar un bizcocho de zanahoria, y Revolution, donde puedes comprar ropa de segunda mano, te remontarán a los años 40. Por la calle también encontrarás puestos de libros usados, mercadillos, restaurantes, crepes, cine…. Todo esto, vuelvo y repito, en una callejuela muy estrecha y vivaracha.

Lo ideal es empezar la calle de Verdi de arriba hacia abajo. Es decir, desde la calle d’Arnold Schönberg hasta llegar a la calle de Terol —sí, donde se encuentra el bar bien «barrudo» al que irás por una caña — .

Regalar un libro y una rosa en el Día de Sant Jordi

Las rosas y los libros. Fuente.

Otra celebración es el Día Internacional del Libro —o el Día de San Valentín barcelonés, como lo llamo yo—. Es imposible escapar de él si estás en Barcelona el 23 de abril así que si eres un turista común pasearás por la Rambla para curiosear un poco, y si eres un turista poco común comprarás un libro y una rosa aunque no tengas a quién regalarlos. Lo ideal es que seas un turista «poco común».

En el Día de Sant Jordi —en el que además se conmemora la muerte de san Jorge—, encontrarás también un sinnúmero de actividades alrededor de Barcelona —y comida y cerveza gratis—, como presentaciones de libros y conciertos. No hay mejor excusa para poner una pausa al turismo y disfrutar junto a los locales hasta que se ponga el sol.

Celebrar la noche de San Juan en el barrio de Hostafrancs

El barrio de Hostafrancs durante la verbena. Fuente.

Por último tenemos la noche de San Juan —o la revetla de Sant Joan o la noche más corta del año— el 23 de junio. Ir a la playa y sentarte alrededor de la hoguera mientras te comes una coca de Sant Joan es lo que posiblemente te han dicho que debes hacer este día si andas por Barcelona. Ir al barrio de Hostafrancs y disfrutar de música en vivo junto a los demás locales —los empleados del supermercado de la esquina, la chica que hace fotocopias, el bibliotecario de cabello largo y el simpático dueño de la ferretería— es lo que te diré que en realidad debes hacer.

En una de las estrechas calles de este barrio una tarima y varias mesitas de plástico esperan a sus invitados una vez cae la noche. No habrá comida gratis —puedes llevar tu cerveza, eso sí—, pero buena música —y compañero de baile— sí que no faltará.

Ahí tienen: catorce recomendaciones que les servirán de guía para no perderse de los rincones no tan explorados, de las actividades locales y de la comida deliciosa. Se supone que ahora que han dado con la «pequeña guía» reharán por completo ese listado que habían empezado a hacer para su próxima visita a Barcelona; no quiere decir que deban tachar por completo las obras de Gaudí, la fuente de Monjuïc, el Museo de Picasso, el Camp Nou ni el Tibidabo, sino que deben añadir nuevas visitas y actividades bajo el renglón «Prioridades». Que disfruten la ciudad y encuentren más lugares recónditos y postres sin igual.

Para Martín que anda conociendo Barcelona.

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Mariana González (@MarianaGlez8) es editora autónoma. Es natural de Puerto Rico pero a día de hoy escribe desde cualquier café de Nueva York.

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Mariana
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Editora, de profesión y por necesidad (y siempre en el café más cercano)