«Nadie puede proteger a nadie»
Atención: hay spoilers en este artículo
La joven e inocente Sansa acuñó una de las frases más representativas de Game of Thrones: «Nadie puede protegerme; nadie puede proteger a nadie». Esta frase nació desde la esencia misma de su resignación. Meñique no había podido protegerla cuando la dejó en poder de los Bolton. Tampoco su esposo Tyrion había logrado mantenerla a salvo de los Lannister en Kings Landing. Ramsay, descuidándola, no pudo evitar que escapara de Winterfell. Antes de eso, Sansa había sido víctima del maltrato de Joffrey, había soportado la muerte de su madre Catelyn y hermano Robb, y vio cómo decapitaban a su padre Ned. Siendo una pobre víctima de los acontecimientos, Sansa demostró a través de aquella reflexión que nadie está en condiciones de proteger a otra persona.
Ned Stark fue nombrado Hand of the King en el inicio de la serie. Su deber, además de asesorar, era proteger al rey Robert Baratheon. Robert murió envenenado unos capítulos después, cazando jabalíes. El propio Ned Stark, padre de cinco hijos, no pudo cuidarlos pues fue decapitado por órdenes Joffrey. En la Casa Stark prácticamente nadie pudo cuidar del otro. Como todo buen marido, Robb debió proteger a Talissa y a su hijo, pero el bebé, aún en el vientre, fue el primero en morir en la Boda Roja. Robb murió en esa misma escena minutos después. Ya nadie podía salvarlo.
Catelyn tampoco sobrevivió a la Boda Roja. De su cuidado dependía entonces Brienne. Antes, Brienne vio cómo una sombra con la cara de Stannis asesinaba a su rey Renly Baratheon, a quien había jurado protección. Y cuando luego Brienne se encomendó como protectora de Catelyn, nada pudo hacer para salvarla de una brutal masacre en los aposentos de los Frey.
Los Lannister también son muy ineficaces protegiéndose entre sí. Jaime Lannister, torpemente, vio agonizar en manos de Cersei a su hijo Joffrey. Para cuando el Kingslayer llegó, el veneno había tomado ya la vida del joven rey. Como si eso no fuera suficiente, Myrcella moriría después ante sus propios ojos, también producto del envenenamiento. Con quien Jaime sí hizo un buen trabajo fue con Tommen: el chico tomó su propio camino al saltar por el balcón. ¿Paradoja?
Ygritte era insalvable. Sobre su vida cayó algo peor que la falta de protección: el propio karma de los seres humanos. Olly, el chiquillo mocoso a quien los salvajes perdonaron la vida como una forma de amenaza sobre los cuervos de Castle Black, ese mismo huérfano e inocente jovenzuelo, le acertó una flecha en el corazón. Y si el colmo no era grande ya, Olly se encargaría luego de encestarle la puñalada final a Jon Snow en el final de la quinta temporada.
No solo los protegidos mueren: los protectores también, y junto a ellos, detrás, los sigue una larga lista de fallecidos. Khal Drogo poco pudo cuidar de su Khaleesi. Viserys cumplió bastante mal su rol de hermano mayor. Barristan Selmy al menos tuvo el honor de morir defendiendo su causa. Lysa Tully dejó huérfano al pequeño Robert. En casa de Craster, el lord commander responsable de Castle Black, Jeor Mormont, fue asesinado a manos de un guardián del muro. Tywin Lannister, Hand of the King de Tommen tras la muerte de Joffrey, fue asesinado por su propio hijo Tyrion. El enano tampoco soportó la traición de Shae y, a pesar de haberle prometido su protección, la eliminó con sus propias manos. Oberyn Martell le juró a Ellaria Sand que no moriría, pero La Montaña no opinaba lo mismo. Y como Ellaria es una mujer adulta que no acepta un no como respuesta, tomó partido apuñalando a Doran Martell (Areo Hotah, protector de Doran, murió sin haber cumplido su trabajo). Jojen Reed dejó desamparada a su hermana Meera y cayó en un múltiple apuñalamiento de esqueletos vivientes. Ni Jorah ni Daaerio pudieron evitar que Daenerys cayese capturada por una horda de dothrakis. El Perro falló en su misión de proteger a Arya y Brienne no lo hizo mucho mejor. La vida de Rickon pendió en los brazos de tantos personajes que ya su muerte se antoja intrascendente. Osha no estuvo ahí para verlo, porque murió mucho antes.
La cabeza de Septa aún duerme sobre una estaca en Kings Landing. Syrio Forell, Rakharo, Rodrik Cassel, el Maester Luwin, Craster, Xaro, Mance, Aemon, Meryn Trant: todos aniquilados. Ser Davos se juró a sí mismo que cuidaría de la pequeña Shireen, y la pequeña ardió en la pira. El Cuervo cerró sus tres ojos y hold the door. Ramsay Bolton mató a su padre Roose. Tyrion mató a su madre al momento de nacer. Tommen no logró proteger a Margaery. Melisandre equivocó sus visiones y Stannis pagó las consecuencias. Balon Greyjoy fue arrojado al precipicio por su hermano Euron. Black Fish, último honor de los Tully, ni siquiera fue capaz de defender Riverrun. ¿Ramsay cuidaría de su madrastra Walda y su hermano recién nacido? No señor: alimento para los perros. The Waif pereció en la oscuridad. Con Wun Wun se fue el último gigante. Maestre Pycelle acabó siendo picadillo. Mace Tyrell, el Gorrión Supremo, Lancel y Kevan Lannister, todos incinerados por el fuego valyrio. La vida del pobre Loras expiró antes de que pudiéramos averiguar qué quería. Trystane murió tan rápido que algunos ni siquiera lo recuerdan. Walder Frey tomó un poco de su propia medicina, porque si algún otro personaje irrelevante osa permanecer con vida, allí estará Arya para quitarlo del camino.
«Ni el mejor de los caballeros puede proteger a un rey de sí mismo». Esta es una frase de Ned Stark. Yo diría, analizando en profundidad la serie, que lo mismo puede aplicarse a todos los hombres, sin excepción. Valar Morghulis.
También puede interesarte:
Si te ha gustado el texto, por favor compártelo en las redes sociales que uses habitualmente o recomiéndalo en Medium.
Martín Tacón es un periodista argentino. Lleva más de cinco años escribiendo en el Libro de a Bordo.
Puedes mantenerte al tanto de las publicaciones de Punto y Coma en @PuntoyComaMed o en la página de Facebook.
