Rapidez, fuerza y espectáculo

Manuel Cano Ruiz-Ocaña
Punto y coma
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6 min readJul 3, 2016

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La selección española de Rugby a 7 alza su título de ganadores del preolímpico de Mónaco. Fuente.

Hace un par de semanas nuestros chicos de rugby, los de la selección de rugby a 7, se clasificaron para jugar los Juegos Olímpicos de Río de manera heroica tras ganar —en el último segundo de la gran final— un torneo de repesca en el que no eran favoritos. Unas días más tarde las chicas imitaron la gesta y también se clasificaron para defender el rugby español en Brasil. ¿Qué es esa modalidad de rugby que tanto tirón está teniendo a nivel mundial y que, a diferencia del rugby convencional, tan bien se nos da?

Nuestra selección femenina tras clasificarse para los JJOO en la repesca celebrada en Dublín. Fuente.

Hay muchos deportes en el mundo y todos, bajo mi punto de vista, son alucinantes. Hay deportes más técnicos y otros no tanto. Cuando un deporte es muy técnico la estrategia que en él se desarrolla es espectacular, casi al nivel del arte de la guerra. Entre esos deportes suelen estar los grandes deportes de equipo como el fútbol o el rugby. Sólo hay un problema en estos deportes: que esa gran estrategia pueda reducir el espectáculo. Por otro lado hay deportes que son puro espectáculo, como el baloncesto, donde, sin dejar de haber estrategia, encontramos que el factor físico del deportista es mucho más importante que el estratégico (a todos nos viene a la mente los grandes jugadores de la NBA, con su poderío físico abrumador como LeBron James).

El rugby encaja en la primera categoría: un deporte estratégico a más no poder — posiblemente el mayor de todos — donde cada uno de los 15 jugadores tiene una función en esa máquina tan bien engrasada que es un equipo de rugby. Pero quizás ese canto a la estrategia reduce el espectáculo. ¿Y si pudiéramos idear un rugby que mantuviera su esencia pero donde el factor creativo y físico del jugador fuera más importante que la estrategia? ¿Y si hubiera un rugby que fuera pura adrenalina y magia?

Ese, damas y caballeros, es el rugby a 7. Cojamos un campo de rugby — un poco más grande que un campo de fútbol — y en vez de jugar 15 contra 15 juguemos 7 contra 7. Ajustemos un par de normas sencillas — como que las famosas melés son de 3 contra 3 en vez de 8 contra 8 — y ya tendremos rugby a 7. Sí, seguro que lo habréis pensado: en un campo de tal calibre, lleno de espacios para atacar y con muchos huecos que defender, jugar 7 contra 7 solo tiene una ley: correr. La fórmula, como hemos dicho, es sencilla: reducimos el factor estrategia y aumentamos el espectáculo.

¿Por qué se nos da mejor el rugby a 7 que el rugby convencional en España?

El rugby convencional requiere, para la formación de un buen jugador, de una tecnificación constante. Técnica de pase, colocación en ataque y en defensa, técnica de empuje, placaje, melés, touches (los famosos saques de banda) y colocación en el campo son sólo algunas de las decenas de claves que tiene este deporte. Los jugadores profesionales llevan jugando a este deporte prácticamente desde que aprendieron a caminar.

Carlin Isles. Fuente.

En el rugby a 7 esto es algo diferente. Claro que hay multitud de tecnificación y por supuesto que la estrategia es imprescindible para ganar, pero la esencia del juego es mucho más sencilla. El componente físico del jugador es más importante pues, si encuentra un hueco, sólo necesita correr más que el rival para ensayar. Y esos huecos, como hemos dicho antes, son más comunes. Un ejemplo de este tipo de jugador es el norteamericano Carlin Isles, posiblemente uno de los hombres más rápidos del mundo. Si Isles atrapa el balón más vale pararlo antes de que coja velocidad, porque si no estarás perdido.

Pablo Feijoo, capitán del equipo masculino y uno de los héroes de la clasificación. Fuente.

Curiosamente, la selección española de rugby a 7 no es especialmente física. Como bien dijo nuestro capitán, Pablo Feijoo, tras clasificarnos para los JJOO, nuestro equipo ha logrado el éxito basándose en una característica principal: las ganas. Esto es otro factor importante en este deporte. Por supuesto que el factor psicológico es fundamental en el rugby convencional. Pero al final, si jugamos contra uno de los grandes equipos del mundo, es muy posible que su técnica acabe por avasallar nuestras ganas. En el rugby a 7 la mente juega un papel fundamental. Por eso España va a competir con los mejores este verano en Río. Porque nuestro rugby no tiene una gran infraestructura ni base todavía y cuesta encontrar patrocinadores y dinero para financiar equipos, pero en esta modalidad eso influye menos. El trabajo y la moral son indispensables y en eso sí que estamos entre los mejores.

¿Qué le deparará el futuro al rugby español?

Sin lugar a dudas, la clasificación de los equipos femenino y masculino para los Juegos Olímpicos de Río tiene un efecto más grande del que parece. Cuando nos clasificamos, los telediarios deportivos de algunas cadenas de televisión importantes como TVE o Antena3 lo mencionaron. Y es posible que cuando juguemos los partidos en Río no sólo los veamos los amantes del rugby, sino también algún otro espectador que, por curiosidad y orgullo patrio, quiera conocerlo y que, con suerte, acabará por aficionarse. Esto podría producir que tras los Juegos Olímpicos el rugby español crezca considerablemente, algo muy positivo. En definitiva, Río puede ser un primer paso para su expansión en España.

Espero que esta pequeña introducción al rugby a 7 haya sido útil y amena. No os engañéis: es muy probable que este verano paséis alguna que otra hora muerta de aburrimiento en la piscina o frente a la televisión viendo programas de contenido insustancial, así que, si os veis en esa situación, intentad ver si juega España. Os garantizo espectáculo, velocidad y muchas ganas.

¡Salud y rugby!

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Manuel Cano Ruiz-Ocaña (@manucro1) se graduó en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y después estudió un Postgrado en Educación secundaria. Es editor del blog «El Ágora de los Seis», donde se pueden encontrar escritos sobre temas variados, con especial énfasis en la historia, la política y la educación.

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Manuel Cano Ruiz-Ocaña
Punto y coma

Graduado en Historia por la Complutense de Madrid y Postgrado en Educación Secundaria y Bachillerato. Amante del Rugby, la historia y la literatura.