Referendo catalán sí o no, y ¿cómo?
Todo pueblo, democracia, y país evoluciona. Y como tal, la gente se plantea dudas que antes no existían. ¿No existían? Bueno, tal vez simplemente no se les fue planteado, no se les permitió o no eran conscientes de su existencia. Puedo recordar que hace muchos años nadie se quejaba en un bar de que hubiese mucho humo, no es que no molestase, que lo hacía, el problema residía en que la gente no se planteaba que pudiese ser distinto. Hoy lo es, y mucho.
La validez histórica de España, sus comunidades, la Constitución… siempre existirá como hecho consumado, no como verdad impuesta. Sus ciudadanos deben tener el derecho a moldearla o incluso cancelarla si así lo sintieran en su mayoría. Si España ha de seguir existiendo, todos deberemos poner un poquito de nuestra parte para que así sea, que sea un lugar de confluencia, algo que nos una, y que nos beneficie a todos.
Lo primero es decir que esto no es un caso aislado sino un fenomeno en auge por todo el mundo. Muchas regiones reclaman un mayor autogobierno en aras de mejorar sus particulares condiciones de vida, y no depender de gobiernos centrales que pueden encontrarse muy lejos tanto geográficamente, como en intereses. Desde el Reino Unido, Italia, Belgica… en Europa a otros países como Rusia, Bolivia, China… por todo el mundo tienen procesos con distintos fondos y forma.
Aunque cada caso es único, el común denominador es que los estados no desean que se produzcan escisiones en sus territorios. En su mayor parte se utilizan argumentos nacionalistas para defender la unión cuando en realidad se podría deducir en que sus respectivos gobiernos temen tener menor relevancia y poder a nivel mundial. Los países más grandes, China, Rusia y EEUU demuestran que el tamaño es importante para mantener la hegemonía en sus distintos ámbitos. Impedir la independencia de territorios es más que nada una guerra de poder político que se lleva a los ciudadanos a través de sentimientos nacionalistas e históricos. El centralismo utiliza el obtuso argumento de que una nación ha sido, y por tanto ha de mantenerse así cuando somos una sociedad en cambio constante… para lo que interesa a cada cual.
En el caso concreto catalan tenemos varias posiciones según los distintos espectros de los partidos representados en el nuevo congreso tras las generales.
El PP defiende una rotunda negativa a negociar, se ve beneficiado por un conflicto en el que apela a una gran parte de votantes de la península que tienen una idea conceptual de España en la que no importa realmente los individuos que la pueblan, solo la importancia nacional e histórica de España. Este conflicto regional es especialmente útil ya que le permite sortear temas de corrupción y económicos donde pueden tambalearse.
Los partidos catalanes independentistas hacen la misma guerra en sentido contrario. Apelan al autogobierno como salida a una crisis política y económica culpando a España de todos los males. Ignorando que poseen una de las autonomías más corruptas, y utilizan un argumento de insolidaridad entre regiones argumentando que son diferentes. Diferente puede ser un eufemismo para decir superior, deslizar la idea de que Cataluña, que tiene “mejores” condiciones, estaría mejor sin la carga del resto de españoles.
Ciudadanos cree que la centralización y la modernización de España traerá consigo la pacificación de sus terrotorios. Es posible qu ciertas mejoras democráticas puedan conseguir que diversas gentes esten más orgullosas de las instituciones, pero eso no resuelve un problema que no es solo de imagen, sino identitario y político. Cataluña buscan una mayor capacidad de gestionarse y presentarse al mundo, y dudo que ignorar las particularidades de cada región vaya a dar frutos positivos a largo plazo.
El PSOE es un caso singular, un partido que tiene en su tradición histórica el referendum como proceso democratizador, hace tiempo que renuncio a este, y posiblemente a otras señas de identidad. Ofrece una solución federal, una solución que curiosamente podría satisfacer a Cataluña, pero parece extraño que esa decisión no pase por ser votada por los catalanes. Hablan de negociar, y que el referendum es la rendición. Parece más bien una defensa velada de la democracia representativa, apelando a un razonamiento de izquierda burguesa en que sí, todo para el pueblo, pero sin preguntarles, no vaya a ser que tengan otras ideas.
Podemos e IU confluyen en pedir el referendo. Su actitud es la de preguntar a la gente en un acto de democracia directa. A primera vista suena muy bien. Sin embargo, esto no es algo que deba hacerse a la ligera. La democracia hoy en día es también marketing. Es vender un producto, en este caso una idea, y conseguir el mayor número posible de clientes, es decir, votantes. La campaña pro España ha sido muy mala, el PP da por perdida a Cataluña en términos electorales así que su mensaje es tan solo para el resto. Podemos debiera dar un tiempo para explicar un proyecto, y un encanje. Algo que pueda calar y ser “comprado” por la mayoría de los catalanes. Algo que confrontar al rupturismo.
Me gustaría añadir dos puntos más.
Es llanamente absurdo que el país en su totalidad decida el destino de una región. Ese argumento llevaría a que Europa votase lo que es España, o a que cualquiera pueda votar los alcaldes de otros municipios. Si se argumenta que España debe votar por la enorme repercursión del país, se debiera pedir que pudiesemos votar en las elecciones alemanas o norteamericanas ya que parecen influir más en nuestro devenir que nuestro propío gobierno. El asunto es tan absurdo como afirmar que el divorcio en una pareja debe estar ratificado por ambos (tan solo debiera estar sujeto a una ley que garantize unas condiciones justas para ambos lados). Independizarse en gran medida supone decir basta ya a otra parte (con o sin razón), y se hace para poder elegir el propío camino, cosa que no se podría si otros tuvieran voto. Pedir votar en el tema catalán es un ejercicio de avaricia, algo así como exclamar “Es mío sin importar si quiere o no”. No señores, Cataluña no es nuestra para decidir, ni es menor de edad para no saber que es lo que quiere, y decidir por si misma.
El segundo es que creo que debe discutirse también la indivisibilidad de las comunidades, y como se realiza un referendo. Es decir, si ha de hacerse, lo lógico es que se incluyera en la Constitución como el derecho de cada pueblo constituido en la nación española. Y establecer como interpretar los resultados, lo que no es tan sencillo. Se me ocurre que hay regiones como Tarragona o Álava que bien podrián votar no a la separación, y debe resolverse si están legitimadas a hacer una segunda vuelta puramente regional para decidir si la comunidad se rompe o se mantiene a su vez. Algunos independentistas ya estarán indignados, pero si hacen un ejercicio de introspección verán que no practican lo que predican, el referendo no debe ser el resultado de la historia, o de tradiciones, sino el modelo que quiere la gente que vive hoy en día en esas regiones para convivir.
En mi opinión, debe dejarse la idea de nación atrás, para que se pueda hablar de comunidades de personas que votan y se organizan para vivir en las mejores condiciones posibles. La historia no debiera servir para justificar ninguna injusticia o situación indeseada entre la gente que puebla hoy en día cualquier tierra. Cada región debe tener la libertad de decidir su futuro, la honestidad de plantearse que le conviene, y la solidaridad de recordar que todos juntos sumamos más.
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Hugo Aguirre Herrainz es un ingeniero que trabaja para Sony PlayStation residente en Londres implicado activamente en política, con gusto por escribir, y un gran interés en temas de actualidad y polémicos.
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