Trump o la idiocracia

Carlos Vázquez
Punto y coma
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5 min readJun 13, 2016
El candidato republicano Donald Trump. Fuente

Su cara de color naranja, su incalificable peinado, su boca fruncida en un beso permanente (dedicado, me figuro, a su propia imagen); todo en él es una caricatura que nos encanta odiar. Y Trump, como troll que es, se crece con la atención. Una máxima del marketing reza «que hablen de mí, aunque sea mal, pero que hablen» — y, no nos engañemos, la política tiene mucho más de mercadotecnia que de lo que tradicionalmente se ha entendido como política: el acuerdo racional de diversos intereses sociales.

Sin embargo, Trump ha sido capaz de sacar adelante su campaña con una financiación muy inferior a la de otros candidatos.

Elaboración propia a partir de estos datos. *delegados por millón de dólares

¿Cómo es posible que la campaña de Trump haya sido la más eficiente? En realidad gran parte de su exposición al público no la ha pagado él. Se la han regalado. Trump ganaba apoyos cada vez que alguien hacía un fotomontaje con su cara o creaba un meme y lo difundía por Internet; cada vez que los medios publicaban una sátira suya tan exagerada y rocambolesca. Porque lo que es una locura para el creador del meme puede ser un argumento sensato para otra persona, y Trump ha sido presentado como el candidato mejor definido y con las ideas más claras. Equivocadas para unos (los que se burlaban de él), y acertadas para otros.

Trump también ha tenido suerte con sus contendientes. Marco Rubio y Ted Cruz se pasaron toda la campaña compitiendo por el mismo nicho de votantes republicanos más centrados, y en el extraño sistema estadounidense hay muchos estados donde el candidato que obtiene la mayoría se lleva todos los delegados. Rubio y Cruz son culpables por negligencia. El caso de John Kasich es aún más turbio. Este republicano — el cuarto en número de apoyos — se mantuvo en la carrera sin ninguna posibilidad y fuera de toda cordura precisamente hasta que Cruz suspendió su campaña y sólo quedaban él y Trump. ¿A qué corresponde esta estrategia? ¿A debilitar aún más la opción anti-Trump? ¿No es demasiado descarado?

¿Conviene Trump a alguien? Yo lo veo muy claro: si mis acciones benefician a tu campaña, es que me conviene que ganes. No importa si mis acciones consisten en insultarte o burlarme de tu forma de hablar; estoy beneficiándote. Visto así, a los medios parece que les viene muy bien la victoria de Trump. ¿Acaso porque es el candidato republicano con menos posibilidades de llegar a la Casa Blanca en noviembre? ¿Porque es el candidato republicano capaz de perder incluso contra Bernie Sanders? Visto así cualquier cosa que beneficie a Trump, al menos hasta el inicio de la campaña presidencial, beneficia al partido demócrata.

El extraño caso del doctor Paul

Bajo esta luz, es muy interesante lo que sucedió hace cuatro años, cuando otro candidato, Ron Paul (de quien hablé aquí), recibió de los medios el trato contrario: el ostracismo. Durante aquella extraña campaña republicana, Paul ganó algunos estados, y fue segundo y tercero en muchos. No obstante, apenas recibió cobertura mediática.

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El modo en que fue ignorado por los medios llegó a niveles esperpénticos. La Fox, la CNN y la CNBC, por ejemplo, nunca mencionaron los resultados de Paul, aunque sí mostraban interés en candidatos con menos de la mitad de votos. En las tertulias posteriores a los debates, Paul fue el candidato menos mencionado de todos.

Pese a ello, Paul obtuvo 177 delegados (que, con una campaña de 41 millones de dólares le sitúa en una eficiencia de 4’3 delegados por M$). ¿Cuál habría sido el resultado de haber recibido una cobertura normal de los medios? Es difícil saberlo. Lo que es más fácil saber es que Paul era capaz de atraer muchos más votantes demócratas que Romney, lo que erosionaría las posibilidades de Obama de una reelección. Al fin y al cabo Paul era contrario a la participación de EEUU en las llamadas guerras preventivas (mientras que Obama reforzó la presencia militar en el mundo, como ejemplifican las acciones de Libia y Yemen) y se opone y votó en contra de la llamada Patriot Act (que Obama apoyó y revalidó) que recorta las libertades constitucionales estadounidenses. Sí, Paul era un candidato peligroso y era necesario quitarle hasta la última oportunidad de contender a la presidencia.

Y lo consiguieron.

De modo que los medios saben quitar y poner candidatos. ¡Vaya!, tampoco es que haya descubierto América (en ningún sentido).

Aristóteles llamó idiotas a los hombres que no se interesaban por la política, y la política es algo más que la imagen. Siguiendo la definición del estagirita, me temo que hemos alcanzado la idiocracia. O peor, porque nosotros elegimos al presidente… Pero son los medios quienes nos proponen a los candidatos.

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Carlos Vázquez finalizó recientemente su doctorado en Informática y actualmente busca continuar su carrera académica. Escribe en el Libro de a Bordo desde hace más de diez años.

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Carlos Vázquez
Punto y coma

Doctor en Ingeniería Informática; escritor aficionado