Emily Bell, directora del Tow Center for Digital Journalism. Foto: Patricio Contreras.

Emily Bell: “Cuando no tienes periodismo las cosas se desmoronan”

Comenzó como una periodista de negocios para The Observer y luego se convirtió en la líder digital de The Guardian. Una preocupación ha cruzado su carrera: cómo la tecnología está cambiando todo en magnitudes desconocidas y sin precedentes. Ahora, como directora del Tow Center for Digital Journalism en la Universidad de Columbia, Emily Bell intenta vislumbrar el presente y futuro de una profesión que se enfrenta a un paisaje siempre cambiante. Conversamos con ella después de su charla “Cómo salvar al periodismo (y la democracia) de Facebook” en la Universidad diego Portales, en noviembre de 2016.

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12 min readDec 15, 2016

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Por Patricio Contreras.

— Quiero volver unos años atrás. ¿Puedes describir tu mentalidad periodística cuando comenzaste a trabajar en The Guardian?
Ya era una periodista de medios impresos, periodista de negocios, por 10 años. Y la mayoría de eso fue en The Observer, que era un periódico dominical que The Guardian compró. Era una periodista de negocios que cubría medios y publicidad, pero con mayor frecuencia tecnología. Así que desde 1992 o 1993 mi trabajo ha consistido en entender desde una perspectiva de negocios, una perspectiva periodística, qué está ocurriendo con la convergencia tecnológica.

» El año 2000 Alan Rusbridger era mi jefe lejano. Él dirigía toda la organización pero no era mi jefe directo. Tuvimos una conversación sobre cuál sería la estrategia web correcta para The Guardian. Yo quería iniciar un sitio de medios porque sentía que no podía leer las historias que quería leer. Le dije esto a Alan, que es muy decidido. Y me dijo: “Bueno, debes venir y hacer eso”. Por entonces yo era la editora de negocios de The Observer y la gente creyó que era una jugada un poco loca, porque si tienes ese tipo de trabajo con un equipo de periodistas en un periódico, la idea de renunciar a eso y empezar un proyecto en línea era, en ese momento, todavía un gran riesgo.

» Yo era relativamente joven. Pensé mucho sobre hacer la transición. Era una época en que la gente estaba empezando y haciendo cosas por primera vez en la web. Quería hacer esto, y es lo que hice. Así que mi mentalidad era “esto va a ser muy significativo, cambiará todo sobre el periodismo”. Soy una escritora de medios, analista y periodista de negocios, y sentí que no había una jugada mejor que hacer ese trabajo, especialmente en una organización donde el liderazgo — que era Alan Rusbridger — quería hacer una transición exitosa.

— Quiero citarte de un posteo en The Guardian, publicado el 5 de septiembre de 2000, cuando se lanzó el sitio de medios de the Guardian. Escribiste: “El problema con internet es controlar la oleada de posibilidades”. Pero por mucho tiempo reporteros, editores y medios vieron esto más como un problema que como una oportunidad. ¿Lo crees así?
Sí, definitivamente. Y fue suerte que el 2000 yo era, quizás, ignorante de algunos de los principales problemas porque, de otro modo, jamás lo habría hecho. Pero los periodistas son personas curiosas e inteligentes. Sabían que internet sería una amenaza para el status quo. Esa jamás será una posición cómoda. Y creo que The Guardian era un medio inusual en eso. La gente estaba escéptica sobre internet pero nadie estaba activamente intentando detenerlo. Tenía colegas que estaban en otros medios haciendo trabajos similares al mío y tuvieron tiempos más difíciles. Pero en general había gran apoyo de colegas para lo que hacíamos.

» Y en mis primeras semanas gradualmente dije menos y menos en las reuniones y escuché más, porque me pasaba que particularmente los técnicos y los periodistas y los editores — sin importar su edad — tenían una idea de lo que las tecnologías web significaban para el periodismo, la cual era mucho más profunda que la que yo tenía. Aunque yo había estado estudiando y escribiendo sobre esto, es muy difícil apreciar las dinámicas hasta que lo haces. En ese tiempo teníamos probablemente los mejores desarrolladores de contenidos y formatos del mundo. Y escuchar su visión de lo que podíamos ser en la web era increíblemente fascinante. A veces nos encontrábamos con otros periodistas que decían: “Nosotros sabemos lo que tenemos que hacer”. Mi trabajo como editora era asegurarme de que esas personas no obstruyeran el camino cuando estaban equivocadas.

— El 2010 pasaste de The Guardian a Columbia. Te cito nuevamente de un artículo publicado en Wired: “Soy extremadamente optimista sobre el periodismo. Realmente creo que este es el amanecer de nuestra nueva edad de oro”. ¿Qué te hizo tomar la decisión de pasar de la sala de redacción a la sala de clases? Estaba pasando de todo en The Guardian.
Sí. Diez años es un largo periodo trabajando en ese ambiente. No olvides que tuvimos importantes cambios en el juego. Me hice cargo como editora en jefe y me moví rápidamente del establecimiento del sitio de medios a tomar el control general de toda la plataforma. Nueve meses después tuvimos el 11 de septiembre, que cambió todo. Cambió todo para nosotros porque nos dio una audiencia global y nos dio una historia que redefinió cómo el mundo quería conectarse con las noticias.

» Las personas permanecen mucho tiempo en sus trabajos. Pensé muy concienzudamente el haber hecho eso durante diez años. Y comencé a pensar sobre cómo era mi vida periodística entonces en comparación al 2000. Pasaba mucho tiempo en reuniones, aconsejando y conversando con colegas más jóvenes. Ahora estaba trabajando en un ambiente donde hacer cosas era cada vez más lento. No creo que The Guardian fuera diferente. Y, además, me di cuenta de que había dejado de aprender cosas.

» Coincidentemente, Sig Gissler, que estaba a cargo de los premios Pulitzer, me había llamado. Éramos amigos y habíamos hablado antes sobre cómo el periodismo en línea debía ser reconocido en los Pulitzer. Y me llamó y me dijo: “Mira, tenemos esto nuevo en Columbia [el Tow Center]. No creo que estés interesada”. Y yo dije: “Bueno, en realidad puede que sí. No sé. Siento que necesito un cambio”. Sentí que no teníamos eso dentro del periodismo para poder hacer el siguiente conjunto de transiciones. Las convergencias con el mundo y la web abierta estaban cada vez más cerca y los ingenieros estaban a cargo. Y no sabíamos lo suficiente.

» Así que era la oportunidad para ir, en primer lugar, a trabajar con la nueva ciencia y entrenar periodistas con un grado académico doble. Segundo, la oportunidad de tener más tiempo para poder pensar en esto. La tercera cosa era estar en Nueva York. Por mucho tiempo Nueva York había estado en los márgenes. Como todo sucedía en Silicon Valley, los medios de Nueva York eran muy lentos para cambiar, con una o dos excepciones. Y de pronto, en 2008, 2009, había personas haciendo cosas muy interesantes en emprendimientos periodísticos y se sentía como si todo, por un periodo breve, estaba sucediendo ahí. Fue una combinación de factores.

— Según un artículo del Nieman Lab, el 2011 explicaste tres objetivos del Tow Center: “experimentación e investigación en el campo; traer los resultados de esos experimentos a la sala de clases; y crear una presencia digital más fuerte para la escuela de periodismo de Columbia”. Eso fue hace cinco años. ¿Cómo evalúas estos objetivos hoy?
Ha sido tremendo ser parte de la transformación de Columbia como escuela de periodismo. Y no creo que alguien pensara que tendríamos éxito tan rápido. Todavía hay mucho trabajo que hacer. Es como los periódicos, es una organización tradicional. Tiene raíces profundas en métodos periodísticos muy tradicionales. Es una escuela que enseña periodismo de largo aliento. Yo no soy una periodista de datos. Conozco su valor y lo defiendo fuertemente. Pero no enseñábamos ningún curso de datos o computación, ni uno. Y ahora hemos introducido unos veinte.

»No quiero llevarme el crédito de eso porque no debo. Pero el Tow Center fue definitivamente parte de eso. Y hemos tenido las medidas para experimentar y desarrollar investigación. Hemos dado una mirada al periodismo de sensores, de realidad virtual. Y hemos mirado las aplicaciones de chat y el contenido generado por usuarios. Y estoy orgullosa de cómo nuestro equipo de investigación pensó acerca de las cosas con anticipación.

» Hemos desarrollado herramientas para medir impacto, hemos hecho periodismo premiado, combinando periodismo experimental con ProPublica y PBS Frontline, a través de un documental de realidad virtual que ganó un premio Peabody, lo que es increíble. Hemos hecho un buen trabajo en encontrar los temas adecuados y traerlos de vuelta al aula. Para nosotros la siguiente etapa es cómo crecemos y qué miramos como nuestro siguiente conjunto de objetivos.

— Eres coautora de uno de los trabajos más citados para explicar el panorama de las noticias digitales: “Periodismo postindustrial” junto a Clay Shirky y Chris Henderson. Una de las creencias centrales del informe era que “el periodismo importa”. Después de lo que sucedió con la elección presidencial de Estados Unidos, la pregunta es: ¿a quién le importa?
Le importa a todos. Y creo que perdemos la perspectiva de esto. Cuando no tienes periodismo las cosas se desmoronan. Es una parte central de cómo la inteligencia y la información y las opciones llegan al público masivo. Durante años un ingeniero de Google me hacía la misma pregunta: “Recuérdame de nuevo. Vamos hacia un mundo donde están todos los datos. Y están todas las herramientas. Y están las personas. Y cuando tienes todos los datos y las herramientas y la gente, ¿para qué necesitas el periodismo? ¿Qué hace esa capa?” Y él no lo estaba diciendo para ser ofensivo. Como ingeniero estaba genuinamente interesado.

» Ese ingeniero ya no hace esas preguntas y ahora me estaba mandando muchos enlaces sobre noticias falsas y sobre qué podíamos hacer en relación a esto, cuál es la conversación adecuada que hay que tener.

» Y el periodismo no es perfecto y ha sido malo en el pasado. Pero el buen periodismo siempre ha hecho una diferencia. Creo que mientras tenemos una crisis cívica y una crisis comercial, no hay una crisis creativa. Veo mejor periodismo ahora del que he visto en toda mi carrera. Si hablas con los decanos o la gente experimentada con la que trabajo en Columbia, nadie cree que hemos dejado atrás una edad de oro. Tenemos una película ganadora del Oscar. Tenemos el increíble trabajo que colegas de The Guardian y The Washington Post hicieron con Edward Snowden. Tenemos organizaciones como Wikileaks que han dicho: “Bueno, somos radicales en la transparencia”. Wikileaks ha demostrado interesantes lecciones que los periodistas deberían aprender. Pero también refleja lo que ocurre cuando adoptas una agenda partidista y no eres capaz de rendir cuentas.

— En las últimas semanas hemos visto toneladas de cosas escritas sobre quién fue el culpable del resultado de la elección: las noticias falsas, las cámaras de resonancia, las burbujas de filtros, si era culpa de Facebook, si era culpa de los medios. ¿Quedó traumatizada la industria de medios por el resultado de la elección?
Hay una parte de eso que lo explica, definitivamente. Porque ahora tenemos un presidente autoritario con un jefe de gabinete que salió de un agresivo y ultraderechista sitio web — Breitbart — al que no le importa mucho la verdad; está muy feliz de publicar cosas que son confusas y erróneas, para crear una suerte de ideología y agitación. En un nivel, el trauma — que no es sobre nuestras creencias personales o sobre cómo votamos — es legítimo, porque ahora la libertad de prensa está en riesgo en Estados Unidos, algo que jamás pensamos que ocurriría. Como candidato presidencial, Donald Trump criticó a ciertos medios y censuró a ciertos periodistas. Él ya empezó a ir a ciertos lugares sin periodistas. No parece respetar la idea de que es necesario un enlace entre la presidencia y los medios. Creo que el trauma es acertado. Tenemos mucho trabajo que hacer.

» Y nos da un propósito, como todo cambio de régimen. Siempre ocurre alrededor de una elección y ahora es un tanto más extremo. Haber errado en tantas cosas también fue un golpe para la prensa. Los últimos dos años hemos estado hablando de noticias falsas en contextos virales. Destacamos esto en un reporte del Tow Center dos años atrás con Craig Silverman, que ahora trabaja para Buzzfeed. Apoyamos el trabajo que lo puso en esa ruta. Todas estas cosas tienen un rol. Hubo una falla de las plataformas para promover la información correcta. Pero también habían personas aburridas del status quo, que querían cambios y ver las cosas de otro modo.

— Algunos dicen que los medios no deberían trabajar con Facebook. Otros como Jeff Jarvis plantean “sí, debemos trabajar con ellos”. ¿Hay un punto intermedio, un balance?
Hemos hablado de esto en los últimos dos años. Di un discurso en Oxford llamado “Silicon Valley in journalism: make up or break up?”, que era un título algo ridículo pero reflejaba el punto donde yo veía esas fricciones y esa relación que iba a ser cada vez más estrecha. Está la pregunta de cómo el medio reacciona frente a esto. Es como dijiste, un balance. Cuando escribimos “Periodismo postindustrial” era un momento donde no intentábamos decirle al resto qué hacer o predecir el futuro. Sólo queríamos tomar una instantánea de lo que creíamos estaba sucediendo. Y creo que fue citado y exitoso porque observamos la desagregación del periodismo desde la base institucional, individual y del ecosistema. Pero hay cosas que no vimos venir. Aunque dijimos que internet quebró el modelo publicitario — que es cierto — no vimos a Facebook con tal dominio. Y siempre aventuramos un ecosistema mixto de plataformas.

» Muchos medios están decidiendo cómo asignar recursos a esto, cómo negociar los mejores acuerdos, cómo elegir las plataformas con las que van a trabajar y cuánto trabajar con ellas. Y hay una verdadera escasez de información. Sabemos que las plataformas tienen la habilidad de elegir a los ganadores en el nuevo ecosistema de noticias. Y hemos visto grandes disparidades entre medios ricos y poderosos como The Washington Post, The New York Times. Ellos tienen mejor acceso que los medios pequeños.

» Las plataformas tienen que ser parte de la respuesta. Que Mark Zuckerberg diga una y otra vez “somos una empresa de tecnología” se basa en un sentido de autopreservación y él no quiere asumir la responsabilidad que conlleva ser el editor del mundo. Son los que tienen todo el dinero. También están ayudando a que nuestro campo haga un buen trabajo para que su campo trabaje bien también.

— Se viene un libro, “Journalism After Snowden”, a quien entrevistaste en diciembre del 2015. ¿Nos puedes dar una adelanto de esta publicación?
En realidad, “Journalism After Snowden” era el nombre de una serie de investigaciones que hicimos en el Tow Center hace un par de años. Pensamos en usar toda la atención que se le dio a los cables de la NSA para formular preguntas profundas sobre cómo los periodistas trabajan en y con un estado vigilante del que recién nos dimos cuenta. El libro tiene capítulos de gente como Jonathan Zittrain and Ethan Zuckerman, Susan Crawford, Clay Shirky, Steve Coll — nuestro decano — Jill Abramson, Alan Rusbridger.

» Lo que intentamos hacer fue todo el trabajo de esos dos años: hablar sobre los aspectos legales, hablar sobre la historia en sí misma, hablar sobre qué significaba para la cobertura de seguridad nacional, qué significaba para la relación entre periodismo y tecnología. Es un marco para muchos de los temas que estamos mirando ahora; es decir, qué sucede cuando el periodismo es vulnerable a perder su independencia. Ya sea financiera o técnica o política. Y cómo deberíamos protegernos legalmente. Cómo debemos pensar en la práctica.

» Me impresiona lo relevante que algo o la mayoría de esto aún es. Tengo muchas esperanzas de que las escuelas de periodismo, los estudiantes de comunicación, los periodistas que trabajan y el público en general encuentren cosas ahí [en el libro] que les ayuden a pensar a través de los desafíos existenciales de sus trabajos o qué piensan ahora mismo sobre la prensa libre.

— ¿Puedes describir tu mentalidad actual y decirnos si es muy lejana o cercana a la mentalidad que mencionaste al comienzo de la entrevista?
Hay cosas que han ocurrido que me preocupan más ahora. La concentración de poder en las empresas de tecnología es una de ellas. Sabíamos que el mundo estaba cambiando. No podíamos anticipar que habría un reducido número de empresas que dominarían del modo en que lo hacen. O no anticipamos que serían, en efecto, la infraestructura de publicación de la industria. Yo no habría predicho que ocurriría tan rápido.

» Siento que tenemos absolutamente la capacidad de reinventarnos. La desaparición de la publicidad es un nuevo reto. No sólo para el periodismo sino que para toda la sociedad civil al momento de tomar decisiones sobre qué tanto valoran al periodismo. Y es una prueba del valor y fortaleza de nuestro trabajo. Nunca fui partidaria de la idea de implementar un muro de pago en The Guardian, por muchas razones. Pero eso fue en un momento en que construir un muro de pago realmente significaba cortar tu trabajo del público y estoy muy impresionada por cómo los medios han negociado y han sido muy creativos para introducir diferentes modelos y métodos para que la gente participe o pague por su periodismo. Esa es una razón para ser optimista desde el lado de los negocios.

» No podemos dejar de pensar cuál es nuestro rol ahora, en un ambiente que nunca dejará de cambiar. Y más gente como tú y yo pueden ayudar a darle a otros periodistas los esquemas para pensar qué significa esto para ellos y cómo pueden hacer su trabajo, el cual ahora debe ser más colaborativo que competitivo. En la siguiente fase veremos al periodismo redefinirse a sí mismo como una importante actividad, aunque no mayoritaria. No estoy dispuesta a renunciar a esta idea de que es una lucha práctica, financiera e intelectual por una prensa libre. Y creo que esta lucha ha llegado a la puerta de los Estados Unidos.

COORDENADAS

Emily Bell en Twitter
Tow Center for Digital Journalism
Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia
“Periodismo postindustrial”, por Clay Shirky, Emily Bell y C.W. Anderson

Esta entrevistada fue publicada originalmente en Puroperiodismo el jueves 15 de diciembre de 2016.

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