Con Bonamassa como testigo

Norber Tebes
quiasmo
Published in
2 min readAug 7, 2019

Vos pelabas papas y yo cortaba las cebollas, hablábamos de qué poco le costaba a los medios hegemónicos instalar el desprecio de clase. Yo había prendido el hornito y puse esencia de limón. Tenías la mirada en las papas, el pelo suelto, el jogging gastado y una remera mía que te quedaba enorme y que nunca volveré a usar. Sonaba Bonamassa por youtube y se ve que habías estado maquinando con el desprecio de clase porque habías escrito algo en tu facebook, yo lo había elogiado, siempre elogié el poder disuasorio de tus palabras, la manera de entrecomillar, la pericia de colocar los adverbios terminados en “mente”, el sentido de oportunidad para la melancolía, la forma en la que besabas con ganitas. Yo asentía y te decía que había leído no sé qué entrevista de Chomsky y me dijiste que me la habías querido pasar y te colgaste, pero que la habías leído y de pronto dejaste de hablar, de a poco, porque el tema estaba en la parte del solo y sonreías mirando primero las papas y luego a mí y luego dijiste “qué hijo de su madre este tipo, increíble”. Y yo me di cuenta de que había hecho lo propio. Y te viniste a sentar a mi lado y nos agarramos la mano, mirando la pantalla lo que duró el solo.
No digo nada con todo esto, contándolo así, pero creo que se entiende lo que quiero decir. Estabas re buena además, claro. Por esto y por otras cosas, claro.

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