La sopa fría del centurión

z666
quiasmo
Published in
1 min readNov 7, 2016

--

Demasiado tarde reconozco el amargo sabor del cianuro especiando la comida, regando el vino. Tanto me odias, Aurelia, que te quedas ahí sentada, mirándome impasible sin probar bocado. Tanta indiferencia te causa mi pronta muerte que no percibo en tu rostro expresión de lástima o alivio. Aturdido, llamo a nuestro hijo a comer de mi plato, aguardando tu llanto o tu rugido; tú solo le acaricias el pelo, sin remordimiento ni miedo. Quizá tengas razón, mejor terminar con toda la estirpe. Yo, Decimus Fulvius Curvus, he matado hombres, mujeres y niños, he sido cruel, duro, un bruto sanguinario, pero en tu presencia no soy más que un chiquillo asustado. Lleno tu copa, derrotado, y entrego mi águila, mientras tú, con extrema delicadeza, tomas un sorbo y comentas que hoy el vino sabe a rayos.

--

--