El precio de ser jubiladas

Julia y Elba tienen que vivir con 12 mil pesos. Pero además tienen un vida de carencias, conflictos y de lucha por la supervivencia diaria. Retratos de la lucha de los adultos mayores en crisis.

Yazmin Segovia
Radar UAI
7 min readNov 12, 2019

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Julia en el comedor de su casa con la bandera de Paraguay de fondo. Foto: Yazmin Segovia.

En Argentina, la crisis económica afectó a todos, pero los jubilados constituyen un gran grupo dentro de los perjudicados .

Los problemas económicos se suman al cansancio de una vida de largos esfuerzos de trabajo, con historias conmovedoras de familias con dificultades como el robo de un hijo en el caso de Julia . Que le suman otra carga emocional a esta etapa de crisis.

Es un lunes feriado de octubre. Julia está a la espera de un almuerzo con su sobrina, que vive en la esquina de su casa ubicada en una villa de La Matanza.

La vivienda es blanca por dentro, con paredes pintadas y de ladrillos vistos. Una mesa de madera con 4 sillas y una bandera de Paraguay colgada detrás se destacan, a primera vista, al ingresar a la casa.

La única “comodidad” que poseen tanto Julia como Elba son sus dormitorios, donde además de encontrarse una cama, está el televisor. Julia disfruta cuando se recuesta a mirar la programación. El servicio de cable ambas lo pagan con los ojos cerrados. Pocas cosas las alejan de los problemas diarios.

Elba en la parte trasera de su casa. Foto: Yazmin Segovia.

En el caso de Julia, también un gasto importante representa el pago de las cuotas de la heladera. Pero hasta el día de hoy no la puede llenar, sólo hay un par de tomates y una gaseosa. En ella permanece el deseo de realizar las 4 comidas, pero el constante aumento de los alimentos no se lo permite.

Se cumplen 53 años desde que llegó a la Argentina; 40 años desde que tramitó el documento y cada 20 años viaja hacia su país natal: Paraguay,donde ya perdió contacto con la mayor parte de su familia.

En el 2001 cuando falleció la madre volvió a Paraguay.

“Ahora está muy jodido, ni mi casa puedo mandar a arreglar. Mi marido cumplió los 30 años en una panificadora para dejarme esa pensión. Yo trabajé en casas de familia pero nunca aporté. Lo que me da bronca es que otra gente que viene de Paraguay u otros lados, cobran garrafa social, reciben mercaderías, hacen su vida y se vuelven. En cambio, los que nos quedamos acá, no. Yo pago mis impuestos, mi boleta del teléfono y no me dan lo que necesito”.

Julia en la puerta de su casa sonriendole a su sobrina que la esta llamando. Foto: Yazmin Segovia.

Le sobran $1000 de los $12 mil de la pensión, debido al cumplimiento de las deudas que tiene.

A la noche toma mate cocido y cena una tortilla. Recibe 4 remedios del Pami. Pero tiene asma, gastritis, colesterol, pérdida de memoria (producto de que se le habían tapado las arterias), diabetes y presión alta.

Los medicamentos que le cubren dichas enfermedades sólo son Gastroman, Neumoterol, Cronagin y Diosaltan. Además tiene que comprar por su cuenta otros cuatro remedios, en los que gasta buena parte de la pensión.

Tiene una casa (planta baja) sobre la cual se construyó un piso más, que ella le entregó a su nieto, pero a su vez, él se lo vendió (de palabra, ya que no tiene la escritura), a su cuñada.

Julia está ahorrando para llegar al monto de 50 mil pesos con el fin de recuperar esa propiedad. Juntó la mitad del dinero vendiendo su casa en Paraguay, pero con la difícil situación por la que está atravesando se torna muy complicado porque saca préstamos que luego le cobran el triple y hace la situación más difícil.

Entre el monto de los remedios, las boletas y la deuda con el Anses, para los papeles de su casa y los préstamos que utilizó para comprar cosas, le generan una dificultad para llegar a fin de mes y sobrevivir.

Hay veces que no cuenta con dinero y el almacén cercano a su casa le cobra más adelante el monto total de todas las compras obtenidas por fiado. Come carne dos veces por semana. No entra en su presupuesto ni siquiera un posible cambio de zapatos.

No recibe ayuda de su hijo porque él está enfermo y trabaja algunas veces de lo que puede. Pero tiene sus gastos con su esposa que también tiene problemas de salud. Elba tampoco le pide ayuda a sus hijos, ya que también están pasando por una difícil situación y además tienen que mantener a sus hijos.

Realizó los aportes para su jubilación. Trabajó desde los 15 años en talleres de costura de ropa interior, una marroquinería, pulido de alhajas, y por último, limpieza doméstica.

La vida fue dura con ella. Hace muchos años, Elba estaba con su marido y no le permitían ingresar con su hijo al hotel en el que vivían. La madrina del niño, que en ese momento salía con el director del hospital Salaverri, se ofreció a cuidarlo hasta que pudieran encontrar otra alternativa.

Un día llamó para preguntar si podía ir a la casa a verlo, pero le dicen que la señora abandonó la casa y se fue con el nene. Ella partió hacía la vivienda de la mujer, lo busco al niño y la policía también lo hizo pero no lo encontraron.

Actualmente el dolor sigue intacto pero con ayuda de su hijo mayor y nietos tiene pensado buscarlo para conocerlo, aunque sea muy probable que él no quiera. Ella sabe que es ingeniero porque la empleada doméstica de la comadre le pasó información.

En el presente, no realizó trámites con el Pami para que le cubran los remedios, porque anteriormente quiso realizar el proceso para cobrar un subsidio, pero le pidieron documentación que no tenía o era muy difícil de conseguir.

Al igual que Julia, también tiene una deuda por un préstamo. Por el hecho de no pagar unos meses se le fue de $30.000 a $80.000. Actualmente le descuentan de la jubilación para solventar la deuda y sale a vender paquetes de pañuelos en la calle a voluntad, para sobrevivir.

Ambas mujeres están con expectativas del futuro presidente. Esperan que pueda solucionar todos los daños y problemas económicos que tienen un gran porcentaje de los argentinos.

En el medio de la charla Julia se levanta de la silla y va a buscar los papeles que entregó en el 2017, para poder cobrar su jubilación. Cuando los presentó perdió la garrafa social y la bolsa de alimentos, sin explicación alguna y el abogado que la iba ayudar a que pudiera cobrar la jubilación resultó ser un estafador que sólo se quedó con el dinero y no realizó nada.

La asociación civil en la que Mirta Tundis forma parte, la está ayudando a poder conseguir la jubilación y garrafa social. No presenta problemas con el Pami, pero si con la doctora de cabecera, que en la receta le anota mal los remedios y eso le genera miedo de que un día la pueda matar.

Llegó a la Argentina en el año 1966. Ingresó sin papeles ni documentos. El Presidente Stroessner, que gobernaba en su momento, no la dejaba salir del país, entonces pagó y pudo entrar sin documentos en una lancha hasta Posadas, Misiones.

En el 80 vuelve a Paraguay por el fallecimiento de su papá. Viajó embarazada y por poco tiempo. A su vez tuvo a su hijo en su país de origen.

Elba hace una semana tuvo un ataque de nervios a causa de uno de sus 5 hijos, procedió a tomar los tranquilizantes (que consume hace 27 años) y le bajó la presión que más tarde con su otra pastilla correspondiente se re establecería. En eso, ella comenta que al no tener dentadura un movimiento facial que realizó le produjo esta sensibilidad en los nervios.

“Uno acá se hace muchos problemas. Ponen la música fuerte y yo ya no estoy para eso. Entonces voy a mi pieza y veo la tele”.

Al igual que Julia, en su momento de tranquilidad, luego de trabajar o juntar el dinero para la deuda, está en su cuarto con la tele.

Asisten ella y su familia a la “copa de leche”: un merendero que les entregan alimentos no perecederos. Ella está muy agradecida, pero dice que además de arroz/fideos, que es lo que mayormente le entregan, a veces le gustaría recibir un paquete de yerba y/o azúcar ya que algunas noches al tener tantos hijos/nietos a veces reemplazan un plato de comida por mate y galletitas.

Y se nota, a simple vista, se la ve muy flaca, con los huesos acentuados en la piel que dan indicios de que no come mucho.

Pieza de una de las jubiladas. Foto: Yazmin Segovia.

Julia se enfrenta al deseo de tener la escritura de su casa, una ayuda con las expensas mediante la garrafa social y su jubilación. Elba tiene un anhelo de poder ver a su familia unida encontrando ese hijo perdido y mejorando la relación con los demás sumado a una mejora económica. Ambas tienen esperanzas por el nuevo gobierno y que la situación mejore.

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Yazmin Segovia
Radar UAI

Estudio Periodismo en la UAI. Me gusta leer y escribir sobre diversos temas.