reAcción Paraguay: una historia improbable

David Riveros García
reAcción
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7 min readMay 6, 2017

Las buenas ideas, como la buena gente que uno conoce en la vida, generalmente surgen de los lugares menos probables, en momentos impredecibles y muy a menudo en condiciones extremas. A veces todo eso sucede al mismo tiempo. Como por arte de magia, destino o intuición conocemos personas increíbles en momentos críticos para dar inicio a algo improbable.

En el año 2008 una manifestación de casi un mes que movilizó un par de miles de estudiantes en el colegio más grande y populoso de Ciudad del Este resultaría en una pregunta fundamental:

¿Cómo puede un país decir que combate la corrupción si su siguiente generación está siendo educada por gente corrupta?

Para la mayoría de la población paraguaya la respuesta a esa pregunta es tan obvia como semi-imposible. No fue ninguna sorpresa que mucha gente se haya reído o burlado y que hayan subestimado a un grupo de jóvenes de 18 años que iniciábamos una organización anticorrupción con enfoque en el sector educativo. Aunque lo admito, era peor cuando nos aplaudían, nos acariciaban el hombro o nos sonreían compadeciéndose de nuestra causa, considerándola tierna o “chuli” — condición general que cualquier iniciativa juvenil padece acá y en otras partes del mundo. “Todo muy lindo, pero son unos ilusos”.

La verdadera esperanza no es aquella que se confiere a las causas porque son probables de ser alcanzadas, sino por la justicia que existe en perseguirlas. La verdadera esperanza no es creer porque pueda ser posible, sino por lo justo en lo que uno cree.

Entre más improbable la causa y más esencial la justicia en alcanzarla, más verdadera la esperanza.

A los 18 años teníamos esperanza en una causa dada por perdida y teníamos en contra a la medio-merecida fama de las iniciativas juveniles que surgen momentáneamente para luego desaparecerse en su “ternura”. Ergo, también teníamos el desafío de demostrar que una organización de jóvenes puede ser independiente, auto-suficiente, innovadora, sostenible, especializada, creíble, honesta, conectada a la realidad social y capaz de iniciar cambios que puedan contribuir a la solución de sus complejos problemas.

He ahí nuestra causa perdida. He ahí nuestra esperanza verdadera.

En reAcción Paraguay hemos estado logrando lo improbable por 7 años.

Como fundador y director ejecutivo de la organización he visto pasar estos 7 años de trabajo, cada uno de ellos más improbable que el siguiente. Este es un equipo que creció sin nunca tener ni querer padrinazgos políticos, sin contar con asesores o consultores especializados en ningún momento de su desarrollo, sin poder aprender del acompañamiento o la experiencia de las grandes y antiguas organizaciones de la capital, además de formarse y trabajar lejos de Asunción en un contexto de sociedad civil organizada débil — para no decir inexistente.

Para coronar las improbabilidades superadas por nuestra organización basta con mencionar que, desde sus inicios y hasta hoy, ha sido dirigida y apoyada por jóvenes que promedian 21 años de edad (o menos). Tantos desafíos superados, tantos logros nacionales e internacionales alcanzados y por supuesto incontables derrotas de todos los tamaños y colores. Pero nosotros no medimos nuestro éxito por esas variables. Si me preguntaran cuál ha sido el mayor logro de reAcción, les diría lo siguiente:

Ser capaces de atraer a jóvenes brillantes, comprometidos y talentosos que están dispuestos a invertir su tiempo para contribuir a la lucha por un Paraguay transparente.

No somos excepcionales, ni clamamos serlo. Hemos demostrado esperanza verdadera que se ha traducido en el elemento fundamental que nos permitió desarrollarnos así: el apoyo de la comunidad.

Aunque sea rara, la esperanza verdadera es muy contagiosa. Todos somos vulnerables a los perseverantes, no por su irreverencia, sino por lo que resuena muy dentro de nosotros al verlos levantarse de nuevo, una y otra vez, luego del azote: porque nadie se levanta tantas veces por algo que no cree justo o posible.

Y todos queremos creer que es posible. Por eso es contagiosa esa esperanza.

Es ciertamente melancólico haber presenciado estos 7 años de trabajo, las personas y grupos que pasaron por la organización, los lugares y las anécdotas, los aprendizajes y todo lo que hoy nos hace la organización que somos. reAcción fue un sueño concebido muy lejos de Paraguay que se materializó gracias al esfuerzo y sacrificio de tantas personas increíbles que lo empujaron hacia adelante. Amigos, extraños, mentores y enemigos, pero por sobre todo una causa: el sueño compartido de un Paraguay transparente liderado por innovación y compromiso social de la juventud.

Ya hacen 7 años de ese compromiso fundacional. Teníamos todos 18 o menos. Contra toda posibilidad y expectativa, hemos llegado así de lejos. ¿Quién jamás lo hubiera imaginado?

Logos de la organización: Año 2013 (izq.), Año 2011 (centro), Año 2009 (der.).

Es abrumador… este sentimiento de conexión y herencia. Los caminos de mucha gente de insospechable procedencia, incluso de polos opuestos del planeta y con distintas y contradictorias perspectivas hacia la realidad y cómo cambiarla… todas ellas cruzándose y empoderándose mútuamente en formas indescriptibles y a través de la historia.

Lo escribo acá, como parte de este texto aniversario, ya que muchas veces nos sentimos aislados y solos en los intentos de mejorar nuestra sociedad y nuestro país. Si tan solo pudiera resumirles las muchas historias que se conectan directamente a lo que hoy es reAcción… cómo quisiera mostrarles como la arbitrariedad, la suerte, o lo que algunos llamarían “destino” hicieron colisión en un propósito compartido. Historias de varias nacionalidades conectadas por este vínculo humano empapado en lágrimas, lucha y sacrificio, pero también vibrante en gentileza, amor y sabiduría prestada.

Hoy no celebramos 7 años de existir y sobrevivir. Hoy celebramos 7 años de creer en lo que se considera improbable y demostrar lo contrario.

En este momento en que, a través de nuestros proyectos estamos por presenciar el inicio de muchas nuevas historias de liderazgo, la celebración de nuestros orígenes es doblemente festiva. Para todos quienes conformamos reAcción Paraguay, este es un momento de orgullo sincero y merecido.

Como fundador y en representación de la organización, quisiera agradecer a tanta gente que estuvo, la que ya no está, la que nos inspira desde lejos y la que nos motiva desde cerca. Nuestro trabajo comprometido es nuestro agradecimiento a su apoyo y la forma en la que honramos su confianza.

Para quienes hoy son parte de esta causa y para quienes lo serán en el futuro, recordemos que el propósito de los líderes no es consagrar su nombre. Por el contrario, su propósito es encontrar a otros y otras, quienes hoy están sin esperanzas, ignorados, escondidos, oprimidos, excluidos o aislados, como todos hemos estado en algún momento en nuestros inicios. Debemos encontrarlos para empoderarlos, para que ellos también puedan sentir y escuchar esa resonancia que vibra adentro de quienes palpitan el cambio y consagran sus vidas a alcanzarlo.

Desde reAcción nos comprometemos a seguir buscando.

Canción: “Mil ojos” (Himno de reAcción Paraguay). Letra: Galista. Música: Ronald von Knobloch.

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David Riveros García
reAcción

Fundador y Dir. Ejecutivo @reAccionpy | Añeha’ãmbaite | MSc in Development Studies — London School of Economics | Mentis vita pro vita mundi | Subrisio saltat