Los cambios en la calidad de los productos nunca pasan desapercibidos por la clientela. Antes y después en la publicdad.

Malta: lo bueno no dura…

Mario Ovies Gage
ReComiendo
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3 min readNov 30, 2016

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No había semana que no fuera por unas papas a la francesa cubiertas de queso y tocino rallado, acompañadas de alguna magnífica salsa, junto con una cerveza artesanal y de postre un helado de whisky con nueces; así pasaba mis fines de semana en Malta.

Eso fue hace más de un año, después llegaría el triste día en que tuvieron que cerrar por problemas de permisos con la venta de alcohol. Para mi alegría unos meses después me enteré que los dueños originales estaban en pláticas para vender el lugar y así rescatar la marca. Todavía pasaría un tiempo más para que el lugar reabriera sus puertas.

Cuando por fin llegó el gran día fui invitado a un evento pre inaugural donde tuve la oportunidad de probar todos los platillos, algunos de estos fueron buenos pero el resto eran una sombra de los que se ofrecían en la cerveteca original.

Si algo se podía recalcar del Malta original era la capacidad de maridaje que tenían sus platillos con las distintas cervezas que se vendían ahí, sus mejores hamburguesas iban de la mano con la amplia oferta de cervezas artesanales con las que contaban. En el nuevo lugar, la mayoría de los platillos carecen de personalidad, son muy similares a muchos de los que se pueden encontrar en otros restaurantes y bares de la ciudad; perdió su fuerte.

Pongo por ejemplo las magníficas papas con tocino y queso rallado que vendían antes, era una más de las deliciosas entradas que ofrecían, en una cena podíamos llegar a pedir unas 3 ó 4 órdenes en mi mesa simplemente porque no nos podíamos quedar con las ganas.

En mi segunda visita al lugar, en la cual me acompañó mi hermano, pedimos las nuevas papas para revivir la experiencia. Más grande no pudo ser la decepción, además de que la receta había sido modificada, el platillo era muy pobre a comparación. El cambio de queso fue lo que más me alarmó, el plato perdió toda su personalidad, la finura del queso rallado en combinación con el tocino se había ido para dejarle paso a un queso líquido parecido al de los nachos de cine. Un platillo icónico fue cambiado por uno desechable.

Debo hacer mención de las salsas que antes lo acompañaban, recuerdo la de habanero, la de tomate y la de mostaza; mis tres favoritas que no cambiaba por nada. En un solo platillo se puede resumir todo lo que cambió el lugar al reabrir.

Y así como estas papas (que tanto me duelen) muchas de las demás entradas perdieron su toque especial, podría decir que ningún plato mantuvo la magia original.

En cuanto a los platos fuertes pasa lo mismo, los platillos originales desaparecieron para abrirle paso a pastas o hamburguesas como las de cualquier otro bar. Tristemente digo que se transformó en cualquier otro sitio, con la misma comida y los mismos sabores. Lejos quedaron algunas de las mejores hamburguesas de la ciudad.

Otro punto que puedo señalar es la atención, de sentirme cómodo pasé a tener que llamar en varias ocasiones a los meseros para que me sirvan, cuando se encotraba uno de los dueños me atendieron bien, pero cuando se fueron la atención fue nula. Ya ni hablar de la limpieza del lugar.

Estoy muy seguro que pocos de los clientes originales de Malta se sentirán muy contentos con el estado actual del lugar, a pesar de mi emoción inicial, hoy en día no tengo considerado volver, tristemente lo bueno no dura.

Tengo la esperanza de que todavía no sea tarde.

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Mario Ovies Gage
ReComiendo

Escribo de sustentabilidad, innovación, emprendimiento y comida. Creador de “ReComiendo”, espacio gastronómico, y de Punto Verde, columna de sustentabilidad.