Soy ateo
Hacia un ateísmo cristiano -unos apuntes con mucho Rock-
Soy ateo de ese cristo “Llame ya”, del cristo “pago fácil”, que te soluciona todo y hasta te paga las expensas. Soy ateo de ese cristo, que cuánto más le das, “más te prospera”. Soy ateo de ese cristo de la prosperidad, que “bendice” más a sus pastores, que a sus ovejas. Soy ateo de ese cristo que entre luces, sonidos y merchandising, se pone “copado” para decir lo mismo de siempre, a los mismos de siempre.
Soy ateo de ese cristo que nos quiere “salvar” de su padre violento, que nos corre con tormentos y fuego eterno. Soy ateo de ese cristo que te quiere “salvar” el alma, vaciar el bolsillo y volver inútil tu cerebro. Soy ateo de ese cristo que viene con un “plan de salvación” bajo el brazo, que incluye los “4 pasos” para ser “salvo”. Soy ateo de ese cristo que está obsesionado en “convertirte” mediante la repetición de unas palabritas “mágicas”. Soy ateo de ese cristo del “megáfono”, que en plazas, colectivos o trenes, te quema el cerebro con: “arrepentimiento” o “ardor eterno”. Soy ateo de ese cristo que amenazando con volver “right now” mete miedo y nos separa de la realidad actual. Soy ateo de ese cristo que te chantajea, con ser parte de la gran obra editorial de su padre: “El libro de la vida”.
Soy ateo de ese cristo de las cruzadas romanas y de las “santas” guerras americanas. Soy ateo de ese cristo que usa la guerra y la violencia, cómo métodos para “conquistar” nuevas almas, nuevos territorios. Soy ateo de ese cristo institucional, conquistador, “cristianizador”, dominador.
Soy ateo de ese cristo estático, de ese que actuó solamente en determinado momento de la historia humana. Soy ateo de ese cristo que ya cumplió e hizo tanto, que ya no puede hacer más nada. Soy ateo de ese cristo que al ser incapaz de dialogar, propone que hablar con él, no tiene sentido ni utilidad. Soy ateo de ese cristo humanamente disociado, exclusivamente lógico, racional, reducido al cumplimiento de normas éticas. Soy ateo de ese cristo totalmente “desmitificado”, entendible y predecible. Soy ateo de ese cristo meramente histórico, buscado solamente entre los muertos. Soy ateo de ese cristo de escritorio, académico, exacto, vuelto objeto. Soy ateo de ese cristo gnóstico, exclusivo para especialistas y selectos. Soy ateo de ese cristo que pretende ser encerrado y enajenado en una colección de libros (Biblia). Soy ateo de ese cristo ajeno al lenguaje actual.
Soy ateo de ese cristo del ritual, que calma culpas, pero no transforma ninguna realidad. Soy ateo de ese cristo sumamente místico y espiritual, que siendo encerrado en rutinas y ejercicios “espirituales” es indiferente a la situación real y actual de la humanidad. Soy ateo de ese cristo de las peregrinaciones a “tal lugar” y de los sacrificios para aplacar la “ira” celestial. Soy ateo de ese cristo judaizante, legalista. Que demanda más “santidad” que misericordia. Soy ateo de ese cristo ignorante, que entre repeticiones y muchos “amen” te convierte en superficial e irrelevante para el prójimo.
Soy ateo de ese cristo “ghetto”, ese que se “conoce” mediante etnias y tradiciones. Soy ateo de ese cristo meramente personal, individual, incapaz de expresarse y ser en comunidad. Soy ateo de ese cristo del credo del siglo “verde”, en foto amarilla y llena de humedad. Soy ateo de ese cristo bibliolátrico, que ante pone versículos y dogmas por sobre la vida humana.
Soy ateo de esos cristos. Y sé que Cristo, también.
Yoe De simone, 28–04–2015