Baden Powell y el Escultismo

RoverismoSV
Reflexiones y comentarios
4 min readSep 23, 2015

Si leemos un poco en algunos de los libros que Baden Powell escribió para las diversas ramas del movimiento Scout nos podemos dar cuenta de que recurrentemente define al escultismo como un juego.

Esta visión lúdica de la enseñanza y educación del muchacho pretende ser un juego para el muchacho, que lo percibe como tal, participando con gran entusiasmo. Y como todo juego, mantiene el interés del Scout, porque es agradable, espontáneo, unificador, solidario y voluntario. La meta de ese juego, varía con la etapa: desde el juego por el juego, en la infancia, hasta el juego por la vida, en la adultez.

  • El Movimiento es una confraternidad de alegría, tanto más jovial cuanto que en el juego del Escultismo se hace una gran obra para los demás: combatir el engendro del egoísmo. “Manual del JT”
  • El Escultismo es un juego de muchachos, dirigido por ellos mismos, y para el cual los hermanos mayores pueden proporcionar a los menores un ambiente sano, y animarlos a entregarse a aquellas actividades saludables que son conducentes a despertar las virtudes de la Ciudadanía. “Manual del JT”
  • El Escultismo es un magnífico juego, si ponemos nuestro empeño en practicarlo con verdadero entusiasmo. “Escultismo para muchachos”
  • Recuerda: el Escultismo es un juego al aire libre; por lo tanto, cada vez que tengas la oportunidad, sal al campo. “Escultismo para muchachos”
  • No hay que tomar las cosas con demasiada seriedad, pero sí sacar el mejor partido de lo que tienen y ver la vida como un juego y al mundo como patio de juegos. “Roverismo hacia el éxito”
  • Siempre juguemos limpio e insistamos en que los demás lo hagan también. “Escultismo para muchachos”
  • Hasta las fieras como los lobos tienen un sentido del deber del juego limpio por el bien de los demás. “Manual de Lobatos”

Como podemos observar, Baden-Powell prefería llamar al Escultismo “juego” y no método.
Así es que desde esta definición, Baden Powel, fundamentó las bases de su obra: se trataba de aprender el juego de la vida con las reglas más puras y las metas más elevadas, movido por el espíritu y preparado por el adiestramiento.
Por esta razón su juego tuvo tanto éxito entre los jóvenes, atrayendo primero a miles y luego a millones de niños y jóvenes por todo el mundo.

El Problema: Los adultos

El problema es que este juego requiere que los adultos estén conscientes de eso, de que se trata de un juego para educar niños y jóvenes, participando del mismo, con el conocimiento de lo que el movimiento scout o el Escultismo es, pero a veces lo desvirtuamos y nos lo tomamos tan en serio que pervertimos el juego y lo convertimos en un feudo en el cual nos auto nombramos señores feudales, enarbolando estandartes como el “honor”, “el bien de los muchachos”, “el espíritu de B-P”, que se han falseado y no tienen nada de lo que representan, pero que presentamos como auténticos, convirtiendo el campo de juegos en un verdadero campo de batalla en el que nos ponemos a dirimir diferencias, al mejor estilo adulto, es decir, por medio del engaño, la traición, la maledicencia, echándonos zancadilla mutuamente, conspirando unos contra otros para lograr cuotas de poder en, ¡válgame Dios!… En un juego.

La frase “A mi solo me interesa el bien de los muchachos”, se ha convertido en la mentira más grande del escultismo, porque esconde una realidad de intereses personales, el abuso de esa mentira ha dividido grupos, distritos, provincias, países y al mundo entero dejando que gente sin experiencia ni vivencia scout tome las riendas de un movimiento que debería ser la solución para muchos de los problemas sociales que actualmente enfrentamos, pero que han rediseñado y convertido en algo elitista, en un club al que pueden acceder solo unos cuantos… que puedan pagarlo.

Por eso muchos buenos dirigentes scouts se dedican mejor a sus propios grupos, a su manada, a su tropa, a su clan y los siguen llamando así, haciendo caso omiso de las modernas definiciones, haciendo válidos y dando nueva vigencia a los viejos paradigmas que algunos pretenden eliminar, porque no han entendido que el escultismo es un juego que inicia con la fantasía de una comunidad organizada, plena de valores, sigue con la formación de auto confianza por medio del dominio de la técnica de los bosques, que siempre será atractiva para el joven, continúa con el consolidar, entender y orientar esta confianza como algo que le puede servir al joven y culmina con el desarrollo de la capacidad de liderazgo positivo hasta terminar en un buen ciudadano con un proyecto para recorrer su propia vida.

Es totalmente cierto que los dichosos nudos que aprendimos siendo scouts, solo nos sirvan para que alguna vez pongamos una hamaca y que el morse, semáforo, orientación por estrellas, fogones, el arte de cabullería jamás lo usemos para algo en nuestra vida cotidiana, pero aprender todo esto nos generó al final un estado confianza en nosotros mismos, los proyectos Rovers nos dieron capacidad de asumir y liderar en nuestro entorno, los valores que nos inculcaron en la manada con toda esa historia del libro de la selva se volvieron cultura de solidaridad, de paz y de compromiso.

Es necesario renovar y actualizar al escultismo, muchos de sus anacronismos son incluso peligrosos, pero no aspiremos a convertirlo en un método pedagógico porque perderá todo interés para los jóvenes.

Por eso el escultismo sigue siendo un gran juego y los adultos deberíamos dejar que siga así.

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