Cuándo abandonar un proyecto (o una carrera)

Andrés Vargas Aguilar
Refracción 3
Published in
3 min readJan 28, 2016
Fotografía bajo licencia por Dikaseva vía Unsplash

Vivimos en una cultura que aplaude la determinación, o el carácter rudo, de mantenerse ahí y perseverar sin importar nada. Demostrar que eres capaz de ver lo bueno aún a través de aquellos proyectos condenados (o carreras) parece ser alabado más a menudo que otros atributos.

Como resultado, abandonar proyectos, renunciar a empleos desahuciados, o abandonar ideas (incluso después de que hayan maximizado su valor) es comúnmente visto como una señal de debilidad o fracaso.

En la vida real, renunciar a algo cuando tiene sentido hacerlo nos permite tener tiempo libre y energía para mejores y más grandes objetivos. Como Christina Xu explica, a veces lo mejor que podemos hacer para nosotros mismos es darle a nuestro trabajo una muerte digna:

Las culminaciones no tienen que ser fracasos, pero muy probablemente lo sean si no fueron planificadas… Dejar ir a un proyecto o a una organización libera todos los recursos que está consumiendo — Financiamiento, atención, tiempo, la labor emocional por parte tuya y de tus compañeros — al ecosistema…”

¿Cómo sabemos cuándo es tiempo de retirar el enchufe y de dirigirnos hacia lo siguiente? Xu nos da 5 indicadores de cuándo es tiempo de dejar a un proyecto:

El Indefinido Soporte de Vida. Cuando lo único que mantiene a tu trabajo respirando es tener a alguien pendiente del proyecto y tú estás ahí pendiendo de un hilo, “porque la alternativa (confrontar la brecha entre la realidad y tu ~*visión*~ para el proyecto) es muy grande como para lidiar con ello.”

La Madrastra Malvada. Cuando una oportunidad de entregarle tu proyecto a alguien más — alguien que muy probablemente vaya a condenar el proyecto — se presenta y tú de verdad lo consideras.

El Jar Jar Binks. Cuando el proyecto o entidad se ha transformado en algo irreconocible y posiblemente contradictorio a sus propósitos originales.

La Maratón. La culpa te arrastra en los últimos kilómetros. Haces todo lo que se supone que deberías lograr para que el proyecto o compañía esté a tono, pero te desgastas al punto de dañar tu salud o de “morir” en el proceso.

El Titanic. Has jurado a los cuatro vientos que nunca piensas renunciar, pero una abrupta colisión con la realidad — o una oportunidad que no puedes rechazar — conduce a un final brusco. Y no explicaste a tus socios/inversionistas de dichos riesgos (o incluso tú los ignorabas) hasta que ya es muy tarde. Sinceramente, lo peor.

Xu continúa explicando cómo movernos de un proyecto o emprendimiento que en algún punto fue vigorizante, pero que ahora sólo nos cuesta recursos puede ser difícil, pero aprender a darle una buena muerte casi siempre nos libra el camino para mejores cosas.

La mejor manera de prepararse es saber qué señales buscar, pero también planear cómo lidiar con ellas:

“Haz un plan imaginario acerca de qué harías si tuvieras que cancelarlo todo o alejarte el día de mañana.”

Traducción por Andrés Vargas A.
del artículo original
When to Quit a Project (or Career)
escrito por
Tanner Christensen para 99U

¡Gracias por leer!

¿Estás interesado en algún tema relacionado al diseño, cultura visual o arte? Puedes dejar una nota acá, las ideas para listas o artículos nuevos alegran el día.
O también puedes hacer una sugerencia, alguna pregunta o ver contenido interesante en nuestra página en
Facebook.
Sería de gran ayuda para
R3. ☺

--

--

Andrés Vargas Aguilar
Refracción 3

Lic. en diseño de comunicación visual. Consultor de diseño y estrategia en Exotípico. Fotógrafo documental/subjetivo y de estilo cinema.