El Duelo

Con un brillante destello de colmillos llegó el primer golpe. Aunque estaba completamente desarmado sus reflejos lo salvaron, esquivando el envite. Se colocó en posición de guardia y se preparo para el próximo ataque, que vendría en cualquier momento.

La bestia no lo defraudo, ataco de nuevo con otro veloz destello. Él lo volvió a esquivar, en esta ocasión casi pierde una mano. Pero su entrenamiento le salvó como en otras tantas batallas.

Decidió pasar a la ofensiva, su vida dependía de no dejar que la bestia volviera a tomar la iniciativa.

Como dándole la razón, la bestia lo rodeo y brinco sobre él en un intento de pescarlo desprevenido. Pero eso era lo que estaba esperando precisamente. Habiendo estudiado en detalle sus patrones de ataque, sabia lo que debía hacer.

Dando un paso a un lado y asiéndola la lanzo tan lejos como pudo para estrellarla contra el suelo. Esta maniobra tomo a la bestia por sorpresa y descargo su frustración de la única manera que sabia, con su garganta.

Sus rugidos resonaban en la selva haciendo que todo y todos se encogieran con un escalofrio en la espina dorsal.

— EEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!

Esta no era la primera vez que se enfrentaban, la bestia era su viejo enemigo. Tantas y tantas batallas no habían podido dilucidar la eterna disyuntiva, quien era el mejor de los dos. Él estaba empeñado en domar a la bestia o en el caso más triste cazarla y lucir su piel como señal de victoria.

Recuperándose rápidamente la bestia atacó de nuevo, todo dientes y garras. En ataques que no daban tregua ni pedían cuartel. Llenando nuevamente la selva con sus rugidos.

— EEEEEEEEEELLLLLLLLLLL!!!

Él escogió una táctica que en anteriores batallas casi le había brindado la victoria. Consistía en hacer como que huía de su adversario para que este le persiguiera, aun sabiendo que no podía medirse en velocidad con la bestia lo hizo porque sencillamente la bestia no podía resistir a su instinto de cazador.

Lanzando un grito de desafío a la bestia, corrió por la selva para incitar la persecución.

— NNNNNEEEEEEEEELLLLLLLLLLL!!!

El lugar del primer encuentro no fue casual, todo formo parte del plan desde un principio, no muy lejos de ahí se encontraba un árbol especial que le permitiría emboscar a la bestia y ganar por fin. Resolverían el duelo y él saldría victorioso.

Solo faltaban unos pocos metros…

Casi podía sentir el aliento de la bestia a su espalda…

— DANIEEEEEEEEEELLLLLLLLLLL!!!

— Hasta cuando te voy a decir que dejes de jugar con el cachorro de esa forma tan ruda! Luego quedas todo magullado y llorando; y el pobre cachorro también!

— Entra a la casa YA!

— Ta’ bien maaaaaaaaaa, nunca me dejas terminar de jugar, nunca!

— Y quítate el uniforme del preescolar que mira como lo manchaste todo con las matas del patio!!!

Y así se fueron ambos, el cachorro y el niño, sabiendo que su duelo estaba momentáneamente suspendido. Que pronto tendrían ocasión de averiguar por fin quien era el mejor.