Reseña del libro «Todo lo que muere», de John Connolly

Por Víctor Hugo López

Víctor
Reseñario
5 min readFeb 14, 2018

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La literatura ha sido el hogar de una inmensa lista de detectives. Algunos parecen copias de sus antecesores, no trascienden más allá de la burda imitación, contrastando con otros que, a pesar de seguir los clichés que un investigador privado y una historia sobre detectives conlleva, se destacan por pequeños detalles que los mantienen vigentes en los lectores.

Las historias de detectives tienen distintos matices derivados del estilo del protagonista y la atmósfera de la ciudad en que se desarrolla la trama. Los elementos básicos son dos: un misterio y un protagonista dispuesto a resolverlo con toda la peculiaridad que emana de las extravagancias que su autor le confiere; a ellos se suman los amigos y aliados, los enemigos, el tipo de misterio, el clima de las ciudades que recorren los personajes, objetos y vivencias que se convierten en pistas fundamentales para armar el rompecabezas que posibilita las opulentas deducciones, entre otros.

Dos de los detectives más populares son Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle, y el francés Auguste Dupin creado por el norteamericano Edgar Allan Poe; tanto Holmes como Dupin son hijos del siglo XIX y tienen puntos de encuentro en la forma de manifestar su intelecto y hacer notar sus rarezas. Otros dos detectives populares que hacen gala de una inteligencia similar, pero de personalidad muy distinta, nacen en Estados Unidos de América durante el siglo XX: Sam Spade y Philip Marlowe, ambos se convierten en los pilares de un estilo de novela criminal que continúa fecundo hasta la fecha y se ha difundido bajo la denominación de «novela negra».

La fama del detective Sam Spade, creado por Dashiell Hammett, se cristalizó de la mano del director de cine John Huston, quien en 1941 adaptó El halcón maltés (1930), la novela más popular protagonizada por el detective Spade. Humphrey Bogart fue el encargado de dar vida al personaje en la pantalla grande, justo cuando su carrera en Hollywood se tornaba sólida tras veinte años de trabajo, dando inicio a una serie de trabajos exitosos durante los años posteriores que lo encumbraron como estrella de Hollywood. Por ejemplo, al año siguiente de protagonizar El halcón maltés, aparece como Rick Blaine en la célebre Casablanca (1942), y en 1946 es el elegido para actuar como el otro detective del momento, Philip Marlowe, en la adaptación cinematográfica de la novela Sueño eterno.

Los detectives Spade y Marlowe se destacaron por su humor ácido. Duros e irónicos, hábiles para moverse tanto en ambientes corruptos como puros e idealistas, con amigos confiables y delincuentes. Detectives valientes, pero con graves problemas derivados de su poca reserva para utilizar la violencia. A este tipo de detectives pertenece Charlie Parker, el personaje creado por el escritor irlandés John Connolly.

John Connolly, autor de la novela Todo lo que muere

Charlie Parker es el nombre del legendario saxofonista de jazz precursor del bebop. El protagonista de las novelas de Connolly fue nombrado así por casualidad, un acto inconsciente de sus padres, y el apodo de «Bird» fue adherido por sus conocidos. Todo lo que muere es la novela que lo presenta, publicada en 1999, su éxito ha posibilitado que en la actualidad la serie tenga más de quince títulos. Su autor John Connolly nació en Dublín en 1968, de acuerdo con los datos que presentan los libros de la serie Charlie Parker traducidos al español, estudió filología inglesa en el Trinity College de Dublín, periodismo en la Dublin City University, y es colaborador del Irish Times.

Todo lo que muere se divide en cuatro partes en las que se tejen dos casos a la par que se presenta al protagonista y a sus grandes aliados. La primera mitad es cruda, repleta de nombres, datos y descripciones. El libro inicia con dos muertes. Luego de una discusión de pareja, un alcohólico Parker empleado de la policía deja la casa para ir a un bar cercano, al regresar, su esposa e hija están muertas y los cuerpos en horrorosas condiciones; él es el principal sospechoso. Ante lo sucedido, renuncia a la policía y ve pasar los días entre los recuerdos, el dolor y la culpa. Un ex compañero lo contacta para que resuelva un caso, dando sus primeros pasos como detective privado y encontrando la fuerza y las pistas para buscar a los asesinos de su familia.

Siempre eligiendo caminos peligrosos, descubre que al renunciar a la policía sus protectores y verdaderos amigos resultan ser dos criminales: el asesino a sueldo Louis y su pareja sentimental Ángel, un hábil ladrón. Ambos personajes desarrollados de forma minuciosa por Connolly, tienen un lugar privilegiado junto al protagonista en los demás libros de la serie.

La escritura de John Connolly se distingue por las muy detalladas descripciones de cada personaje que permiten imaginarlos por completo. No se detiene tanto en describir las calles y los espacios que habitan, sino a ellos, desde los colores y la marca de su ropa, hasta la cicatriz más leve obtenida en alguna riña durante la infancia. Aunado a las descripciones, otro distintivo es la hábil narración de la violencia que se manifiesta a través de numerosos muertos, peleas, persecuciones, ataques de ira, torturas e incluso el agobiante miedo que un personaje provoca a otros. El humor del protagonista Charlie Parker es oscuro, pasa de ser alcohólico y policía, a convertirse en un ex alcohólico investigador privado, repleto de culpas, dolor, deseos de venganza, que recién descubre sus habilidades para ser sumamente violento con aquellos que le incomodan, perdiendo la simpatía de sus antiguos colegas y atrayendo enemigos.

La primera mitad del libro es más descriptiva e introductoria (personajes, ciudades, pistas sueltas); la segunda, enfocada en el asesino de la esposa e hija de Charlie Parker, está repleta de acción. En conjunto, forman una novela que representa dignamente a la literatura que se ha enmarcado dentro la llamada «novela negra». Charlie Parker reúne los elementos típicos de los detectives privados de las novelas criminales: una historia trágica que lo motiva a repartir por igual agresión y bondad, habilidades para pelear, velocidad para deducir y seguir pistas, atracción por el peligro. Su distintivo es el coqueteo con lo sobrenatural y la bifurcación que lo habita entre el mundo onírico y los eventos de la realidad, habilidad que amplía los recursos para agregar detalles sumamente misteriosos a los casos que resuelve.

Todo lo que muere es una novela violenta y muy entretenida. Los lectores a quienes agrade tendrán a su disposición toda una serie de novelas sobre el detective Charlie Parker que se han publicado en los últimos diecinueve años. La historia aun no llega a su fin.

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