Recapitulando - Juegos de Mesa en Paraguay

Enrique Bernardou
Reset
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5 min readJul 25, 2016
Fotografía de Nico Veo Lacalle

Pensando sobre un buen puntapié inicial para los diversos artículos que escribiremos para el blog de Reset, un punto muy importante salió a la luz: el rol de la cultura popular a través de la historia. En Paraguay, muchas encarnaciones de la cultura a lo largo de las décadas permanecieron escondidas y en desconocimiento relativo, mientras que otras tienen un protagonismo prominente en el imaginario popular.

En una serie de varias partes enfocada en formas culturales distintas (mentiría si dijera que sé cuántas partes tendrá), haré mi mejor esfuerzo de no-periodista por formular una línea de tiempo que permita reconocer algunos casos importantes que marcaron la historia de las formas de entretenimiento y cultura popular del Paraguay.

Como actualmente existe un auge de jugadores que se juntan en conocidos bares y cafés capitalinos a echarse unas partidas de Avalon, entre otros juegos absolutamente geniales, gracias a la organización de la Liga de Aventureros (pueden leer un fantástico artículo escrito por Nadia Gómez sobre ellos aquí) me pareció más que pertinente dar un paso atrás y establecer una conexión entre los juegos de mesa actuales y sus predecesores. Hasta parece que inconscientemente los desconectamos y consideramos cosas totalmente diferentes, pero no hay que olvidar que al final tanto el clásico Truco como Ticket to Ride son eso: juegos de mesa.

¡Retruco!

Ya desde la época de la conquista española, las cartas jugaron un papel central en la cultura popular del Paraguay. La baraja española, o juego de naipes, llegó con los colonizadores en el siglo XVI, quienes ya habían conocido y adoptado la baraja, con origen en los pueblos islámicos, desde antes de su llegada a América. Entre los diversos juegos y sets de reglas creados para jugar con los naipes, uno de los más populares es el ya mencionado Truco, originario de Valencia, y popular en varios países de Latinoamérica. El truco ocupa un lugar importante hasta hoy día y es jugado por personas de todos los círculos sociales: desde albañiles hasta empresarios. Definitivamente es uno de los juegos más inclusivos de la sociedad paraguaya. Junto con otros juegos que utilizan a los naipes como soporte constituyen el tipo de juego de mesa más antiguo y popular del país. Algunos ejemplos son Maka’i, Casita Robada, Chancho Avá, Culo Sucio, Bojo, Chinchón, Buraco y Escoba de 15.

Cabe mencionar, al menos de pasada, porque años de llegada y datos muy relevantes al respecto no sé, que el ajedrez y las damas son vistas comunes en las plazas, paradas de taxi y cualquier lugar público que se preste a ser utilizado como una mesa. Con una mezcla de ingenio y precariedad, los señores mayores (y algún que otro nene) arman sus tableros a mano, usando tapas de botellas para cumplir el rol de las piezas. Sin importar el nivel económico, y mucho menos la edad, el hecho de jugar está presente en la vida de la gente de Paraguay.

Magnético

Los juegos de mesa de autor, con reglas totalmente nuevas, diseñados como productos comerciales nacieron con el proyecto Mastergoal, de Alberto Bogliaccini, en 1972. Este híbrido entre el fútbol y el ajedrez, como el propio autor lo llama, tiene un sistema de juego con una base en el popular juego de estrategia medieval. El objetivo del juego es llevar una pieza que representa la pelota hasta el arco rival, mediante piezas que representan los jugadores y se mueven por el tablero que está divido en forma de cuadrículas. El juego es actualmente distribuido en más de 60 países, y tiene varias adaptaciones, ¡incluso una con personajes de Disney! Por lo que he podido averiguar, no mucha gente conoce Mastergoal, e incluso es debatible su título de “primer juego de mesa paraguayo” ya que el autor es de nacionalidad uruguaya, y el juego fue publicado en España primeramente. Sin embargo, la dirección de la empresa desarrolladora figura en la caja como ubicada en el Shopping Gato Verde de la ciudad de Lambaré, y se han organizado varios torneos de Mastergoal en ese mismo lugar.

Quien sea que diseñó esta versión: Lo siento. Nada puede superar al Banquero original

El siguiente capítulo en la historia se da en 1980, cuando Miramar, la juguetería más grande del país, abre una fábrica de juegos y juguetes denominada Chiche. Con esta empresa, llegaron al Paraguay adaptaciones de populares juegos de mesa con nombres diferentes. Monopoly, original de la empresa norteamericana Parker Brothers (actualmente una subsidiaria de Hasbro), fue adaptado y se lo conoció localmente como El Banquero, Clue pasó a llamarse ¿Quién Será El Asesino?, a UNO se lo conoce como Peteĩ, entre otros ejemplos. Para cualquier paraguayo, estos nombres son sinónimos de juegos de mesa, por la extrema popularidad que alcanzaron con los modelos de juego importados y adaptados. Chiche también produce hasta hoy día juegos clásicos como Ludo, Damas y el Juego de la Oca. La capacidad de distribución, publicidad y otros factores ayudaron a que la empresa y sus productos alcancen una posición destacada entre los asuncenos. La mayoría de los hogares contaba con algún juego de mesa para compartir entre los miembros de la familia y amigos.

Revisando esta primera parte de la historia, es importante decir que a pesar de la presencia de diseñadores de juegos en el Paraguay, como Bogliaccini, y la existencia de una industria capaz de manufacturar este tipo de productos, no he podido encontrar ningún ejemplo de un juego de mesa completamente diseñado en el país, que esté disponible comercialmente y cuente con una distribución apropiada hasta la fecha.

Me gustaría terminar esta primera entrega con la observación anterior, para que tengamos tiempo de reflexionar sobre las causas de este hecho, y las posibilidades que tenemos a nuestro alcance en términos de infraestructura, audiencia y ganancias para el futuro. En la próxima entrega: un vistazo a los Kurtú, el “trading card game” original del Paraguay.

Recapitulando es una serie de Reset enfocada en los antecedentes históricos de varias formas de cultura popular y entretenimiento. Queremos reflexionar sobre quiénes construyeron lo que nos cautiva en el presente y cómo podríamos usar eso para construir los proyectos del futuro.

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Enrique Bernardou
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Ilustrador y diseñador de personajes. Mi color favorito es #F5007A