La metáfora del tejido no se agota. Resiste en Quito.

Dani Caine
Resiste
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7 min readJul 7, 2017

No tejemos solos en el telar, pero somos de él un hilo,

lo que le hacemos al telar nos lo hacemos a nosotros mismos.

Juntos formamos la gran trama.

Oración de indígenas nortemericanos y uno de los mantras de nuestra amiga educadora Martina Neumarkt.

La metáfora del tejido no se agota. Llegamos a Quito y lo primero que vimos al entrar al espacio Ludomentis fue un ovillo de lana pintado en la pared. Fuimos por invitación de Paola. A Paola, artista, educadora y feminista, la había conocido en un viaje anterior a Quito, en el “Taller de Narrativas visuales y sensitivas” que posibilitaron Cris Burneo y Edu León en la FLACSO en mayo. Desovillemos. En ese taller, al que fui sola (Dani estaba aprendiendo permacultura), trabajamos en la documentación de experiencias contraculturales haciendo uso de la narrativa, la poesía, la fotografía, y todos los medios al alcance. Desde que Daniela y yo empezamos a soñar nuestro viaje, surgió con urgencia esta pregunta “¿Cómo vamos a documentarlo?”. Nos compramos una GoPro, un micrófono y desempolvamos una grabadora de voz que nos quedó de recuerdo de la escuela (¡Gracias!). Teníamos las herramientas pero queríamos, de alguna manera, aprender cómo documentar nuestro proyecto creativamente. Queríamos nutrirnos de ideas, formar cierta sensibilidad documentalista para ser capaces de registrar con tino las voces de las decenas de chicas adolescentes que conoceríamos en el viaje. El taller nos dejó muchos aprendizajes y pueden tener una idea de lo que fue si leen este post. Tejí vínculos con los participantes y los talleristas, que también andan por el mundo haciendo proyectos. Así conocí a Paola y semanas después estaba otra vez en Quito con Dani.

Paola nos invitó a un seminario de “Investigación pedagógica basado en las Artes” organizado por Ludomentis e impartido por Daniel Carvajal, un artista-educador de una sensibilidad finísima. En los dos días que participamos del taller aprendimos sobre las escuelas Reggio Emilia y sobre la IBA (un must para educadores, esto podría estar revolucionando la forma en que entendemos la investigación pedagógica) y también disfrutamos de la convivencia con los artistas educadores que forman Ludomentis. Sol Gómez, su fundadora, nos llevó a la Alianza Francesa para ver su muestra “Historias de instantes” en la que abundaban las referencias la educación, a la historia de la escolarización en Ecuador, al mundo de lxs niñxs y lxs maestrxs.

El otro hilo que se desprendió del ovillo nos terminó llevando a La Casa Catapulta, donde funciona la escuela popular feminista “Mujeres de Frente”. Días antes del viaje encontramos este video documental de “La educación en movimiento” donde se narra la experiencia de la escuela. Investigando sobre el movimiento feminista que lo gesta, que lleva el mismo nombre de la escuela, descubrimos que también publican una revista llamada “La flor del Guanto”, “¡Pero si Paola dibuja en esa revista!”, así que le escribimos para ver si nos podía contactar con alguien la escuela para coordinar una visita. Así fue, Paola nos contactó con Pascale y Cris, podríamos ir a visitar a la escuela en sus horarios regulares.

La escuela nos maravilló. Funciona en un aula muy linda, con pisos de madera, en La Casa Catapulta, una casona antigua del centro de Quito donde se sostienen algunos proyectos autogestivos. Pudimos entrar como observadoras. Las alumnas de esta escuela son mujeres adultas, algunas vienen del entorno carcelario, no han podido terminar la primaria y muchas no saben leer y escribir. En la escuelita, como la llaman, estas mujeres aprenden en recorridos individuales los contenidos del currículo, pero sobre todo encuentran un espacio de acompañamiento y contención. En esta escuela las profesoras se refieren a sí mismas como acompañantes, lo son, basta con entrar al aula para verlas sentadas lado a lado junto a las mujeres en una gran mesa. No hay clase magistral, hay acompañamiento personal, trayectoria individual y mucho respeto hacia los tiempos de aprendizaje de cada mujer. A lo largo de los años de funcionamiento de la escuela, las acompañantes han diseñado materiales pedagógicos propios, como las cajas gramaticales, inspiradas en los métodos de alfabetización de Paulo Freire y también en los métodos Montessori y Freinet. Todo está diseñado para que las mujeres puedan realizar de forma autónoma su recorrido personal de aprendizaje, junto a una acompañante que es guía. Los materiales que han creado son claves porque permiten que las mujeres aprendan a través del cuerpo, de la experiencia concreta. El material también es autocorrectivo, las alumnas no dependen de las maestras para que señalen su error.

¡LLegamos! Dani en la escuela “Mujeres de Frente”

Nos quedamos bastante impresionadas con el trabajo de estas educadoras que además de acompañar los procesos pedagógicos de estas mujeres, las sostienen afectivamente. La escuela es para sus participantes un espacio seguro de la violencia machista a la que muchas se enfrentan en casa. No sólo eso, estas educadoras tienen que encontrar la forma de sostener financieramente el espacio. Ferias de ropa de usada, aplicaciones para fondos de cooperación internacional, donaciones de otras compañeras feministas que están en mejor posición económica y otras tácticas de gestión no capitalista son las que permiten que la escuela siga flote. Es una tarea titánica que sin el trabajo cooperativo, en-red-ado no sería posible.

En ese mismo lugar, La Casa Catapulta, la Tía Gloria sostiene un espacio para niñxs y jóvenes que tienen a sus madres en la cárcel. Hicimos un pequeño Taller de género con tres de las chicas que habitan ese espacio por las tardes, después de ir a la escuela. En la casa reciben talleres de teatro, de rap, de hip-hop y otras actividades artísticas que la Tía Gloria cree necesarias para que lxs chicxs expresen lo que sienten, lo que piensan y de alguna manera, sanen. En nuestro encuentro les propusimos a las chicas hacer sus autorretratos y tuvimos algunas conversaciones como esta.

d: ¿Ustedes saben que es el feminismo? ¿Qué entiendes tú por esa palabra?

E: Que es de mujeres

d: ¿Y ustedes no han escuchado antes ese término? A Bleidy y a Arlena.

B: No

d: Nosotras, por ejemplo, somos feministas, porque tratamos, desde los lugares en los que estemos, siempre luchar un poquito por los derechos de la mujer.

m: Por el derecho a tener las mismas oportunidades.

d: Para que no se nos discrimine, para que no se nos mate.

E: Sí, aquí sabe haber femicidio.

d: ¿Y ustedes han ido a alguna marcha?

E: Sí, fuimos a una marcha de mujeres.

Cuando terminamos el taller conversamos un rato largo con la Tía Gloria. Esta mujer es increíble, una héroe cotidiana, que ha sido partícipe del armado de colectivos indígenas y feministas en diferentes lugares de nuestro país. Trabajó treinta años en la Cárcel de mujeres del Inca y hasta el día de hoy se dedica por completo a lxs niñxs y jóvenxs, hijxs de convictas, y víctimas del sistema carcelario que les niega las oportunidades de vivir una buena vida al hacerlos permanecer en la cárcel sin la contención y sin el cuidado al que todx niñx tiene derecho. La Tía Gloria vive actualmente con ocho niñxs a los que envía la escuela y luego recibe en La Casa Catapulta para nutrirlos con talleres, con arte y también con la comida que prepara todos los días en la cocina para ellxs y para las alumnas de la escuelita.

Last but not least, en Quito nos hospedamos en la Pachaqueer, la casa que gestionan la Coca, la Mota y la Chakala, amigxs de nuestrx hermosx monstrux Andrea Alejandro. Fueron días de conversaciones sobre feminismo y también de mucha fiesta, pero sobre todo de vernos inmersas en un estilo de vida que se mueve por fuera de cualquier convencionalismo. La Pachaqueer también se sostiene de forma autogestiva y es un lugar vivo de producción de performances, talleres, encuentros y fiestas que se rebelan contra lo establecido desde un lugar decididamente disidente. Esas cuerpas monstruosas e increíblemente sexis nos mostraron que otra forma de vida es posible, sin etiquetas, sin géneros, sin fachos ni machos pero sí con amor, con sororidad, con autogestión en la vida y en la cama.

Seguimos desovillando, el hilo sigue y sigue, el viaje a Quito nos dejó muchísimos aprendizajes y nuevos vínculos por los que estamos agradecidas. En el medio de todo esto, yo me pasé desovillando una madeja enredada durante todo el viaje, como quien desenreda sus propias ideas. Dani me ayudó con las dos cosas. Las dos tejimos nuestra lana, y también una red de afectos, aprendizajes y experiencias que sólo continuarán expandiéndose a medida que vayamos avanzando en el viaje. Por cierto ¿Ya les dije que nuestro taller de género tiene nombre? Se llama “La trama”.

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Dani Caine
Resiste
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Ecuatoriana sobreviviendo la carrera de Comunicación en la UBA. Educadora. Lectora. Escritora. Ex-Babysitter.