Satya, derechos de una familia diversa
Reflexiones semanales sobre derechos humanos por Patricio Benalcázar Alarcón

Desde que en el 2012 Helen Bicknell y Nicola Rothon, decidieron iniciar acciones dirigidas al reconocimiento de la identidad, nacionalidad y lazo filial como madres de Satya, la cultura y el sistema hetero normativo vigente en Ecuador desde la Colonia, la República y hasta nuestros días se vio interpelado y en ese momento no tuvo capacidad de respuesta.
Funcionarios del Registro Civil sorprendidos de semejante solicitud que no encajaba en su forma cotidiana y “natural” de ver el mundo; marcada por la heterosexualidad institucionalizada en la vida socio- cultural, jurídica e ideológica; en otras palabras, como diría Ochy Curiel determinada por la hetero normatividad impuesta como un dogma en todo el régimen político, negaron el pedido aduciendo la imposibilidad de la doble filiación.
Pese a que el régimen constitucional vigente desde el 2008 consagró el reconocimiento, el derecho y la existencia de la familia en sus diversos tipos; entre otras, la familia homoparental y en consecuencia el ejercicio de derechos que dicha condición plantea, la administración de justicia en primera y segunda instancia no supo enfrentar con criterios garantistas y prefirió fundamentar su negativa en base a legalidades y formalismos, con limitada argumentación y fracturando la tutela efectiva y eficaz de los derechos de Satya y sus madres.
La Corte Constitucional al resolver la acción extraordinaria de protección, da un paso trascendente y transformador frente a las estructuras culturales, jurídicas, ideológicas y políticas que sostuvieron un régimen de discriminación que afectaba los derechos y el interés superior en juego; por su parte; Satya, Helen y Nicola a través de su sueño de vivir la simple y tierna felicidad de una familia, rompen materialmente siglos de exclusión y plantean a la sociedad la legítima presencia de la diversa condición humana.
Después del caso de Satya ya no habría razones jurídicas, políticas, culturales o ideológicas que detengan el camino a seguir, la Corte Constitucional tiene en sus manos otro eslabón de éste tiempo, el reconocimiento del matrimonio igualitario.