No creo en la democracia

Chic Casillas
Reto de 30 días
Published in
4 min readOct 13, 2015

Este post es sobre un tema que he estado meditando últimamente. Hace más o menos una semana, participé en la elección para Presidente de la Sociedad de Alumnos de mi Universidad. Todos los presidentes, vocales y suplentes de las Sociedades de Alumnos de los diferentes colegios (carreras) estuvimos presentes. Sin conocernos, en más o menos una hora teníamos que elgir de entre nosotros a alguien que nos representara a todos.

Para mi que el proceso era absurdo. Nadie ahí nos conocíamos. A caso conocíamos a los otros representantes de nuestros propios colegios. Sin conocer ni nuestros nombre, y mucho menos las habilidades de cada uno de nosotros, elegimos a quién consideramos de primera instancia la mejor opción. Después también elegimos a un vicepresidente.

Ese es un ejemplo sin mucha importancia, sin embargo, creo que lo mismo sucede en los países cuando eligen a sus presidentes. Si bien, las campañas presidenciales consisten en que se conozcan a los candidatos, realmente no sabemos mucho de ellos. Las campañas presidenciales nos venden lo mejor de cada uno de los contendiente, igual que en las elecciones de mi Universidad.

Durante las elecciones todos los que se postularon resultaron ser personas eficientes, organizadas, responsables y con miles de atributos, según ellos. La verdad de las cosas es que así es siempre al principio. Todos tienen ganas de ser el líder y llevar al país, o en este caso a la Universidad, a la cima. Todos empiezan con mucho entusiasmo y ganas de cambiar las cosas para el bien de todos. En todo caso todos buscan el reconocimiento.

El problema aquí no es quién fue electo o si la gente vendió una imagen falsa de sí misma. El problema en realidad es que nadie de los que votamos estábamos en condiciones de votar por alguien. Simple y sencillamente porque no teníamos información suficiente sobre las personas que se estaban postulando. ¿Cómo vamos a decidir quién será el representante si no conocemos sus habilidades? ¿Son realmente responsables o se dispersan? ¿Son organizados? ¿Son creativos y resolutivos? ¿Tienen buenas propuestas?

Es como en un concurso de cortometrajes. Las personas que califican los videos y deciden a los ganadores tienen que ser personas que conozcan sobre el tema. Deben ser individuos que dominen cuestiones sobre composición, narrativa, actuación, fotografía y sonido, entre otras cosas. Deben ser expertos en el área, y así es que son aptos para elegir un cortometraje ganador. No tendría sentido que un arquitecto estuviera en el jurado, o un jardinero.

No todas las personas son aptas para votar. Muchas votan por la imagen que tiene un contendiente (Enrique Peña Nieto), otras votan por el líder más carismático, aún peor hay quienes votan por sus amigos. Así que un proceso democrático mal llevado a cabo es un concurso de popularidad y no de aptitudes. Mejor hubiera sido determinar las habilidades que requiere un presidente y en base a ello evaluar a los contendientes para elegir de esta manera al mejor.

Un proceso claro a manera de concurso de talentos o mejor dicho, de conocimientos teóricos y aplicados hubiera sido la mejor elección. No obstante seguimos pensando que la voz del pueblo o la mayoría, representa una mayor sabiduría. Las cosas no son así. La gente no sabe qué es mejor sin una evaluación real. La gente no puede elegir sobre un tema que no conoce. Para poder votar, un votante debería ser capaz de analizar a un candidato. Y para poder analizarlo tendría forzozamente que contar con conocimientos sobre economía, política, ecología o cualquier otra cosa que implique un puesto.

¿Cómo va a elegir una bailarina de ballet o un astronauta al mejor candidato si no sabe siquiera cuáles son las funciones específicas de un presidente? Aún más, ¿cómo podrían saber quién es el mejor partido si no saben absolutamente nada sobre su profesión y la serie de conocimientos que deberían tener. Nuestro presidente no habla inglés y aún así fue electo por la mayoría como la mejor opción para dirigir a un país. ¿Creen ustedes que eso es lógico?

No cualquiera debería ser capaz de votar. Al menos debería haber un examen para las personas que van a votar. Aún mejor, las elecciones no deberían llevarse a cabo como un concurso de popularidad. Imagínense a una empresa decidiendo a su ‘CEO’ por votación de los demás empleados. Así no son las cosas. En una empresa se elige al ‘CEO’ de acuerdo a sus habilidades para desempeñar el cargo y no a alguien más.

Así que dejemos a un lado los procesos de votación democrática y evaluemos a la gente para los puestos que van a ocupar. Evaluar su desempeño seguramente arrojaría datos más duros y contundentes que no dejarían en tela de juicio quién es la persona mejor preparada para ocupar un puesto. Gracias.

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