Playlists compartidas

Las cosas que nos unen

Chic Casillas
Reto de 30 días
3 min readOct 12, 2015

--

Sigo sin saber qué son las amistades. Creo que dedicaré un post a ello más adelante. Por ahora, quiero tocar el tema de las relaciones en general. Antes ya he mencionado que las relaciones se fortalecen conforme conocemos detalles de otras personas. Sigo creyendo que eso es cierto. Sin embargo, hay detalles que se comparten entre dos personas, como por ejemplo, un primer beso. No es un detalle personal, es un detalle entre dos personas.

Creo que los detalles propios sirven para que la gente pueda conectarse con uno. Entre más conocen los demás de ti, más fácil es que sientan empatía hacia tu persona. Sin embargo, hay algo que nos conecta aún más. Esos son los detalles que comparten dos o más personas. Como el día en que cayó un rayo a dos metros de ti y una de tus mejores amigas mientras corrían bajo la lluvia. O el día que tu amigo pelirrojo y tú se reían mientras los perseguía una rata. Tal vez del día en que tú y tu novia se pusieron a jugar Marco Polo en la recámara del hotel de un extraño.

Esos detalles son cosas que comparten y que de alguna manera los unen. Vivimos muchas otras cosas con extraños que también nos unen por un instante. Pero la verdad es que entre más cosas se comparten con una persona, más cosas los unen. Las experiencias malas nos unen, las dificultades nos unen, las fiestas también, los mensajes, las lágrimas, las fotos, las pláticas y las risas. Todo lo que compartimos nos une.

El problema desde mi punto de vista, es que cada vez tenemos menos cosas que compartir. La vida cada vez está mas personalizada. Existen tal cantidad de películas, canciones y libros, que las ‘playlists’ son cada vez más particulares. Así que lo más seguro es que mis mejores amigos y yo tengamos ‘playlists’ completamente diferentes. ¿Saben lo que eso significa? Eso implica una crisis de bares y antros. Mientras 50 personas bailan el ‘hit’ del momento, otras 500 se quejan de la música del lugar.

Hemos llegado al extremo de hacer fiestas silenciosas donde cada quien lleva su propio reproductor de música. Así, cada quien puede escuchar lo que quiera. Es como estar en una misma fiesta, pero cada quien está en un ‘mood’ distinto. Es algo raro, en realidad.

Yo recuerdo que mi hermana y yo de pequeños escuchábamos exactamente las mismas canciones. Veíamos las mismas películas. Leíamos los mismos libros. No es como hoy que cada quien tiene sus bandas favoritas y no se parecen en lo absoluto. No es sorpresa entonces que de chiquitos estuviéramos mucho más conectados que ahora de adultos.

En general las personas ya no tenemos tantas cosas en común. Y al final del día, son las cosas que tenemos en común con otras personas, las que nos conectan y mantienen unidos. Así que no puedo poner mi música mientras paseo en el carro con mi hermana. Ni ella puede poner la suya. En diciembre que venga de visita creo que sacaré los viejos discos de las ardillitas y todos los albums Disney que solíamos cantar juntos.

La conclusión a la que quiero llegar es sencilla. Por un instante, debemos dejar a un lado nuestra persona como si fuera lo único importante. Nos estamos convirtiendo en islas muy particulares. ¿Pero qué tanto queremos ser islas? Yo en lo personal quiero conectar con la mayor cantidad de gente posible. Y de pronto la única forma que veo de lograr esto es interesarme por las cosas que le gustan a la gente que quiero.

Así que rolen sus discos favoritos. Recomienden los libros que más les han gustado. Veamos al mismo tiempo una misma serie en Netflix. Compártanme sus pasiones. Pero sobre todo, hagamos una ‘playlist’ juntos, para que cuando nos reunamos, tengamos música para cantar y bailar hasta que el cuerpo aguante.

--

--