Amanecer de victoria

Ney Cruz Hernandez
Retrospectivas
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4 min readDec 4, 2018

La mañana del domingo 28 de diciembre de 1958, hace poco menos de 60 años, señaló para el devenir de la nación cubana un destino expedito por la senda del triunfo.

El Ejército Rebelde al frente de sus legendarios Comandantes: Camilo y Che, uno en Yaguajay y el otro en Santa Clara, se disponían a otorgarle a la dictadura la estocada final.

El ingenio militar de Camilo y el Che se conjugaron para que, paralelamente, el Ejército Rebelde asestara los dos golpes finales al cadáver agonizante del régimen de Fulgencio Batista. Fotomontaje: Tomado de Juventud Rebelde.

Santa Clara, principal bastión del régimen en el centro del país, constituía un enclave militar de vital importancia para las aspiraciones de Batista por revertir la situación. En el frente de batalla se hallaban unos “barbudos” liderados por un símbolo para los cubanos de ayer y de hoy: “el Che”.

Como una mole de pasión y entrega los rebeldes avanzaron por toda la carretera de Camajuaní en dirección al centro de la ciudad, transcurrían las primeras horas de la mañana del 28 y según el testimonio del combatiente David Santana “Manzanillo”, quien cayó gravemente herido cuando las tropas invasoras tuvieron el primer encuentro, poco después de pasar la “Microterminal universitaria”:

(…) en horas de la mañana entramos a Santa Clara. Íbamos en la punta de la vanguardia el Vaquerito, con su pelotón, por un costado de la carretera a Camajuaní, y nosotros, dirigidos por Rogelio Acevedo, por el otro extremo. Prácticamente a la entrada nos sorprende una tanqueta y me hieren a mí y a Miguel Arguín, y más adelante matan a Ramiro Santiago, Santos, Aníbal Aseo y otro cuyo nombre no recuerdo (…)

Alturas de gloria

Para la investigadora Migdalia Cabrera Cuello, especialista de la Oficina de Asuntos Históricos del Comité Provincial del Partido, “en la Loma del Capiro (…) ocurrió lo que podríamos llamar la primera gran acción, el primer combate dentro de la toma de la ciudad”.

Monumento erigido en honor a la toma de La Loma del Capiro por los rebeldes, en 1958. Foto: Tomada de Internet.

Conforme a lo planteado por el Che en el diseño estratégico del combate, en las alturas del Capiro el enemigo tenía una posición de privilegio que les proporcionaba una perspectiva amplia del terreno de operaciones militares. Por lo tanto, aunque arriesgado era una prioridad tomar ese lugar para el éxito del plan de ataque.

Esta acción se produjo, de acuerdo con el relato de Cabrera Cuello “entre el 28 y el 29 de diciembre, en horas de la tarde, que es cuando los guerrilleros toman la altura del Capiro; y se considera el inicio de la Batalla de Santa Clara”.

El viraje de la ofensiva batistiana

Posterior a esta acción los relatos de los acontecimientos hechos por los vecinos de las inmediaciones del lugar, donde se erige el actual Monumento a la Acción contra el Tren Blindado, aseguran que el descarrilamiento del Tren contribuyó a la obtención de pertrechos necesarios para continuar la lucha.

La decisión del Che de impedir que el tren llegara a su destino final contribuyó al éxito de la gesta revolucionaria. Foto: Tomada de Internet.

La decisión de derribar el Tren Blindado, contó con el apoyo popular, fueron muchos los que se sumaron con su iniciativa individual y proporcionaron a los combatientes un sinnúmero de «cocteles Molotov» para el ataque al convoy militar (estaba compuesto por ocho vagones).

Mientras transcurría el desenlace del Tren, la aviación arremetía contra objetivos civiles y posiciones de los rebeldes, sin discriminación barría a ritmo de metralla cuanto movimiento por imperceptible que fuere. En definitiva, las tropas alojadas dentro del tren aceptan los términos dispuestos por los rebeldes para la rendición.

Entre disparos y bombas: ¡la estocada final!

Múltiples fueron los puntos de la ofensiva rebelde en su incursión dentro de la urbe villareña, en todas ellas demostraron con entereza la decisión del Comandante en Jefe de que “Seremos libres o seremos mártires”. La proeza se concretó en la mañana del día primero de enero cuando se confirmó la rendición de la soldadesca acantonada en el Regimiento “Leoncio Vidal”, actual Museo Provincial.

La decisión de Fidel expresada durante la travesía del yate Granma “Seremos libres o seremos mártires” se materializó en aquellas jornadas finales de 1958. Foto: Tomada de Internet.

Era evidente desde un inicio lo desproporcionado de la Batalla, los rebeldes lograron su misión en cinco días, a pesar de tener una fuerza que no superaba los 300 hombres frente a más de 1300 efectivos batistianos. No obstante, la población civil sufrió los efectos colaterales de la toma de la ciudad.

En el desarrollo de la misma testimonios de sus protagonistas indican el esfuerzo realizado por las tropas vestidas de “verde olivo” para proteger a la población, sin embargo, perecieron varios, a manos del fuego cruzado entre las dos fuerzas en combate.

La Batalla de Santa Clara es considerada como una de las acciones armadas en las postrimerías de 1958 que condujeron de forma decisiva a la victoria de la Revolución. Además, afianzó el prestigio de su principal estratega, el Comandante Ernesto “Che” Guevara.

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Ney Cruz Hernandez
Retrospectivas

Estudiante de Periodismo en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas @UCLVCU