Agua que has de beber… ¡déjala investigar!

Como parte de un proyecto de investigación de la Universidad de Moa, dos estudiantes de Geología se convirtieron en ingenieros luego de hacer importantes aportes asociados con la calidad del agua en una comunidad de ese municipio holguinero.

Redacción Alma Mater
Revista Alma Mater
7 min readJan 16, 2020

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Autora: Liudmila Peña Herrera
Fotos: Cortesía de los entrevistados

Intensas jornadas junto al río Yamanigüey hicieron crecer profesional y humanamente al joven ingeniero
Intensas jornadas junto al río Yamanigüey hicieron crecer profesional y humanamente al joven ingeniero

Las aguas asociadas a Yamanigüey, río que comparte sus afluentes con los municipios de Moa (Holguín) y Baracoa (Guantánamo), fueron el objetivo en común que unió a Marianela Crespo Lambert y a Pedro Luis Dunán Ávila, de 23 y 24 años, respectivamente.

En realidad no solo fue el río, sino la calidad del agua que consumen los habitantes de la comunidad cercana a sus afluentes, la cual lleva el mismo nombre del torrente que la baña.

Casi tres años atrás, un proyecto vinculado a la asignatura de Hidrogeología General, en tercer año de la carrera de Ingeniería en Geología, en la Universidad de Moa «Dr. Antonio Núñez Jiménez», sensibilizó a la muchacha, nacida en la comunidad camagüeyana de Brasil, y al joven santiaguero Pedro Luis, al punto de que decidieron profundizar en el tema en sus tesis de culminación de estudios de pregrado, respondiendo así a una de las líneas de investigación que tiene el departamento de Geología: la evaluación de la calidad de las aguas superficiales y subterráneas de consumo humano del Plan Turquino del Este holguinero.

Investigación de campo

A poco más de 25 kilómetros de la ciudad de Moa, el Yamanigüey se encuentra localizado en el Consejo Popular de igual nombre y, como asegura Pedro Luis, para investigar in situ hacen falta esfuerzos extra.

Un proyecto vinculado a la asignatura de Hidrogeología General inspiró la investigación de pregrado del santiaguero.
Un proyecto vinculado a la asignatura de Hidrogeología General inspiró la investigación de pregrado del santiaguero Pedro Luis Dunán Ávila.

«Los días que realizábamos el trabajo de campo en el río, debíamos levantarnos a las cuatro de la madrugada para hacer el desayuno y la merienda reforzada en una hora, porque a las 5.00 a.m. debíamos salir hacia la terminal de Moa para coger la guagua de Yamanigüey o Baracoa. Casi siempre llegábamos al poblado a las 7:40 a.m.

«Sin sacudirnos el polvo del viaje, como se dice en buen cubano, comenzábamos a subir montañas hasta llegar al punto indicado en el mapa para después realizar una caracterización general del punto y luego tomar las muestras de agua en el río. Después las dejábamos en el Centro de Investigaciones del Níquel (CEDINIQ) para la realización de los análisis físico-químicos», cuenta el muchacho, quien hoy se desempeña como profesor del departamento de Geología de la Universidad de Moa.

Pedro Luis y el equipo que lo acompañaba tuvieron que ir al río Yamanigüey cuatro veces para realizar muestreos en las zonas altas, medias y bajas de la cuenca. Al día siguiente de aquellas jornadas y con los dolores musculares propios de los ascensos montañosos, se dedicaba a digitalizar toda la información recopilada.

«En cada trabajo de gabinete seleccionábamos las partes de la cuenca que íbamos a estudiar la próxima jornada, hacíamos una lista con todos los aseguramientos que necesitábamos para el día de campo y conferenciábamos con los tutores sobre las opiniones que tenían », recuerda el joven investigador.

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«Esta universidad y Moa ya forman parte mí, porque he vivido momentos de tristeza y de felicidad durante estos seis años, que me resultaría imposible hacer un recuento de mi vida sin dejar de mencionarlos. Mi estancia aquí ha sido vital para mi formación como profesional de las geociencias»

Como parte de su investigación, la camagüeyana Marianela Crespo Lambert debió realizar un cartografiado geológico del poblado
Como parte de su investigación, la camagüeyana Marianela Crespo Lambert debió realizar un cartografiado geológico del poblado de Yamanigüey.

Para Marianela, el poblado de Yamanigüey le resulta casi tan conocido como la palma de su mano, pues en la primera etapa de su investigación debió realizar un cartografiado geológico del área, o sea, el levantamiento y trazado de un mapa sobre las características del terreno y su constitución geológica (tipos de rocas y materiales no consolidados que afloran en la superficie terrestre).

Todo su trabajo de campo, que incluyó fuertes trabajos de monitoreo de día y procesamiento de la información en las noches, derivaría en su tesis «Evaluación de la calidad de las aguas de abastecimiento del poblado de Yamanigüey».

Los vecinos de Yamanigüey fueron una fuente importante y un apoyo crucial para la investigación de Marianela.
Los vecinos de Yamanigüey fueron una fuente importante y un apoyo crucial para la investigación de Marianela.

En su estudio, Marianela evaluó la calidad de las fuentes de abastecimiento de agua en ese asentamiento, determinó el estado higiénico-sanitario de las principales fuentes de contaminación en áreas aledañas y sus características físico-químicas y bacteriológicas, según las normas nacionales (Norma Cubana de 1985: Sistemas de abastecimiento público de agua –Requisitos sanitarios y muestreo; Norma Cubana NC 827: 2012: Agua potable-Requisitos sanitarios; y la Norma Cubana NC 1021: 2014: Higiene comunal. Fuentes de abastecimiento de agua-Calidad y protección sanitaria), entre otras metodologías. Su fin: definir el estado de las mismas y tomar medidas para su conservación.

«Durante los trabajos de campo tuvimos mucha interacción con la comunidad, pues sus habitantes nos abrían las puertas de sus casas para poder realizar el muestreo de las aguas que ellos consumían. Siempre estaban apoyándonos en todo y lo más importante: respondiendo con sinceridad algunas de las preguntas que les hacíamos, incluso cuando no entendían siempre el lenguaje técnico», cuenta la joven ingeniera.

La utilidad de los resultados

Aún después de graduados, la pasión por el territorio moense y sus riquezas naturales persiste, al punto de que permanecen trabajando en la casa de altos estudios del municipio de Moa, a unos cuantos kilómetros de sus provincias de origen. Debe ser porque la satisfacción profesional los lleva a mirar atrás en el tiempo y verse hoy más maduros y mejores seres humanos, después de aquellas investigaciones que respondieron a las directrices de la conocida «Tarea Vida», plan del Estado cubano para el enfrentamiento al cambio climático sustentado sobre una base científica multidisciplinaria.

Saber si el agua que consumían los pobladores no era perjudicial para su salud era uno de los propósitos de la joven.
Saber si el agua que consumían los pobladores no era perjudicial para su salud era uno de los propósitos de la joven ingeniera.

«Estos trabajos tan estrictos con el control y calidad de las muestras tomadas hacen que te vuelvas una persona más responsable y cuidadosa, porque si cometes errores durante el muestreo puedes alterar los resultados de los análisis y, a la vez, alarmarías a las personas», dice Marianela, quien se siente útil por «haber contribuido a resolver problemas reales y no haber trabajado solo para una tesis de esas que se realizan y luego se engavetan».

«Gracias a los resultados de la investigación, pudimos demostrarles a los pobladores de la zona que el agua que consumen cumple con las condiciones necesarias para considerarse aptas para el consumo, solo que deben tomar las medidas propuestas en la propia investigación para erradicar y mitigar las fuentes de contaminación encontradas en el área, y así prevenir la contaminación de sus principales fuentes de abasto», dice con satisfacción la ingeniera.

El departamento de Geología de la Universidad de Moa acogió un provechoso proyecto sobre la evaluación de la calidad
El departamento de Geología de la Universidad de Moa acogió un provechoso proyecto sobre la evaluación de la calidad de las aguas superficiales y subterráneas de consumo humano.

Algo similar le ocurre a Pedro Luis, quien trabajó en uno de los lugares insignes de la geografía holguinera, el Parque Nacional Alejandro de Humboldt, ubicado en el macizo montañoso Sagua-Moa-Baracoa.

«Este estudio me impactó mucho como estudiante y como ser humano, porque fuimos capaces de sobreponernos a los obstáculos del día a día hasta lograr el objetivo final. Además, pude observar la felicidad en el rostro de las personas que viven en la zona, porque se sentían agradecidos de que realizáramos investigaciones en sus localidades. El impacto social de la investigación es muy profundo, teniendo en cuenta que los asentamientos humanos que se benefician son todos de zonas rurales. Además, los resultados de la investigación, en la cual se propuso un plan de acción para la toma de medidas preventivas que conllevan a minimizar las incidencias negativas que afectan la calidad del agua, fueron entregados a las autoridades locales y actualmente son de utilidad para el gobierno municipal, la Delegación Municipal del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), y los Consejos Populares de las comunidades de Cañete, Cupey y Yamanigüey», comenta el joven ingeniero.

La Universidad de Moa

Ya graduados y ejerciendo como profesores de la Universidad que los vio convertirse en ingenieros, Marianela y Pedro Luis agradecen a esa institución el crecimiento y la madurez que alcanzaron durante sus años de estudiantes.

«Esta universidad y Moa ya forman parte mí, porque he vivido momentos de tristeza y de felicidad durante estos seis años, que me resultaría imposible hacer un recuento de mi vida sin dejar de mencionarlos. Mi estancia aquí ha sido vital para mi formación como profesional de las geociencias», asegura Pedro Luis.

Marianela agrega: «La Universidad de Moa significó un cambio completo en mi vida; aquí pude convertirme en una joven investigadora, lo cual marcó el inicio de una nueva etapa. Este es el lugar donde estudié la carrera más bella de todas y donde conocí a grandes personas que son hoy mi ejemplo a seguir».

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«La Universidad de Moa significó un cambio completo en mi vida; aquí pude convertirme en una joven investigadora, lo cual marcó elinicio de una nueva etapa. Este es el lugar donde estudié la carrera más bella de todas y donde conocí a grandes personas que son hoy mi ejemplo a seguir»

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