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Aplicaciones de citas: ¿llegó el momento de probarlas?
Las aplicaciones de dating son una forma cada vez más común de conocer potenciales parejas. Si aún no las pruebas, ¿por qué no darles una oportunidad?
Una de las emociones más básicas y, al mismo tiempo, más fuertes que experimentamos como especie es el amor romántico (con todos sus mitos, construcciones y necesarias deconstrucciones). En un intento de ponerle algo de «orden» a un sentimiento tan personal e íntimo, los seres humanos hemos creado distintos espacios para buscarlo a lo largo de milenios: no es descabellado entonces que, con la aparición de Internet y una vida cada vez más digital, el cortejo llegó al mundo de los bits con sitios web y aplicaciones para «encontrar pareja».
A estas alturas del siglo XXI, y tras casi dos años de pandemia encerrados en casa, las aplicaciones de dating no le suenan nada raro a buena parte de la humanidad. Tienen sus defensores y detractores, pero se mantienen a flote por ofrecer una vía en apariencia simple de conocer a otras personas.
Si este 14 de febrero te cansaste de tu soltería o buscas nuevos lazos sentimentales y/o amorosos, quizás sea momento de preguntarse…
¿Cómo ser un (o una) casanova on line?
El primer paso es bastante obvio: buscar que aplicaciones o vías son las más prácticas para ti. Si no tienes deseos de instalar nada o crear perfiles, existen canales en Telegram para ello. Estos tienen un funcionamiento más bien limitado, pues lo hacen a base de bots, y un problema común es la autenticidad de los perfiles.
En cuanto a las aplicaciones, muy conocidas son Tinder y Grindr, la última enfocada en hombres no heterosexuales. El problema es que no están disponibles para Cuba: una alternativa a Tinder es Badoo, mientras que Planet Romeo está pensada para el mismo público que Grindr. En todos los casos, debes ser mayor de 18 años para abrirte una cuenta en ambas plataformas.
Llega el momento de crear el perfil, y depende de cada aplicación los pasos para autenticar tu cuenta. No obstante, por lo general piden un número de teléfono o correo. Mientras más estricta sea la aplicación para autenticar, mayores son las posibilidades de que los perfiles que conozcas sean reales.
En el perfil no pueden faltar datos generales como edad y estatura, además de información sobre las cosas que te gustan y una breve (muuuy breve) descripción de cómo eres y que esperas encontrar ahí. Dentro de la plataforma, tu perfil es tu carta de presentación.
Los perfiles deben llevar foto; aunque no siempre es obligatorio inspira más confianza un perfil con foto que uno sin ella. Busca una foto donde tu rostro se vea bien definido y no haya más de una persona (en caso contrario, confunde). Si la aplicación permite poner más de una imagen, la principal debe ser tu retrato y como secundaria escoge una que te defina: por ejemplo, realizando tu hobbie favorito.
En el caso de quienes prefieran mantener cierto grado de discreción, es recomendable escoger una imagen expresiva, evitando las impersonales como, por ejemplo, los paisajes.
Si quieres un par de consejos más, aunque esté enfocado en Tinder los de este video son también válidos para otras aplicaciones de citas:
Ya creado el perfil, es la hora de interactuar con otros usuarios, lo que varía en dependencia de cómo la plataforma esté concebida: puede usar un sistema de matchs (para que dos usuarios interactúen primero deben darse un aprobado mutuamente, como ocurre en Tinder) u ofrecer una vista de cuadrícula o similar con todos los perfiles de un área.
Las aplicaciones suelen ofrecer además varios filtros que posibilitan personalizar los perfiles que muestran. Esto ahorra tiempo para encontrar usuarios acordes a tus intereses; sin embargo, también pueden limitar las posibilidades de conocer personas que desafíen tus zonas de confort. No hay problema con usar los filtros, siempre que te aventures a explorar más allá de ellos de vez en cuando.
Al chatear con otros usuarios, es importante comportarse con la misma educación con la que te comportarías en un espacio físico. Es mejor ser siempre uno mismo (aunque la frase sea trillada), pues la idea es que en algún punto se conozcan en el mundo físico y, en ese caso, la otra persona se dará cuenta rápido del engaño.
De igual manera, se debe respetar siempre el derecho a la otra persona a decir no. Si no hay interés de ambas partes, mejor no insistir. Y más importante aún: bajo ningún concepto el «cortejo» puede convertirse en acoso. En caso de ser tú quien lo sufra, las aplicaciones siempre cuentan con formas de denunciar los perfiles.
Por otro lado, mucho cuidado con los perfiles falsos. La autenticidad de los perfiles es un problema común también en las aplicaciones de dating. Desconfía de los perfiles con muy pocos datos e infórmate de cómo la plataforma que utilizas verifica la identidad de los usuarios.
En cuanto al sexting y los nudes… nunca es recomendable con alguien desconocido. Si estás en disposición de tenerlo cuando ya exista confianza, recomendamos leer este trabajo de nuestra revista:
Keep calm y disfruta la experiencia
Las aplicaciones de dating, aunque no lo parezcan a primera vista, pueden ser abrumadoras. El hecho de que haya tantos usuarios disponibles puede dificultar un intercambio estable, pues las distracciones abundan.
Mientras tanto, si bien la enorme diversidad de usuarios allí presente ofrece la posibilidad de ampliar horizontes, también aumenta la probabilidad de encontrar personas desagradables o con intenciones poco honestas.
Aunque no son un cuento de hadas, las aplicaciones de citas tampoco son necesariamente un lugar horrible. Como en los espacios físicos, encontrar personas con quienes mantener una relación puede ser difícil, pero no por ello imposible.
La clave con los sitios de este tipo es enfocarse más en la experiencia de conocer nuevas personas y mantener la mente abierta a lo que pueda surgir, ya sea una relación, una aventura efímera o una amistad duradera. Sea lo que sea, ¿no merece al menos la oportunidad?
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