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Baracoa: Postales del Paraíso

Soy más de la letra que de la solfa, pero hoy no tendré demasiadas palabras. Solo te invito a respirar, a caminar, a descubrir, a contemplar extasiado. Azul y verde. Verde y azul…

Redacción Alma Mater
Revista Alma Mater

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Fotos: Del autor.

Por Reinaldo Cedeño Pineda

Si alguien me pregunta dónde queda el paraíso en la tierra, tengo una respuesta para darle: en La Mayor de las Antillas, en el Oriente, en Baracoa.

La Madre Natura se ha detenido con largueza en estos lares, se ha prodigado en las montañas y las ha pintado de manera singular. Se ha derramado en corrientes de agua dulce, acaricia a la ciudad con su brisa marinera, y por supuesto, defiende sus tradiciones, sus sabores, su gente.

Soy más de la letra que de la solfa, pero hoy no tendré demasiadas palabras. Solo te invito a respirar, a caminar, a descubrir, a contemplar extasiado. Azul y verde. Verde y azul. Algo me apretaba el flash y ya no pude detenerme…

El mar y la ciudad dialogan todos los días, desde la playa, el malecón, la bahía…

La comunidad de Boca del Miel y sus postales vivas de un viaje al pasado, una existencia anfibia, un tributo ancestral… Obsérvense las atarazanas rústicas para guardar las pequeñas embarcaciones, las cayucas.

Una vida marinera…

El río Miel y el mar, en su destino inexorable, se abrazan, se arremolinan…

Río Las Minas, con sus numerosos pasos y piscinas naturales.
Las «tetas de Teresa», tal como le conocen sus pobladores, un paisaje dibujado en la lejanía.

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