ENTREVISTA

Bruno Rodríguez Parrilla: Tenemos deberes con los jóvenes que quieren construir su futuro en Cuba y también con los que desean emigrar

Sentados en uno de los jardines de la Cancillería, alejados de cualquier protocolo, Alma Mater conversó con Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores, acerca de dos temas que hoy son agenda: las cuestiones migratorias y la probable exclusión de Cuba de la IX Cumbre de las Américas.

Redacción Alma Mater
Revista Alma Mater

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Foto: Christian Suárez Castro

Por Rodolfo Romero Reyes y Laura Serguera Lio

Bruno Rodríguez Parrilla no es alguien ajeno a la revista Alma Mater. Figuró en sus páginas en más de una ocasión cuando ocupaba responsabilidades en la FEU. Por eso, antes de comenzar a responder nuestras preguntas, nos habla de su relación con la revista que hace casi cien años fundara Mella y, sobre todo, con otra de las publicaciones de la Casa Editora Abril de la que también atesora recuerdos: El Caimán Barbudo.

De pie, en uno de los pasillos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, conversa con parte de nuestro equipo de redacción y evoca los momentos en que se desempeñó como director de otro importante medio de prensa: Juventud Rebelde; de ahí que el ejercicio del periodismo le resulte cercano. Después de anécdotas de aquella época — de la que sentencia: «éramos tan jóvenes» — , entramos en tarea, como dicen los psicólogos.

Tomamos asiento en uno de los jardines de la cancillería, en los que, alejados de cualquier protocolo, dialogamos acerca de dos temas que hoy son agenda en materia de relaciones internacionales para Cuba: las cuestiones migratorias y la probable exclusión de la Isla de la IX Cumbre de las Américas.

Foto: Christian Suárez Castro

Recientes noticias acerca de la ronda de conversaciones migratorias con Estados Unidos o la reapertura parcial, aunque limitada, de los trámites consulares de ese país desde La Habana, contrastan con la decisión de su gobierno de no incluir a Cuba en los preparativos de la Cumbre de las Américas. ¿Cómo interpreta la cancillería cubana esta exclusión, cuando el tema migratorio figura entre los más importantes de la cita?

— «Estados Unidos está tratando de aprovechar para hacer avanzar su propia política migratoria, que es represiva y racista, a pesar de que los migrantes son una fuerza de trabajo necesaria para su economía; pero son muy discriminados, nada protegidos.

«En la Cumbre de las Américas, a juzgar por las negociaciones opacas que se están produciendo, Estados Unidos pretende establecer códigos de conducta para los países emisores de emigrantes y de tránsito y que descargue en ellos la responsabilidad del problema, los obliguen a seguir prácticas represivas, a absorber los migrantes que lleguen a su territorio o, incluso, a los migrantes que procese Estados Unidos como eventuales refugiados; acogerlos y responsabilizarse por ellos.

«Al mismo tiempo, busca imponer conductas que los países latinoamericanos y caribeños no desean. En este caso en particular, se plantea como uno de los grandes temas del evento, pero sobre la base de este enfoque sesgado, selectivo, discriminatorio. Llama la atención la muy probable exclusión de Cuba del evento y, lo que es un hecho real, la exclusión de los grupos de trabajo que están elaborando o negociando los documentos y preparando la Cumbre; uno de ellos es el grupo que se ocupa de esta plataforma con relación a la migración.

«Es un país que ha tomado medidas muchas veces crueles, extremas, para impedir la emigración irregular. Por ejemplo: más de 4 500 niños pequeños fueron separados de sus padres, hecho que caracteriza una política muy intolerante y restrictiva de ese gobierno. Mientras, en el caso de Cuba actúa de forma opuesta.

«La probable exclusión de Cuba de la Cumbre daña sobre todo la credibilidad del evento y provoca aislamiento y descrédito a Estados Unidos. El gobierno estadounidense tiene una política de un terrible doble rasero con relación a la migración y a Cuba: por una parte, aprieta el bloqueo, de una manera tremenda, y crea factores que favorecen la emigración — que es fundamentalmente económica — o la permanencia en periodos prolongados de cubanos que trabajan o residen durante un tiempo en Estados Unidos, van y vienen, se radican. Primero, con una política que busca el colapso de la economía cubana inducen elementos que favorecen el aumento de la emigración; segundo, corta las vías de emigración regular, ordenada, segura, desde Cuba, y lo hace de una manera selectiva; incumple los acuerdos migratorios, incumple la obligación legal de otorgar un mínimo de 20 mil visas anuales para migrantes y restringe otras categorías de visado, otras categorías de viajeros.

«Más reciente, corta los servicios consulares en nuestro país con meros e insostenibles pretextos; y esto no solo es discriminatorio, sino que encarece el poder viajar o emigrar a Estados Unidos, al tener que viajar a Guyana, a un tercer país, y estar allí un periodo prolongado. Cuando Estados Unidos niega una visa o no la concede, no reintegra el dinero que la persona ha tenido que gastar. Ha cortado los servicios consulares, ha generado presiones en terceros países para impedir el tránsito de potenciales migrantes cubanos hacia Estados Unidos. Y lo que es peor, no es solo demorando estos procesos, sino obligando a estos países a reducir la cantidad de visas de tránsito que dan a viajeros cubanos, que se sabe que una parte de ellos se van a convertir en migrantes en algún momento».

Foto: Christian Suárez Castro

¿Considera que las recientes conversaciones migratorias dejaron un saldo positivo?

—« Las conversaciones constituyeron un paso positivo. Es también una buena noticia que Estados Unidos haya reconocido en público su incumplimiento de los acuerdos migratorios — se utilizó la frase que habían «descontinuado la observancia y el acatamiento de los acuerdos» — su plena vigencia y que, por tanto, tienen obligaciones legales en este sentido. Otra buena noticia es que comienzan a dar servicios consulares en La Habana, aunque han dicho que será de una manera muy limitada, y que la mayor parte de las visas para migrantes se seguirán dando en Guyana, lo que es inexplicable.

«Entonces, uno se pregunta: ¿Cumplirán su obligación de otorgar el mínimo de 20 mil visas anuales? ¿Darán visas para viajeros? En el año 2018, 400 000 cubanos, muchos de ellos residentes en Estados Unidos, estuvieron de visita en Cuba. 700 000 cubanos viajaron en un momento u otro a Estados Unidos en ese periodo. Estados Unidos hoy obstaculiza la reunificación familiar, ¿es que la van a facilitar? ¿Cuántas visas va a procesar el consulado aquí en La Habana? ¿Por qué no la totalidad? ¿Hasta cuándo mantendrán este elemento discriminatorio que obliga a los cubanos a viajar a un tercer país a recibir visado?

«Hay una profunda incoherencia: una política de absoluta intolerancia contra la emigración irregular, pero en el caso de Cuba, con el recrudecimiento extremo del bloqueo en estos dos últimos años generan condiciones que favorecen la emigración, con una propaganda engañosa y la ilusión del sueño americano, con mecanismos que privilegian a los migrantes cubanos, como la Ley de Ajuste, y con el concepto de que los cubanos entran a Estados Unidos como refugiados… Son los únicos refugiados del mundo que, tan pronto legalizan su status, vienen a visitar a su familia y a participar de los procesos de su nación».

— En los últimos meses, varios gobiernos de la región han establecido, sin una aparente explicación, requisitos migratorios excepcionales y exclusivos, que llegan a ser discriminatorios para los viajeros cubanos. Estas medidas no solo afectan a quienes piensan emigrar de manera definitiva, sino a gran número de cubanos que viajan por cuestiones personales, turísticas, profesionales. De hecho, varios han sido los jóvenes que, como parte de ese grupo de personas insatisfechas, han solicitado un diálogo con estas embajadas. ¿Dónde pudiéramos encontrar el origen de estas medidas?

— «Ojalá todos los jóvenes cubanos pudieran viajar y conocer el mundo, y viajar y conocer Estados Unidos. Y claro que hay jóvenes que quieren emigrar o residir periodos largos en Estados Unidos. Es un fenómeno mundial y tiene causas como las que he referido. Es lógico que contra anuncios repentinos que establecen nuevos requisitos para poder viajar, las personas se disgusten y expresen oposición. Es injusto que a quien ha gastado dinero, ha empleado recursos, ha comprado un boleto — se sabe que como resultado de la pandemia se han limitado los vuelos, las cantidades de asientos — , de repente, alguien le aplique un requisito legal o de visado que no existía, y que lo haga sin previo aviso.

«Habría que preguntarse por qué Estados Unidos está generando esta presión sobre estos países mientras, paradójicamente, alienta lo contrario en su relación con Cuba. Las personas que se quejan, algunos de ellos jóvenes, de lo que les ha estado ocurriendo en países de tránsito con la imposición de visados o restricciones, debieran saber que el origen de estas medidas está en la política de Estados Unidos y en acciones directas de su gobierno ejerciendo presiones tremendas sobre estos países. Y debieran saber que el resultado no es solo que se postergan o se encarecen aún más sus aspiraciones de viajar, sino que lo que se busca es restringir la cantidad de visado y restringir esos viajes. Por supuesto, esto es paradójico y cínico, cuando Estados Unidos, por otra parte, está cortando las vías regulares, seguras y ordenadas para que estas personas — con el ánimo de viajar, o de permanecer un tiempo, visitar a su familia, o de residir y trabajar, o incluso emigrar a Estados Unidos — puedan hacerlo de una manera adecuada».

— El cierre de las fronteras cubanas durante varios meses como consecuencia de la COVID-19, la situación económica que vive el país — en la que influye la política exterior de Estados Unidos hacia Cuba — y el incumplimiento de los acuerdos migratorios por parte del gobierno de Estados Unidos, entre otros elementos, han propiciado un considerable aumento del número de migrantes cubanos. Algunos comparan el actual flujo migratorio con olas migratorias anteriores como la ocurrida por el Mariel o la conocida como crisis de los balseros. ¿Cómo valora la cancillería cubana el incremento del flujo migratorio y el tratamiento que ofrece Estados Unidos a los procesos migratorios cubanos?

— «Hay cambios en los flujos migratorios internacionales. Son fenómenos universales que los facilitan las mismas redes digitales, los flujos de información, la conectividad aérea, son circunstancias y tendencias internacionales. La circularidad en la migración es una tendencia internacional. Pero claro que hay incrementos en la migración cubana que están relacionados con los factores que hemos estado hablando. Y yo añadiría la aplicación de políticas diseñadas para alentar la emigración cubana a Estados Unidos, que viene desde hace muchas décadas, en que se diseñó una política migratoria para utilizarla contra Cuba.

«En los momentos en los que Estados Unidos cortó las vías regulares para viajar y para emigrar se produjeron incrementos de los flujos y se produjeron flujos desordenados. Nosotros hemos advertido a ese gobierno sobre los distintos factores que integran la política que aplica hoy contra Cuba, principalmente las medidas extremas de bloqueo desde el año 2019, el impedir los flujos ordenados a partir de que incumple sus propias obligaciones legales en virtud de acuerdos migratorios vigentes, el cierre de los servicios consulares en La Habana, el aliento a través de las redes y de los medios de información a la emigración — que en el caso de Cuba es peculiar — , o incluso una propaganda engañosa que generan ilusiones en la gente.

«Imagínense ustedes que ocurriría si en vez de que existiera solo una ley discriminatoria para todos los demás y que privilegia solo a los cubanos, que es la Ley de Ajuste, hubiera una ley de ajuste para centroamericanos, o para las personas que viven en países cercanos o fronterizos con Estados Unidos. ¿Qué efectos tendría eso? O si Estados Unidos en vez de construir muros o aplicar una represión violenta como la que se ha visto en el río Bravo, que afecta a niños, a familias enteras, siguiera una política de alentar la emigración de estas nacionalidades.

«No hay dudas que los hechos que se describen atentan contra flujos ordenados, seguros y regulares de emigración hacia Estados Unidos y generan incrementos de la migración irregular; son temas de los cuales se ha informado y advertido de manera respetuosa y responsable al gobierno de Estados Unidos».

Foto: Christian Suárez Castro

— Medios de prensa estadounidenses se han hecho eco de acusaciones de las autoridades migratorias de ese país sobre una supuesta negación de Cuba a aceptar connacionales repatriados desde Estados Unidos en lo que va del año fiscal 2022. ¿Cómo se vienen desarrollando estos procesos de repatriación y cuál ha sido la política seguida por Cuba en los últimos meses?

— Hay muchas mentiras, pretextos y propaganda engañosa, porque no ha dejado de utilizarse con motivaciones políticas contra Cuba el tema de la emigración. Es muy lamentable que las políticas del gobierno de Estados Unidos tomen como rehenes a las personas que desean viajar de manera temporal, o que desean reunirse con sus familias allá o aquí, o a las personas que desean asentarse y trabajar en Estados Unidos, con propósitos directos de dañar nuestro desarrollo y de complementar las medias del bloqueo, de generar desestabilización interna, afectar la imagen del país, presentar al socialismo cubano como un sistema fallido, ocultando todas sus virtudes.

«La repatriación es una práctica prevista en las leyes cubanas. Hay decenas de miles de personas que habiendo vivido periodos prolongados en Estados Unidos han retornado a nuestro país. Nuestra visión de los cubanos que residen en Estado Unidos toma en cuenta su diversidad, incluso desde el punto de vista legal, migratorio. No todos son emigrados.

«Toma en cuenta la amplitud generacional que está allí representada. Toma en cuenta que la mayoría de los cubanos asentados en Estados Unidos, incluidos los más jóvenes, en lo esencial están ahí por motivaciones de naturaleza económica; en lo esencial se oponen al bloqueo, en su inmensa mayoría desean que existan relaciones normales entre ambos países, que puedan ir y venir, viajar en ambas direcciones, que las familias estén reunidas.

«Estoy convencido también que una parte importante de los cubanos que hoy residen en Estados Unidos, y de los jóvenes que hoy residen temporal o definitivamente, quisiera participar de nuestro desarrollo, quisiera encontrar oportunidades para desde allá o desde aquí contribuir con el desarrollo de nuestro país, con la realización de sus sueños. Estoy convencido que los cubanos asentados en el mundo en general y, en particular en Estados Unidos, son y pueden ser una fuerza importante que contribuya a nuestro desarrollo, y en el caso de Estados Unidos, una fuerza política que influya sobre ese en el reclamo para un cambio de política, el reclamo del cese del bloqueo y el reclamo de que no se discrimine a Cuba ni a los cubanos.

— Aún en las condiciones que impone la actual pandemia, no ha cesado la lucha contra el bloqueo económico impuesto por Estados Unidos contra Cuba, de hecho, los universitarios cubanos han sido de los más activos en iniciativas que condenan, año tras año, este modo de actuar injerencista e inhumano del gobierno estadounidense. En este último periodo se percibe un crecimiento del movimiento de apoyo internacional en la lucha contra el bloqueo. ¿Cuánto podría impactar esto en un cambio de política de Estados Unidos hacia Cuba?

— «Con profundo optimismo. El bloqueo algún día tendrá que cesar. No será con esta administración, es una lucha larga, difícil, pero hay una tendencia histórica irreversible: el bloqueo es una política condenada al fracaso y condenada por la historia a dejar de existir. Está obsoleta, anclada en la Guerra Fría, no hay motivos que la comunidad internacional ni el propio pueblo estadounidense pueda aceptar. Conculca, no solo los derechos de las personas y de las familias cubanas, sino también restringe la libertad de viajar de los estadounidenses, afecta la libertad de navegación, impide el libre comercio, restringe los flujos libres de información, genera operaciones sobre todo en redes digitales de naturaleza política, de intervención, de desestabilización en nuestro país.

«Concita el repudio casi unánime de la comunidad internacional. Y es sabido que la mayoría de los estadounidenses se oponen a esta política, que toma como pretextos temas de derechos humanos, democracia, etcétera, que nadie puede creer, en vez de actuar democráticamente tomando en cuenta el sentimiento y la opinión de los propios electores estadounidense. El presidente Biden hizo promesas electorales de un cambio de política hacia Cuba, en relación con el gobierno republicano anterior, y las ha incumplido. Imagino que los electores, incluyendo los electores cubanos que votaron a Biden, le reclamarán.

«El domingo pasado, en 35 ciudades, muchas de ellas en Estados Unidos, se acaban de expresar las asociaciones de cubanos, las caravanas de puentes de amor y otras expresiones de cubanos patriotas en ese país que quieren lo mejor para su pueblo, y saben que lo mejor para su pueblo, es también lo mejor para su familia.

«En el Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex) trabajan cientos de jóvenes, y convivimos muy cerca del Instituto Superior de Relaciones Internacionales. Conversaba con los jóvenes del Minrex hace unos días en la fortaleza de La Cabaña, y estos son los jóvenes que yo veo a diario en Cuba. Si ustedes visitan otras capitales latinoamericanas, sudamericanas, de países que tienen cierto nivel de desarrollo comparativo, verá que hay tendencias tremendas y descorazonadoras de emigración juvenil, de fuerza profesional. El reclutamiento en países desarrollados mediante el drenaje y el robo de cerebros, de personal calificado, las acciones que generó Estados Unidos en determinados años tratando de provocar la migración de personal de salud de Cuba, no solo en los años 60, sino mientras duró la política del llamado “parole” al personal médico cubano en terceros países, no solo calumniándolos, sino tratando de privar a esos países de una cooperación médica internacional indispensable.

«Los jóvenes del Minrex, los que se relacionan con mi familia, los que veo en el país, son jóvenes que trabajan por su futuro, que saben que en nuestro país hay dificultades, que la vida no es sencilla, sobre todo en estos años de recrudecimiento inusitado del bloqueo, pero que tienen el sentimiento de que se salvarán ellos con la nación y que encontrarán un camino de realización personal, familiar y profesional aquí en Cuba. Claro que hay jóvenes también que tienen una opinión distinta, y siento que a todos debiéramos ofrecer oportunidades. Con ellos también tenemos deberes y obligaciones y debemos facilitarles que se inserten junto a nosotros, participen junto a nosotros y contribuyan al desarrollo de la nación y a su pueblo.

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