PAISAJE CON LÍO

¿Di Tú… qué has hecho?

Un viejo mal nos ha minado por años: dejar para mañana lo que se pudo hacer ayer. Y luego cuesta lo suyo rescatar, tanto o más que conseguir hacerlo nuevo.

Jorge Sariol
Revista Alma Mater

--

Foto: Elio Mirand.

Por Jorge Sariol

Fotos: Elio Mirand.

Dicen que una urbe con muchas construcciones en marcha, es ciudad en progresión. Si es cierto, en verdad La Habana anda solo a medio camino, en terreno abrupto.

A veces es cuestión financiera; a veces plan (in)previsor y más o menos atento a los vaivenes de la vida. Y, finalmente, de sentido común.

En medio de la pandemia, muchos han asumido el amargo tránsito de la cuarentena como tiempo perdido. Otros encontraron la vía para andar, a campo traviesa, y hacer algo en esencia fructífero.

Los que entendieron este axioma en modo proactivo — como las grandes mentes — , hacen fecundas las penitencias. Y aprovecharon «el tiempo muerto» para re-animar, re-vivir y re-plantearse viejas y nuevas perspectivas».

Y La Habana anda en bastimentos en varias partes. En las que puede. Incluso, a duras penas.

Pero no todos lo entienden.

Un viejo mal nos ha minado por años: dejar para mañana lo que se pudo hacer ayer. Y luego cuesta lo suyo rescatar, tanto o más que conseguir hacerlo nuevo. Aunque sea poco, son dineros perdidos, malgastados o mal gestionados. Son dineros que alguna vez salieron de las arcas… del pueblo.

Mientras tanto, sumado a la calamidad de la COVID-19, pueden verse imágenes del ocaso; andan exhibiéndose a todo trapo, igual en la periferia que en plena Rampa habanera.

La pequeña plaza en la acera sur de la calle 23, casi esquina a M, es una muestra a la mano.

Frente al Pabellón Cuba, fue hasta mitad de 2020, emplazamiento de expo-venta de artesanías, concurrido y prolijo, baluarte además de un pequeño y demandado DiTú, un establecimiento de comida rápida. Pero entonces llegó el coronavirus.

El parque pertenece a la Dirección Provincial de Servicios Comunales y todos los que se allí se instalaban, pagaban sus impuestos a la ONAT. Los artesanos — los que han podido — se han ido al parqueo de la heladería Coppelia.

El DiTú, abandonado, casi en ruinas, se cae a pedazos, mostrando la cara desolada y decadente del abandono.

El establecimiento pertenece a la (muy) boyante Empresa Extrahotelera Palmares S.A., que aglutina a 14 Unidades Empresariales de Base denominadas Sucursales -cuatro de ellas en la capital cubana y el resto ubicadas en las provincias del país-. Dirige alrededor de 851 instalaciones, vinculándose, básicamente, a los polos turísticos, donde a partir del auge alcanzado en la industria turística del país han resultado de un gran atractivo para los visitantes.

Palmares regentea lugares emblemáticos y disímiles como el Cabaret Tropicana, la Bodeguita del Medio, haciendas para turismo campestre, campos de golf y establecimientos de comida rápidas DiTú, entre otros servicios.

Cuidar, reciclar, dilapidar son conceptos que no debían desestimarse, y menos en Cuba.

En esta Isla del tercer mundo, socialista y acorralada, el tiempo perdido sigue siendo irremediable y odioso.

Te sugerimos…

--

--