Padre es… Emilio Cordiés Jackson

El paradigma más cercano

#RevistaAlmaMater presenta una nueva entrega de paternidades responsables y comprometidas. Padres que han sido ejemplo para hijos e hijas tanto en el ámbito profesional, como en la vida misma. En esta oportunidad adentrándonos en el ámbito de la Medicina, con las experiencias de Cordiés y Maylín.

Redacción Alma Mater
Revista Alma Mater

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Autora: Dainerys Mesa Padrón
Fotos: Elio Mirand

Este fue un encuentro que comenzó con risas y terminó con lágrimas. Lágrimas de emoción, recuerdos y satisfacción.

De muchas de las preguntas preparadas para el padre, el Doctor Emilio Cordiés, ya sabía la respuesta.

Cómo no saber todo de la entrega de esta persona a la cirugía pediátrica, de su amor por los pacientes, habiéndolo vivido en primera persona, cuando con pocos meses de nacido operó a mi hijo y lo atendió como propio.

Este hombre, me dije entonces, no solo puede ser buen médico. Y di en el clavo tras indagar en su dinámica como esposo y padre de dos hijas que, contrario a lo que él pensaba, vieron en sus sacrificios por la Medicina su fuente de inspiración profesional.

#RevistaAlmaMater y la sección #PadreEs me dieron la posibilidad de manifestar, mínimamente, el agradecimiento que siento por Cordiés y el orgullo que él representa para su familia*.

¿Cuál es el primer recuerdo o sentimiento que asocia Cordiés con su hija y ella con su padre?

Cordiés: «Angustia y orgullo. Cuando nació traía dos circulares del cordón umbilical en el cuello. Eso fue muy desconsolante para mí.

«Luego, en la medida en que ella y la hermana crecieron y me vieron en mi desarrollo profesional, nunca pensé que podrían llegar a convertirse en doctora (la mayor) y estomatóloga ella. Los estreses que he asumido en el ejercicio de mi actividad me hacían suponer que mis hijas no afrontarían especialidades de la Medicina. Porque esto tiene una dosis, no de descuido, sino de ausencia que de horas puede convertirse en días. Hay pacientes que te comprometen tanto que llegas a no regresar a tu casa en días.

«Ellas lo vieron desde el inicio, que los pacientes han ocupado buena parte de mi tiempo. Entonces llegué a pensar, por tal motivo, que no abrazarían la causa médica; sin embrago, ellas me confesaron que justamente mi actitud las ha conmovido tanto que las impulsó a optar por sus carreras».

Maylín: «Tengo recuerdos muy agradables con mi familia. Tuve una infancia verdaderamente feliz. Escenas muy bonitas eran cuando me sucedía algo que me provocara llanto él siempre estaba ahí para cargarme y pasarme la mano.

«También, de niña fui muy enfermiza y mi padre, a pesar de su calificación, siempre respetaba la opinión de los colegas y no entraba a las salas de acceso restringido del hospital (donde trabajaba), porque decía que en ese momento era padre, no médico. Entonces se paraba por algún lugar y me decía: «Hija, ¿qué quieres comer?». Yo pedía lo que se me ocurriera y no pasaba una hora sin que se apareciera con mi pedido entre las manos.

«Hubo momentos en los que cometía errores que pensaba que vendrían con castigos, reproches, regaños y tanto él como mi mamá me sorprendían con una sonrisa y una conversación tranquila, pausada».

¿Qué cambió en su vida después de ser padre?

Cordiés: «Con los niños soy un muchacho más. Pero trato de no comprometerme demasiado con los pacientes para evitar luego inhibiciones a la hora de agredirlo, pues una cirugía siempre es una agresión.

«Trato de defenderme antes ese acto necesario para un paciente que tiene determinadas complejidades patológicas.

«En ocasiones, toda esa lógica se me olvida y llego y lo abrazo, me tiro con ellos en la cama para jugar, como mismo lo hice y hago con mis hijas. Soy muy comprometido con las emociones y eso viene por tener hijas (o sobrinos).

«Uno siempre piensa: lo que le hago a este niño es lo que le hago a mi familia. Veo a cada paciente como mi hijo, nieto, sobrino, parte de mi familia».

¿Cuál es el valor que más admira en sus hijas como seres humanos y como profesionales?

Cordiés: «El concepto del honor. La fidelidad a las causas y a los pacientes».

¿Y la característica de ellas que lo saca de quicio?

Cordiés: «Un padre es un crítico constante. Yo lo soy; a veces demasiado. No obstante, mis hijas no son perfectas y mi concepto de la tolerancia es amplio. Como no son perfectas, pero siguen siendo dignas, sensibles y honorables, las entiendo y tolero».

¿Reconoce aquellos elementos que lo han llevado a ejercer una paternidad responsable, coherente…, a pesar de las ausencias debido a su profesión?

Cordiés: «El ejercicio de padre no se abandona nunca. Incluso perdura después de la muerte.

«El paradigma masculino más importante que tengo en la vida es mi padre. Aun cuando uno sucumbe queda el ejemplo. Sigo recibiendo sus críticas, porque la pregunta que me hago cotidianamente es: qué haría mi padre en estas circunstancias. Y en virtud de eso rectifico mi posición.

«Creo que en la familia cubana hay que fomentar esto: el paradigma más cercano».

¿Quién representa esa figura a seguir para ti?

Maylín: «Por supuesto que mi padre. Un día, estando lejos, en una escuela al campo, le escribí una carta donde le explicaba todo lo que significaba para mí: un ejemplo a seguir, un excelente profesional.

«Lo que él y mi mamá hacen para otras personas es el orgullo más grande que una hija pueda contar».

¿Y lo que más te irrita de él?

Maylín: «Lo empecinado que es. Cuando quiere algo hace todo para conseguirlo. A veces eso me irrita porque yo no logro lo que quiero, pero a él esa tozudez lo ha llevado a conseguir muy buenas cosas en la vida».

Para ti y para tu hermana, ¿cómo ha sido lidiar en las escuelas de Medicina con el reto de ser «la hija del Doctor Cordiés»?

Maylín: A mí me chocó un poco, pero para mi hermana, que es la doctora, fue más fuerte. Nuestro apellido y la Medicina están unidos por varias personas, no solo por mi padre. Eso te crea un compromiso moral, ético, académico. Y te impone una barrera que debes cruzar».

*El día que se realizó esta entrevista su hija mayor, la doctora Mayla Cordiés Pérez, estaba cumpliendo con su guardia médica.

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