IRREVERENTES

Esto tiene que ser: uno para todos y todos para uno

«Los valores y los principios, cuando se está convencido, se defienden sin miedo, sobre la base del respeto y desde la honestidad. Por eso elijo mostrarme tal cual», aunque precisamente por eso, Loren Alonso haya sido víctima de incomprensiones, incluso, de amenazas…

Redacción Alma Mater
Revista Alma Mater

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Diseño de portada: Annelis Noriega.

Por Rodolfo Romero Reyes

Juegan Mayabeque e Industriales, por eso el diálogo debe posponerse. No es que ella sea fanática a la pelota, de hecho, rara vez se sienta a ver la Serie Nacional. «Es más bien un sentimiento de identidad. Disfruto ver a mi equipo jugar, y cuando se trata del equipo Cuba, no me despego de la televisión».

Loren Alonso destaca no solo por su activismo en redes virtuales. En el mundo físico también tiene varias militancias: pertenece a la identidad Los Pañuelos Rojos; fue, durante dos cursos, presidenta de la Federación Estudiantil Universitaria en la Universidad Agraria de La Habana y una vez graduada ingresó a la Unión Nacional de Juristas de Cuba — donde, de manera reciente, resultó elegida miembro permanente del consejo provincial de Mayabeque.

«Hace poco me incorporé también a la Red de Educadores Populares que anima y coordina el Centro Memorial Martin Luther King; un espacio donde se defienden, desde la educación y el activismo, principios antimperialistas, feministas y socialistas. Me ha gustado mucho el trabajo que hacen y su quehacer a favor del pueblo, el empoderamiento popular y la Revolución».

Multiplicidad de conceptos, ideas y convicciones se entrecruzan en el discurso de esta joven que desde los 15 años es miembro de la Unión de Jóvenes Comunistas. En franco debate con Alma Mater, Loren expresa que cree y prefiere el bienestar colectivo antes del individual. Asimismo, el intercambio virtual sirvió para exponer sus criterios acerca diversos temas que tienen que ver con Cuba y con su juventud.

-En esta disputa de sentidos que se vive hoy en las redes sociales de Internet muchos utilizan perfiles falsos para atacar o para defender a la Revolución Cubana. ¿Por qué has elegido mostrarte tal cual eres?

«Empecé creándome un perfil en Facebook hace muchos años. Era una adolescente. A medida que crecen, las personas se vuelven más conscientes de quiénes son y de qué defienden. Desde pequeña me he sentido identificada con la Revolución y con los principios que defiende el sistema socialista. Con el tiempo, fui tomando conciencia y sintiéndome cada vez más parte del proceso. Por eso mi actividad en las redes sociales tiene mucho de esa madurez política — a la que todavía le falta un montón — que he ido ganando poco a poco y que sentí la necesidad de expresar.

«Nunca pensé en hacerme otro perfil paralelo en Facebook, ni crear uno falso en ninguna otra red. Siento que sería hipócrita, que estaría siéndole infiel a las cosas en las que creo y de las que no me avergüenzo.

«Hace unos días, un usuario en Facebook decía en un post: “Se imaginan a Mella defendiendo la Revolución desde un perfil falso”. Yo no me lo imagino. Los valores y los principios, cuando se está convencido, se defienden sin miedo, sobre la base del respeto y desde la honestidad por eso elijo mostrarme tal cual».

-¿Te ha traído incomprensiones tu manera desenfadada de decir las cosas?

«Siempre digo lo que pienso; por supuesto, con argumentos reales y concretos. Y esto claro que trae problemas. Existe quien se cree con el derecho a reprimir tu forma de pensar porque no la comparte, o quien te acusa o etiqueta de tener o no determinados valores y principios por no asumir la posición que, ante un determinado fenómeno, esa persona esperaba de ti.

«Creo que más que intentar convencer a los demás con palabras de cómo piensas y qué defiendes, de lo que se trata es de demostrar con acciones. Con esto no estoy diciendo que haya que hacer, para que la gente sepa que «Tú sí». Hay que hacer porque la Revolución lo necesita, el pueblo lo necesita. Ese accionar le quitará las dudas a quienes van tras tus pasos».

-¿Qué piensas acerca de los nuevos espacios de articulación revolucionaria que han surgido en los últimos años?

«Son necesarios, tanto físicos como virtuales. En Cuba, con la apertura a Internet y a las redes sociales, nos encontramos ante fenómenos políticos que quizás no teníamos antes. Se intenta, desde la virtualidad, impactar en la realidad del país por partes de quienes desean caos y desgracia. Cómo no vamos, quienes nos identificamos con el sistema socialista, a articularnos y a defender la Revolución en ambos terrenos: el virtual y el físico. No podemos ceder espacios ni dejar de explotar al máximo los que tenemos. Por eso, iniciativas como La Manigua, De Zurda y Los Pañuelos Rojos son necesarias para la defensa del país».

-Mencionas Los Pañuelos Rojos, precisamente una iniciativa que fue atacada e incomprendida por representantes de ambos extremos políticos. ¿Cómo ha sido tu experiencia como parte de este colectivo?

«Me identifico con los ideales que ellos defienden. Milito junto a quienes hagan Revolución y aporten desde los principios socialistas y de equidad en los que creo. Mi experiencia en la sentada del 8 de marzo fue, sin dudas, positiva. Es una forma de sumar espacios y de sentirse útil. Las nuevas ideas tienden a ser atacadas, eso no me preocupa. Los Pañuelos es otra herramienta para defender la Revolución y sus conquistas, para aportarle; eso es lo que importa».

-En ocasiones se observan críticas desmedidas, cuestionamientos agresivos y ataques entre grupos o personas que tienen de horizonte común al Socialismo y la Revolución. ¿Crees importante que prepondere la unidad entre los revolucionarios?

«Agradezco mucho esta pregunta. He dicho varias veces, con dolor, que es una pena ver como personas que dicen defender un mismo ideal se aplastan en público. A veces leo publicaciones desde perfiles que se dicen socialistas, atacando a un revolucionario con el que sembró en un surco el día anterior. En ocasiones es peor, porque lo veo desde perfiles que esconden su identidad y son, además, apoyados por usuarios que en lugar de llamar a la cordialidad y a la crítica sana, alimentan ese accionar. No estoy de acuerdo.

«Me avergüenza escuchar o leer críticas destructivas de personas que considero compañeros de lucha; que caen en faltas de respeto, que violan la intimidad, incluso, de otros compañeros. Y sí, es vergüenza porque pienso en quienes no están a favor del sistema y leen cosas como esas. Me duele ver que quienes deberían estar codo a codo, pensando e ideando para hacer juntos, están buscando la paja en el ojo ajeno.

«Los errores que cualquiera de nosotros pueda cometer se alertan con la mano en el hombro, con respeto y sinceridad; no para sentir que yo soy más revolucionario o comunista que tú, porque te equivocaste o porque creo que te equivocas; se alertan para formar al hombre y mujer nuevos que queremos en la construcción colectiva de una sociedad más justa. Esto tiene que ser: uno para todos y todos para uno; y si te caes, te levanto. No alimento mi ego por seguir de pie. Ojalá estás prácticas acaben, pues le hacen más daño a la Revolución que el que le hace el enemigo».

-¿Cuán difícil te resulta defender tus verdades en este escenario marcado por la guerra comunicacional que sufre Cuba en las redes?

«He sentido que de un tiempo para acá las redes se han polarizado muchísimo más. Memes que resultan atractivos y que se crean para fomentar descontento y hacer viral sentimientos negativos que influyan en el actuar del cubano. Páginas que informando, desinforman. Falta de orientación general en la sociedad, que no siempre tiene la capacidad de definir qué es real y qué no.

«Intento mantener la calma y la diplomacia ante cualquier ataque, tomarlo lo menos personal posible y no dejar que influya en mis emociones. No me resulta difícil defender mis verdades en la virtualidad. He recibido amenazas por esta vía, sobre todo durante los sucesos del 11 de julio, o cuando estuve en la sentada de Los Pañuelos Rojos. Es odio de quienes no entienden y no saben respetar los ideales de los demás. Eso no me frena. Respeto las diferencias, sin linchar ni reprimir a nadie, porque mi deseo es que, si no se comparten, al menos se respeten las mías».

-Una de las puntas de lanza en los ataques más recientes son las cuestiones migratorias. ¿Qué desafíos tiene la sociedad cubana para lograr que la mayoría de su juventud desee desarrollarse personal y profesionalmente en la Isla?

«Creo emigrar y decidir dónde se quiere echar raíces es un derecho de todo ser humano. El reto para nosotros está en que nuestros jóvenes quieran echar raíces aquí, y lo vean como una oportunidad y una forma de aportar al desarrollo que todos queremos para Cuba. No todos se van por problemas políticos. La situación económica del país, producto del golpe de la COVID-19 a nivel internacional, nos ha afectado; eso sumado al bloqueo y los problemas propios que podemos tener.

«La juventud aspira a oportunidades que no pueden alcanzar: algo tan sencillo para construir una vida, como tener un lugar propio para vivir. Ni con el salario de un universitario alcanza. El país ha ideado iniciativas para intentar mejorar la economía, es difícil, lo sé. A veces pienso al respecto, y no me gustaría estar en el pellejo de quienes deben decidir qué y cómo hacer. Creo que, desde una base socialista como periodo de transición, sin violar los principios y el futuro al que queremos llevar esta sociedad -por muy utópico que parezca- el camino hacia una formación económica social comunista requiere mejorar la economía».

-Háblame de tus aspiraciones personales, profesionales.

«Soy recién graduada de Derecho y estoy de adiestrada en una empresa que recién comienza dentro de la propia universidad. Es un reto tremendo, pero tengo el apoyo de profesionales que me van formando.

«Soy profe de Derecho Internacional Privado en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas de la Universidad Agraria de La Habana “Fructuoso Rodríguez Pérez”, donde me gradué. Estoy aplicando para una maestría en el Centro de Estudios Hemisferios y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana, y pretendo, en un futuro, realizar también un doctorado. La política es algo que me apasiona y que intentaré combinar con mi paso por la vida, siempre en correspondencia con la sociedad más justa en la que creo. Mientras esto suceda, deseo ir conociendo cada pedacito de este país, que me falta un montón; e ir estudiando más cada día para aportar luego desde conocimiento que pueda adquirir».

-Para finalizar, me gustaría retomar tu experiencia como presidenta de la FEU. ¿Cómo percibiste la diversidad de pensamiento que existe en el estudiantado universitario cubano? ¿Y qué crees del papel que en el Socialismo deben tener las vanguardias, específicamente la vanguardia estudiantil y juvenil?

«No existe igualdad de criterios entre los universitarios, y es algo lógico; depende de las vivencias, la crianza y las aspiraciones personales que cada ser proyecta sin importar su edad. Durante dos cursos fui la presidenta de la FEU de la UNAH. Me tocaron momentos duros de la pandemia y estar al frente de ese apoyo necesario que se le dio al pueblo.

«Es fácil convocar para una actividad recreativa y muy difícil para un acto político. Más que desinterés, creo que lo que puede faltar son maneras de motivar. No toda la juventud tiene que estar apegada a principios socialistas; además, creo que sería aburrido, de las contradicciones se generan transformaciones. Nuestro deber es, a pesar de esto, lograr sumar jóvenes comprometidos para juntos construir la sociedad que queremos. Soy de las que piensa más en la calidad que en la cantidad.

«Estuvimos más de un año en la Zona Roja en las becas, 18 voluntarios semanalmente y en Mayabeque los voluntarios no cobramos un kilo — aclaro porque sé que en otros lugares sí — . Lo hicimos por amor y compromiso, sin ningún interés material. Fue una de las experiencias más complicadas y lindas que he vivido. A veces pensé que no podíamos, aunque no lo dije, pero siempre aparecían voluntarios. Logramos unirnos con otras universidades: con Ciencias Médicas de aquí, de Mayabeque; de La Habana con la UH, el ISRI, la CUJAE. Todos estábamos luchando por lo mismo. Nos cubrimos las espaldas y nos apoyamos.

«Entonces sí, pueden existir universitarios que no estén conformes con el proceso; que se llamen “apolíticos”, aunque en mi opinión eso no existe, pues siempre se asume una posición política hasta cuando se dice que no lo haces. Sin embargo, existen otros que hacen por los que faltan y forman parte, entonces, de esas vanguardias estudiantiles, juveniles; otros que hacen el Socialismo, van al frente y son seguidos. Cuando la idea que se defiende es justa, sana, necesaria, real… se suma la juventud».

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