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Facebook, tenemos un problema
Hace cerca de una semana tuvo lugar un nuevo episodio de este «thriller» que llegó a valorarse en un billón de dólares.
Por Julio Gerardo Hun Longchong
Trabajar para Mark Zuckerberg en los últimos meses debe ser un infierno controlado. De hecho, es bastante fácil imaginar el pequeño calvario matutino en las oficinas de Facebook Inc.: decenas o cientos de funcionarios, con su ligero bronceado californiano, sonriendo para «quedar bien»; con los dientes apretados y los ojos buscando un punto de fuga.
Quizás hasta una buena parte esté consciente de lo mal que anda todo, pero lo comentan con discreción o, quizás, finjan no enterarse. Porque si Mark dice que todo está bien, pues todo está bien… Facebook debe ser ahora mismo un híbrido entre The Office y un thriller.
Hace cerca de una semana tuvo lugar un nuevo episodio de este «thriller» que llegó a valorarse en un billón de dólares. Sophie Zhang, excientífica de datos de Facebook, publicó en su cuenta en Twitter que proporcionó «documentación detallada sobre posibles infracciones penales a una agencia de aplicación de la ley en Estados Unidos», además de declarar su disposición a testificar ante el Congreso.
Pesadilla en Menlo Park
¿Por qué Zhang podría ser una preocupación mayor para la transnacional? En septiembre del 2020, la joven entregó a BuzzFeed News una versión abreviada de su informe de salida de Facebook donde reveló cómo había identificado procesos de manipulación orquestados por políticos en docenas de países, y la negligencia de Facebook para enfrentarlos.
El informe denunciaba acciones que iban desde aumentar la cantidad de Me gusta en las publicaciones de determinados candidatos, desinformación masiva y acoso hacia activistas. Zhang cuestionó el verdadero compromiso de Facebook por evitar usos de su plataforma potencialmente nocivos para la estabilidad social.
Asimismo, declaró sentirse afectada en el plano psicológico por el impacto negativo de la compañía, sobre todo en países no occidentales. «Sé que tengo las manos manchadas de sangre», escribió en el informe.
En abril de este año, Zhang compartió información más específica y detallada a The Guardian: el resultado fueron dos artículos ―en los cuales Zhang apareció por primera vez como entrevistada― donde se explica cómo políticos de varios países aprovechaban una laguna en la red social para crear actividad falsa coordinada, sin violar los límites de la creación de perfiles.
Las palabras de la exanalista confirmaron que Facebook facilitaba la interferencia electoral y la distorsión de cómo se percibe la opinión pública. Además, criticó como la compañía demora meses en declarar una acción sospechosa en calidad de actividad falsa coordinada, todo esto en un contexto donde la información circula con celeridad.
Por su parte, Facebook ha negado los pronunciamientos de Zhang; sin embargo, no ha hecho comentarios sobre estas demoras en tomar acciones.
La reciente voluntad de Sophie Zhang de declarar en el Congreso ―aún sin fecha programada― llega a dos semanas de la intervención de Frances Haugen ante la Subcomisión de Protección del Consumidor, Seguridad de productos y Seguridad de Datos del Senado estadounidense.
Haugen, ex gerente de productos de Facebook y con experiencia previa en el mundo de las Big Tech ―trabajó también para Google, Pinterest y Yelp―, presentó su testimonio en Capitol Hill después filtrar de forma confidencial miles de páginas en documentos e investigaciones internas de la compañía a The Wall Street Journal. Estos documentos fueron publicados por partes en lo que se conoce como The Facebook Files.
La documentación presentada por Haugen revela, entre otras, la «débil» respuesta de la compañía ante el uso de sus plataformas para la trata de personas y el comercio de drogas.
Facebook Inc. declaró tener una «estrategia global» para proteger a sus usuarios y «equipos globales con hablantes nativos que cubren más de 50 idiomas», aunque los documentos presentados en The Wall Street Journal sugieren que su capacidad real de respuesta es ínfima frente a la escala del problema.
También, se denunció la a existencia de una especie de «perfiles VIP» dentro de las redes sociales propiedad de Zuckerberg (Instagram y Facebook): cuentas de personalidades famosas a las que no se les aplican las mismas políticas de moderación que al resto de los usuarios.
Otra revelación que preocupa es una investigación interna de la compañía que demuestra que Instagram es potencialmente «tóxico» para las adolescentes.
Facebook catalogó como inexactas y sesgadas las afirmaciones de Haugen y lo publicado por la prensa. No obstante, en medio de la polémica pausó el lanzamiento de Instagram Kids, para menores de 13 años.
¿Quién vigila a los vigilantes?
Facebook Inc. posee sus propias políticas de control de contenidos, aunque la poca transparencia con la que maneja los problemas de la plataforma no permite conocer que tan efectivas son en realidad. Las declaraciones de Haugen y Zhang aparecen en un momento en que demócratas y republicanos ―enfrentados en casi todo lo demás― están de acuerdo en que Facebook debe ser regulado… aunque todavía no lleguen a un consenso respecto al cómo.
Sobre este tema, también escribimos aquí…
Un amargo recordatorio de qué tan dependientes son nuestras vidas de los productos de Facebook Inc. ocurrió a principios de este mes, con la caída global de Instagram, WhatsApp, Messenger y Facebook. Más allá de las incomodidades a la vida diaria o el teletrabajo, grupos de monitoreo como NetBlocks estiman que las pérdidas económicas pudieran ser millonarias: por ejemplo, se estima que Brasil pudo haber dejado de ingresar más 24 millones de dólares con la caída de estos servicios.
La propia Frances Haugen, en su declaración ante el Senado, se mostró crítica con la decisión de dividir Facebook. En su opinión, para limitar el impacto negativo de la red social se debe, ante todo, reformar los algoritmos de generación de contenidos.
Algunas recomendaciones dadas por expertos independientes a medios como CNN incluyen otorgarle poder de decisión a los usuarios (escoger que contenido queremos que priorice el algoritmo), prácticas de mayor transparencia y un desplazamiento del enfoque de la virilidad y el engagement hacia otro donde se priorice la experiencia de usuario.
La mayor dificultad en este sentido es, lógicamente, lograr que las compañías tecnológicas como Facebook Inc. asuman estas políticas. En tanto, personas como Frances Haugen y Sophie Zhang han comprendido que el thriller de las Big Tech no tendrá un capítulo final sin aplicarles presiones externas.