ENTREVISTA
Flora Borrego: «Adriana es un personaje en constante aprendizaje»
En la telenovela de Felo Ruíz, Flora ha demostrado madurez actoral y calidad interpretativa. Adriana no es un personaje que pase por la pantalla sin penas ni glorias, el público sigue de cerca su pasos y decisiones, la ama y la juzga, siempre expectante a los muchos asuntos pendientes que seguramente aún tiene por resolver…
Por Félix A. Correa Álvarez
Fotos Cortesía de la entrevistada
Si les hablara de Flora Isela Borrego Pérez muchos no la reconocerían, sin embargo, basta con llamarla Adriana y el cariño del público hacia la joven actriz sería la prueba inequívoca de que su personaje en la telenovela Asuntos Pendientes ha enamorado a no pocos, que ven en la adiestrada soñadora, la mujer firme, la hija justa, la hermana comprensiva y la amante indecisa, quizás una parte del reflejo de la sociedad que somos.
Cuenta que el nombre compuesto, por el que pocos la conocen, lo debe a sus dos abuelas; y aunque es nacida en un barrio del Vedado capitalino, donde ha acontecido gran parte de su vida, en ella corre sangre criolla, fruto de la unión de un guajiro de Güira de Melena con una bella mulata habanera. En Flora se percibe cierta naturalidad, carisma, desenfado, humor y autenticidad, que constantemente coquetean entre lo culto y lo popular. Esa es su esencia, la de una mujer que ama y defiende lo que hace, con entrega absoluta, respeto y compromiso a ese pueblo diverso donde están sus raíces.
De cómo llegó a su vida la actuación hace responsable a su madre, Lolita, quien la llevó engañada a las pruebas de actuación de la Escuela Nacional de Arte (ENA): «Yo era una niña muy extrovertida. Pasé por varios talleres de canto, danza y actuación, pero fue en este último donde siempre me mantuve, en un grupito de la Casa de Cultura de Plaza que conducía mi querida profesora Gladys Ávila.
«Siempre sentí temor por las pruebas de actuación, lo veía como algo inalcanzable. Fue mi mamá quien, sin yo saberlo, me matriculó bajo el pretexto de que sería en danza, donde me sentía más segura. Claro, su justificado engaño iba durar hasta ese día cuando yo descubriese la “jugada maestra”. Recuerdo que me asomé por una una ventana y le dije: «Mami, ¡estas son las pruebas de actuación!», a lo que ella respondió: «¡Yo lo sé!, mi amor». Es por eso que le debo a mi madre mis inicios en esta carrera que tanto amo».
Su paso por la pantalla chica no ha pasado inadvertido. Los televidentes la recuerdan de videoclips y telefilmes, de las gustadas series Promesas y Valientes, y más recientemente de su incursión en la comedia, a través del espacio Juntos pero no revueltos, de Roly Peña. Sin embargo, en las tablas, Flora también ha encontrado el medio ideal para sacar la poesía del libro y hacerla humana, parafraseando a Federico García Lorca.
— ¿Qué significa la compañía teatral Aire Frío para ti?
«Aire Frío es mi casa, el lugar donde nací — profesionalmente — . Uno se va, se independiza, forma incluso su propia casa, pero sabe siempre dónde nació y a dónde pertenece.
«Eduardo Eimil me abrió las puertas de la compañía siendo muy jovencita. Recuerdo cuando me vio. Lo único que decía entre risas era: «Ay, pero ¡qué linda eres! ¡Qué chiquitica eres!». Desde que me gradué de la ENA me incorporé a Aire Frío hasta el día de hoy. Es una parte importante de mi carrera, de mi vida. Además, con Eduardo Eimil no solo hice teatro, sino que también tuve la grandísima oportunidad de enfrentarme a las cámaras. Él es profesor en la Escuela de Cine — Facultad de las Artes de los Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA) — donde impartía unos talleres de dirección de actores, a los que me incorporé y se convirtieron en una verdadera escuela. Era como un “dos en uno” donde navegaba en los dos escenarios: las tablas y el audiovisual.
«A Aire Frío también agradezco la oportunidad de “estrenarme” y compartir escenario desde muy temprana edad con excelentes actores y actrices de este país, como Beatriz Viñas, Roque Moreno, Tamara Venereo, Maité Galbán y muchos más».
— ¿En qué medio te sientes más cómoda?
«A mí me gustan las tres casas — cine, teatro y televisión — y si se inventa una cuarta, también me va a gustar. En los tres medios me siento cómoda y en los tres me invaden los nervios, pues a la hora de hacerlo se trata de una misma cosa: interpretar. Para mí es como una mezcla de sensaciones y emociones; la paradoja de estar haciendo lo que más me gusta, pero que a la vez me “mata”. Me mata porque me comprometo mucho, da igual el medio que sea, me entrego y me lo tomo todo muy en serio. Cómoda en los tres e incómoda en los tres. Placer en los tres y nervios en los tres.»
— ¿Cómo llegó a ti Asuntos Pendientes? ¿Fue por un proceso de casting?
«Llego a Asuntos Pendientes por casting. Ya tenían a Ulyk Anello e Indira Valdés para los personajes de Cosme y Miranda, por lo que buscaban a dos actores jóvenes mestizos para interpretar a los hijos de la familia Estrada. Entonces me contactan para presentarme a la primera prueba, precisamente con Ulyk, quien desde el minuto cero se convirtió en un verdadero padre y me dio mucha seguridad y apoyo. Después hice casting con Belissa Cruz y finalmente con Andro Díaz, el actor que interpreta a Bruno en la telenovela.
«Fue así que el 6 de enero del 2021, como un regalo del Día de Reyes, me dan el personaje. Tiempo después Felo Ruíz y Tamara Castellanos me confesaron que desde que me vieron sabían que era la Adriana que visualizaban en su mente, pero que necesitaban despejar cualquier indicio de dudas pues había colegas muy talentosas optando también por el personaje. Fue muy lindo conocer ese detalle. Siempre voy a estar muy gradecida con esa dupla maravillosa — Felo y Tamara — por la oportunidad y por haber confiado en mí desde el principio».
— Háblame sobre Adriana y sus conflictos. ¿Cómo fue el estudio desde las atmósferas en la que se desarrolla el personaje?
«Adriana es un personaje que desde que lo comencé a leer me pareció muy interesante. En una primera lectura puedes interpretar que es una muchacha joven llena de sueños, de deseos, que quiere lograr cosas por esfuerzo propio, y eso es, en cierto modo, lo bonito de la juventud. Pero después, al ir avanzando en la lectura de los capítulos, comencé a darme cuenta que su universo interior es muy amplio y rico en matices. Es una mezcla entre el carácter de su padre y el de su madre, ambos muy diferentes. Eso es algo que tendrá que aprender a trabajarlo en su personalidad a lo largo de la telenovela.
«Además, el personaje se desarrolla en un ambiente laboral muy árido para las mujeres, que lo corroboré en mi estudio personal a partir de entrevistas a maravillosos profesionales del sector de la construcción, que me aportaron mucho en su conformación.
«Adriana es entonces un personaje que está siempre en constante aprendizaje, que sabe lo que quiere y que se permite equivocarse. De cada tropiezo saca una lección y eso la hace muy valiente».
— ¿De qué elementos o vivencias te apropiaste para la construcción del personaje?
«Cuando empecé a estudiar el personaje descubrí que tenía muchos puntos en común conmigo, sin embargo, inconscientemente, lo fui alejando en la medida que avanzaba en la lectura del guion. Por eso siempre digo que le regalé un poco de mí, un cuarenta por ciento quizás. El resto lo busqué en la calle, en historias y conflictos de la vida cotidiana que fueran cercanos a Adriana.
«En ese estudio comencé a realizar una serie de entrevistas para conocer un poco sobre el complejo entramado laboral, familiar y social al que se enfrentan las mujeres ingenieras y arquitectas en la Cuba de hoy. Fue un proceso increíble, en la que no solo me nutrí de las experiencias de excelentes profesionales, sino que encontré también elementos muy interesantes en mujeres jóvenes que yo conocía y que estudian carreras afines, como Ingeniería Civil, Arquitectura, Cibernética y muchas otras. Es asombroso cómo descubrí puntos en común, pero también puntos diversos, entre las mujeres de las artes, las ciencias y las letras.
«Yo adoro y admiro a las mujeres ingenieras y de las ciencias, porque son prácticas, objetivas y tienen un temple, una ecuanimidad y una facilidad extraordinarias para enfrentar y resolver los conflictos. Esas características las quise incorporar al personaje. Creo que me ayudaron mucho para lograr la Adriana que ahora vemos en pantalla que, aunque aún se percibe insegura, irá creciendo y apropiándose de todos esos rasgos que distinguen a la mujer ingeniera.
«También le incorporé al personaje muchas características de Cosme, ya que es una realidad esa concepción de que las hijas hembras siempre “tiran” más para el padre. Me estudié todas sus escenas y ya en el rodaje, le pedí a Felo que me dejara ver la interpretación de Ulyk Anello para adquirir determinados gestos, saber por dónde iba llevando el personaje y crear una relación entre padre e hija creíble para el televidente. Además, Adriana es la niña linda y consentida de su padre, y este es para ella la persona que más admira, su modelo a seguir. No había fallos en esa lógica.
«Adriana tiene muchas cosas que yo, Flora Borrego, no haría de esa manera, pero que me las dejó y se las agradezco».
— El sector de la construcción fue el escenario escogido para recrear muchos puntos álgidos de nuestra sociedad. ¿Consideras que el machismo y la resistencia de algunos directivos al liderazgo y protagonismo de los jóvenes son asuntos pendientes por resolver en muchos colectivos laborales de la Cuba de hoy?
«Sí, es real que ambos son asuntos por resolver en nuestra sociedad. Siendo empática, algo que gané mucho con Adriana, entiendo el por qué se genera esa resistencia al liderazgo de la juventud, e incluso a sus ideas renovadoras. Es natural que se tenga miedo a depositar una confianza en alguien inexperto, al que por la edad se le juzgue erróneamente por el prejuicio de que los jóvenes siempre tienden a la irresponsabilidad; pero hay que tener en cuenta que no nacemos el día en que nos conocemos, que todos en algún momento fuimos egresados y transitamos por ese mismo camino. Se agradece mucho cuando se confía en la juventud, más cuando se reconoce el origen común que tenemos todos. Entender eso es muy importante, el mundo ha evolucionado y no podemos seguir con pensamientos anquilosados y arcaicos.
«En la construcción del personaje me enriquecí con la experiencia de dos ingenieros civiles de diferentes generaciones; Amalia, una profesional ya consolidada, y su sobrino Reynaldo, un joven recién graduado contemporáneo con Adriana. Ella trabaja con la mesa de dibujo, él trabaja con el software de diseño AutoCAT y entre los dos hacen cosas maravillosas. No es que una generación obvie u opaque a la otra, se trata de trabajar en conjunto, en pos de la productividad, la calidad, la creatividad y la armonía. Pero es cierto que sigue siendo un asunto pendiente para muchos colectivos laborales el delegar responsabilidades y confiar en la juventud.
«Precisamente, una de las experiencias más hermosas que viví en esta telenovela fue trabajar bajo la dirección de Felo, un profesional de renombre y prestigio avalados por una trayectoria de entrega absoluta a este medio, con el que siempre me sentí libre de opinar, dar ideas, aportar, crear… Como director general siempre estuvo atento y receptivo a nuestras propuestas, no solo de los actores, también de su equipo de dirección, de sus muchachas de producción, de su director de fotografía, de su sonidista, de su codirectora, Tamara Castellanos. Eso lo hace un gran líder, alguien que cree en la juventud y de la cual ha sabido ganarse su cariño y admiración.
«Y respecto al machismo, también hay mucha tela por donde cortar. Cada vez que una mujer se tiene que enfrentar a un colectivo de hombres para trabajar, encuentra muchos prejuicios, a personas que la obvian, que piensan que no podrá o que retrasará el trabajo, que le hacen resistencia, la obstaculizan; más cuando se trata de ambientes laborales tradicionalmente dominados por hombres, como lo es el sector de la construcción. Se trata entonces de que la mujer se empodere, se convierta en una líder para ese colectivo, demuestre por qué está ahí y todo lo que puede llegar a hacer. Es también un asunto pendiente y creo que la novela lo refleja muy bien».
— Adriana también se enfrenta a una disyuntiva amorosa que no sabe cómo resolver. ¿Crees que de alguna forma se esté «romantizando» la infidelidad con esta historia en particular?
«No creo que se esté “romantizando” la infidelidad, más bien creo que se está normalizando como algo que a toda persona le puede pasar, pues no tenemos la capacidad absoluta de controlar nuestros sentimientos, ni somos dueños de nuestras emociones. En los casos de infidelidad solemos enfocarnos más en lo que está experimentando la “víctima”, sin embargo, nunca o en pocas ocasiones pensamos en los sentimientos de la persona infiel. Es como si lo borráramos de la ecuación emocional, como si nuestra mente lo identificara como un “agresor”. Lo cierto es que los sentimientos de la persona infiel muchas veces sobrepasan su capacidad de gestión y su regulación afectiva, por lo que las decisiones más simples se tornan más complejas de tomar, pues están envueltas en mentiras y verdades que generan un conflicto mayor. Todo eso está presente en Adriana de algún modo.
«Además, aquí se vuelve a poner de manifiesto el machismo en la sociedad. La infidelidad del hombre no es mal vista, o al menos siempre se trata de justificar; sin embargo, si la mujer es infiel, entonces es ofendida, marginada y juzgada por una sociedad dominada aún por el patriarcado. Es preciso entender, y ahí va el mensaje de esta subtrama en la telenovela, que la infidelidad no es una cuestión de géneros y que más allá de estar con otra persona además de la pareja, engloba diversos aspectos emocionales, psicológicos e incluso sociales. Darle ese matiz a Adriana fue muy astuto por parte la guionista de Asuntos Pendientes, Yamila Suárez, pues el debate que ha suscitado es muy polémico e interesante».
— En los capítulos recientes los pilares de la familia Estrada han comenzado a removerse. ¿Influirá Adriana en la resolución de los conflictos familiares?
«Responder esta pregunta tal cual, sería adelantar cosas. Solo puedo decir que Adriana siempre busca la justicia, es muy empática y trata de entender las razones de ambas partes. No hace nada por mal plan, ni porque tenga más afinidad con el padre o con la madre, simplemente trata de hacer que lo que para ella es justo. No deja al padre viviendo solo, pero le regala una sonrisa a su madre y le dice que la entiende, incluso, indaga si entre ambos ha sucedido algo más. Ella no se parcializa, todo el tiempo está donde cree que está lo correcto y así lo defiende. Por esa línea se va a mover el personaje en toda la telenovela. Eso sí, hay aún muchas sorpresas con la familia Estrada».
— ¿Cómo valoras la conexión que se ha creado entre el público y el personaje?
«Asuntos Pendientes constituye para mí un resultado hermoso. El público ama a Adriana y yo adoro que eso esté sucediendo. No es un personaje blanco o negro, simplemente se mueve en una paleta amplia de colores, razón por la que ha sido amada, pero también ha sido juzgada y condenada. Aún así, el resultado es hermoso, porque las críticas siempre son desde el amor. Los televidentes no quieren que Adriana falle; cuando la ven equivocarse, tomando decisiones erradas, totalmente ciega con el padre, se generan muchas opiniones encontradas, pero todas desde el amor al personaje. Hubo personas que no perdonaron la infidelidad a Salvador — Yasmany Guerrero — , pero una gran mayoría, sobre todo mujeres, salió en su defensa y eso me tiene enamorada. Creo que el mensaje que se quería dar al público está llegando».
— Cuéntame sobre tu aporte a la banda sonora de la telenovela
«Un día, en el proceso de grabación de la telenovela, Felo menciona que necesitaba una rumba para una escena en específico. Casualmente, la cantante Teresa Yanet — responsable de la banda sonora de Asuntos Pendientes — y yo estábamos compitiendo en los Lucas justamente con una rumba que hicimos a cuatro manos. Se lo comento a Tony Vargas — uno de los asistentes — y este, a la vez, se lo comunica a Felo. Yo estaba “muerta” de pena, pues pensaba que Tony no le daría curso a mi comentario, incluso le pedí a Teresa Yanet que si tenía alguna otra rumba se la presentara a Felo. A él le gustaron mucho las dos propuestas analizadas, pero por una cuestión melódica se decide por la que habíamos compuesto Teresa y yo. Fue así que ambos — Teresa y Felo — se conocieron y yo hice mi pequeño aporte a la banda sonora de la novela.
«También, un día me acerco a Felo y le digo: «Felo, a mí me sucede que todos mis personajes tienen canciones. Para elaborarlos yo les pongo varios temas que me ayudan en las diferentes escenas por la melodía, por la letra o por ambas; y en el caso del romance entre Adriana y Bruno está Tengo mi razón para quererte. Él lo consulta con Teresa Yanet y finalmente queda aprobada, pero me pusieron el reto de que fuese yo quien la interpretara. Claramente me rehusé, pues Teresa Yanet es una cantante con una capacidad interpretativa espectacular y para mí asumirlo significaba una presión y un desafío enorme. Yo les dije que no, pero ellos me dijeron que sí y pudieron más. Un dos contra uno no hay forma de ganarlo.
«Ahí está mi aporte, en la composición junto a Teresa Yanet de la rumba que despide la novela y en la interpretación de Tengo mi razón para quererte, tema de Adriana y Bruno».
— ¿Has pensado dedicarte a la música profesionalmente?
«Lo he pensado, pero he sido muy indisciplinada. Me gustaría tomármelo en serio, porque cada vez me apasiono más con la música. En Asuntos Pendientes me dieron la posibilidad de cantar y es algo por lo que estaré eternamente agradecida con Felo Ruíz y Teresa Yanet, por permitirme esta oportunidad y por confiar en mí más que yo misma. Yo hubiera cerrado esa puerta y ellos lo impidieron. También, antes de entrar a la telenovela, me encontraba haciendo un musical en el teatro América que disfruté muchísimo y el público también. Me encantaría explorar más el universo musical».
— ¿Te encuentras inmersa en nuevos proyectos?
«Sí, actualmente me encuentro trabajando nuevamente con Heiking Hernández y con Jorge Molina en una telenovela, de la que no puedo dar más detalles, por ahora. Solo puedo adelantar que se trata de un personaje que me encanta, que me va ha llevar a lugares hermosos. De la mano de Heiking y Molina estoy segura que será un viaje muy interesante.
«De igual forma, comencé en el grupo La Franja Teatral, de Agnieska Hernández, dramaturga y directora que admiro muchísimo. Sus discursos son muy fuertes, dicen cosas importantísimas y necesarias en estos tiempos. Ya me estrené con ella en la última semana de la puesta de Padre Nuestro y fue una experiencia que adoré y agradezco. Seguro habrá sorpresas más adelante».
En la telenovela de Felo Ruíz, Flora ha demostrado madurez actoral y calidad interpretativa. Adriana no es un personaje que pase por la pantalla sin penas ni glorias, el público sigue de cerca su pasos y decisiones, la ama y la juzga, siempre expectante a los muchos asuntos pendientes que seguramente aún tiene por resolver…