Graffitis por todo el mundo

Redacción Alma Mater
Revista Alma Mater
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4 min readAug 9, 2018

Aunque el graffiti mantiene la esencia que lo originó, vinculada a la provocación social y al anonimato, actualmente muchos de sus creadores son reconocidos a escala a internacional.

Por Damepa

Foto: shutterstock.com

Aunque el graffiti mantiene la esencia que lo originó, vinculada a la provocación social y al anonimato, actualmente muchos de sus creadores son reconocidos a escala a internacional. Algunas de estas obras «callejeras» han adquirido un elevado interés artístico y del mercado.

Recogen los estudiosos y la bibliografía sobre los graffitis, que surgieron en la década de los setenta a raíz de la cultura hip hop, en el Bronx, Estados Unidos. Sin embargo, bien pudiéramos relacionarlos con las pinturas que hacían en las cuevas los humanos prehistóricos. Con cualquiera de estas dos vertientes como origen, hay algo evidente en la actualidad: en casi toda su dimensión se trata de un arte ilegal que, poco a poco, gana espacios y aprecio.

La mítica del graffiti recoge que obliga a quienes la realizan a pintar en las noches, prestos a la fuga ante la autoridad o cualquier otro transeúnte. Quizás esta inyección de adrenalina enamora a muchas de las personas que lo practican.

Si bien recorren el mundo imágenes de muros con composiciones dignas de exhibirse en un museo de arte contemporáneo, la magia del grafiti radica en esa cercanía al pasante; el llamado de atención; interrogante o alabanza.

Lamentablemente no todas las creaciones (ni creadores) caben en el mismo saco. Existen los conocidos «tageros», denominación para quienes usan materiales diferentes a los writing (grafiteros) y solo pintan palabras, letras o sus firmas como una manera de marcar un territorio.

Muchas de estas expresiones son comunes en monumentos y otras piezas de carácter histórico, social o cultural. Manchan la verdadera imagen de los grafitis, encargados de cuestionar y proponer, mediante una salida de valor artístico, y causan el rechazo de los espectadores.

En estos momentos, el anonimato del grafitero no es absoluto y hay muchos a los que se les conoce por el tag (firma con que se identifican), y hasta por sus nombres con los apellidos. Gracias, en parte, a la calidad de las obras que representan, a la conciencia de los dirigentes de las localidades o a las ansias de las personas de expresarse libremente, estas «figuras de la noche» aparecen hasta en los medios de comunicación.

En este sentido, encontramos en Cuba al grupo holguinero Undergraff, referenciado hace poco tiempo en un trabajo del periódico Granma.

Comprende a dos integrantes: Julio César Cisnero Fuentes (J2CF) y Yovandry Vázquez Fonseca (Yovanoti). Los muchachos reconocen que buscan espacios destruidos, donde esta decoración llame la atención hacia la reparación. Asimismo, trabajan de conjunto con instituciones o agrupaciones de diversas aristas del arte.

Otra figura del graffiti en la Isla fue conocida recientemente en la web: Glenda Tapia Noajed (Lou 81). La joven habanera confesó, en una entrevista con el Servicio de Noticias de Mujeres de América Latina y el Caribe (SEMlac), que integra el grupo HDLC (Hijos de la calle).

Sobre su rutina artística explicó a este boletín: «Cuando paso por las calles durante el día, voy fijando espacios en los que me gustaría trabajar después. Todas las condiciones son importantes. Además de que se trate de lugares públicos casi en ruinas, es importante que las miradas de la gente no estén sobre mi trabajo».

Tales cuidados tienen que ver con que en Cuba, para pintar en algún sitio público, hay que solicitar autorización de Planificación Física y de la Oficina de Monumentos, tal como lo recoge la Ley №2 de los Monumentos Nacionales y Locales.

Dicha prohibición no es exclusiva de la nación. Otros países también regulan el oficio callejero de pintar. No obstante, hay territorios donde el grafiti es abiertamente permitido.

El respeto a la propiedad pública y a quienes la disfrutan, condiciona que una pintura de la calle trascienda la cotidianidad.

¿Cuáles son los graffitis más famosos del mundo?

Muchos son los artistas callejeros reconocidos en el planeta por obras hermosas, armónicas con el medio, o comprometidas con una sociedad.

El grafitero británico Bansky es uno de ellos. Sin embargo, existen otras figuras anónimas que han legado muestras trascendentes.

La cadena informativa BBC Mundo en 2014 propuso una lista con algunas de las piezas más espectaculares del arte callejero en el globo. La selección fue hecha a partir de más de 60.000 fotos tomadas por Lee Bofkin para el Archivo Global Street Art.

Alma Mater referencia algunas:

-Túneles de la libertad, Nueva York

-Obra Graphis, Sao Paulo, Brasil.

-Dalai Lama, de Mear–One, en Los Ángeles, Estados Unidos.

-El Marián, Buenos Aires, Argentina.

-Obra de Ima-One y Suiko, en Japón.

-Obra de Nicolina en Valparaiso, Chile.

¿Dónde no está prohibido el grafiti?

Según el sitio digital www.vix.com hay diez lugares en el mundo donde esta manifestación es legal. Ellos son:

-La Calle Hosier Lane, en Australia.

-Warsaw, en Polonia.

-Tesnov, en Praga, cercano a la estación de trenes.

-Queens, en Nueva York, Estados Unidos.

-París, en Francia, donde varios grupos dibujan la ciudad.

-Taipei, Taiwan. Comenta el espacio web que aquí interviene la policía cuando los dueños de las paredes plantean quejas.

-Zürich, Suiza.

-Copenhague, Dinamarca.

-Burghausen, Alemania. Posee una pared de 150 metros de largo y 8 metros de alto destinada a los grafitis.

-Venice en California, Estados Unidos.

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