¿QUIÉN LE PONE EL CASCABEL AL LÁTIGO?

Mieles para «la tiradera» en redes sociales

A veces las tiraderas te sorprenden. La más inocente de tus fotos o un comentario sacado de contexto pueden originar decenas de ataques virtuales

Redacción Alma Mater
Revista Alma Mater

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Ilustración: Frank Sera

Por Nemo

Recuerdo aquella vez en la que mi primo de La Habana intentó explicarle a mi primo de Las Tunas el significado de «las mieles». Le dijo algo así como «las tallas», «el bimbam bimbam». Hoy, buscando una definición más académica, diríamos que «las mieles» son pistas, consejos, tips para determinado asunto.

Ante un fenómeno creciente como «la tiradera» que tiene lugar en las redes sociales, hemos pensado en ofrecer algunas mieles para las personas tranquilas y honestas que, sin ton ni son — o lo que es lo mismo: sin comerla, ni beberla — , se ven involucrados en una lluvia de ataques virtuales que pueden llegar hasta faltas de respeto o amenazas de golpizas, incluso, de muerte.

A veces las tiraderas te sorprenden. La más inocente de tus fotos o un comentario sacado de contexto pueden originar decenas de ataques virtuales. Lo más saludable es salirte de internet por unos días; incluso, si el debate se generó en tu muro, puedes entrar dos o tres semanas después y borrar el post sin leer los comentarios. Pero uno, que tiene sangre en las venas, ignora el sabio consejo de «no os dejéis provocar» y termina enfrascado en el dale al que sí te dio.

Ya en medio de la balacera, nuestro consejo es que, si vas a tirar, tires bien, directo al pecho. Y, teniendo en cuenta que debes mantener una mente fría, ponemos a tu disposición un grupo de frases que podrías utilizar en dependencia del contexto. Solo copia y pega. Frases que obviamente no tienen grandes enseñanzas, pero sí un flow característico, pues las hemos tomado de canciones de reguetón cubano. Para algo bueno deberían servir tantas horas de exposición ante el género urbano. Sus autores son expertos en el tema. Aquí les dejamos algunas de las más recomendadas.

Para cuando quien te ataca tiene menos de 240 amigos y uno solo contigo en común: «Quién eres tú, si a ti nadie te conoce / no me sofoques más, evita el roce».

Para ese que dejaste sin argumentos en una discusión anterior y ahora te insiste: «Ya te apagué una vez, y ahora te vuelvo a apagar».

Para esa que cada vez que haces un post político viene y te comenta lo contrario: «Suéltame, la mía».

Para el que, aun viendo que tú escribiste A, te etiqueta en un post en el que asegura que tú escribiste B, y plantea que debiste haber escrito C: «El reguetón ha vuelto loco a mucha gente».

Para el que te escribe por privado y te amenaza: «¿A quién vas a matar o vas a eliminar?», y le agregas: «Te falta bomba, corazón y “manana”».

Para quien te deja un audio, con ofensas y amenazas: «Lo tuyo es bla, bla, bla, bla, bla, bla, porque a mí tú no me vá a hacer ná».

Para quien te ataca con odio desde un perfil falso, y tú conoces quién es, dónde trabaja, eres amigo de su jefe y sabes que detrás hay un conflicto personal, y que el tipo lo que busca es tener más seguidores: «Es que tú no me soportas, / es que tú no me respiras, / es que tú quieres pegarte, / pero a costilla del tira-tira».

Para el que insinúa que estás perdido en ese tema: «Yo nunca me perdí, / ahora fue que me encontré».

Para quien te menosprecia desde un supuesto «conocimiento ilustrado»: «La calidad es la calidad».

Para cuando la bronca no es contigo y quieres comentar apoyando a tu amigo: «El mío, tú si suenas». También puedes escribir debajo de su argumento más contundente: «Páfata, esto es un palo por la cara».

Para cuando ves que a tu amigo lo atacan dos personas a la vez: «Uno tiene fanatismo y el otro tiene frustración».

Para cuando tu amiga — La Yuli de Cuba — deje una frase lapidaria en respuesta a atacantes fundamentalistas: «Dura Magaly».

Para cuando veas a tu amigo debatiendo con uno al que no se le debería hacer mucho caso: «¿Cuándo tú has visto a un león fajao con una ardilla?».

Para quien cuestione tu tan directo vocabulario: «Te cogió el talento mezclao con guapería».

Para cuando quieras sacar del paso a tu atacante sin dar muchas explicaciones: «Ya la naranja se picó».

Para cuando te caigan en pandilla: «Yo sé lo que les duele, / yo sé lo que les pica, / a ustedes nadie los escucha, / a ustedes nadie los imita».

Y por último, para cuando decidas que esa persona no merece tu tiempo, le dejas uno muy breve: «¿Qué estás formando tú?»; y un segundo después vas a tu configuración de Facebook y le das: Bajanda.

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