VIVIR DE PREGUNTAR

«¿Para qué me sirve el CDR?»

Debemos ser un elemento canalizador de las inquietudes de cada lugar y trabajar en función de las soluciones que, si bien muchas veces no la tenemos en la mano, por lo menos podemos contribuir a encauzarlas

Redacción Alma Mater
Revista Alma Mater

--

Diseño de portada: Ana B. González Polanco

Por Arlette Vasallo García

A pesar de que su existencia ha sido cuestionada en los últimos tiempos, los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) siguen siendo la mayor organización de masas del país, presente aún en los acontecimientos más importantes de la historia de la nación.

Con tal precedente, y utilizando como excusa el aniversario 62 de su fundación un 28 de septiembre de 1960, Alma Mater entrevistó al Héroe de la República de Cuba, Gerardo Hernández Nordelo, actual Coordinador Nacional de esa organización.

— Los CDR fueron fundados hace más de seis décadas, en la génesis de la Revolución y como parte de las vivencias de esos años. ¿Pudiera considerarse que los factores que motivaron su creación han ido quedando en el pasado?

Contar con una organización como esta es un privilegio y una ventaja para cualquier país. Te lo dice alguien que vivió en el exterior y que no conocía prácticamente a los vecinos de su edificio.

El contexto en el que surgen los CDR es bastante diferente al actual, pero también tiene muchos puntos en común. Durante el discurso fundacional se pusieron varios petardos. La alocusión fue de Fidel, que acababa de regresar de la ONU, y fue recibido por una concentración multitudinaria, impresionante cuando uno ve aquellas imágenes. Él empezó a contarle al pueblo su experiencia en el viaje y en medio de sus palabras explotaron petardos. Debido a eso, por mucho tiempo en los actos de los CDR, se solía decir: «Quizás en estos tiempos no exploten los petardos», pero…” ahora, en estos tiempos en que estamos viviendo han explotado cócteles molotov y ha aumentado la agresividad de los enemigos de la Revolución.

Por esas cosas estamos trabajando hoy con más interés, incluso que en años recientes, dados los acontecimientos y los tiempos actuales que se viven. Pero la utilidad de los CDR se vio mucho durante la pandemia de Covid.

A nosotros nos sorprende la pandemia en un contexto en el que había muchas personas críticas hacia el trabajo de los CDR, incluso personas que cuestionaban la necesidad de la organización. Ahora, después de la pandemia uno encuentra menos personas que cuestionen la existencia de una organización como la nuestra. Pero desgraciadamente, a veces no se visualiza lo suficiente el trabajo que hacemos.

Te pongo el ejemplo de una amiga, una señora cienfueguera a quien queremos mucho. Una persona de bastante edad, que vive sola en su casa. Cuando comenzó la pandemia la llamé por teléfono para ver qué era de su vida y me dice «No te preocupes que estoy mejor cuidada ahora porque me traen la comida a la casa, pasan por aquí preguntando si estoy bien; Fulanita me trae el medicamento, Menganito los alimentos…».

Le pregunto si es el Comité y me responde: «No, el CDR no…». Pero se queda un momento en silencio y me dice: «Ah no, espérate, sí, es verdad que Fulanita es la presidenta del CDR, no me acordaba». A veces las personas tienen incorporado que son sus vecinos las personas con quienes conviven, pero no tienen incorporado al CDR también, que no está haciendo eso solamente por voluntad propia de quien lo realiza o porque se le ocurrió a esa persona, sino que lo está haciendo también porque es una política de la organización, un objetivo, es una orientación hacer un levantamiento de quiénes son esas familias vulnerables en cada cuadra.

— En un momento en que la sociedad cubana está afrontando fuertes carencias económicas se pudiera pensar que todos somos vulnerables de una forma u otra. ¿Para usted cuál es el concepto de persona vulnerable?

Te puedo dar mi opinión, que no pretende ser la de un experto. Para mí una persona vulnerable es toda aquella que necesita que se le tienda una mano. En la Cuba actual es muy difícil vivir apenas con una pensión. Hay personas que son jubiladas, que no tienen hijos que los ayuden, que no tienen otros familiares, y además de eso tienen enfermedades.

En esencia serían personas a las que les cuesta trabajo el vivir diario: comprar la canasta básica, conseguir alimentos, conseguir medicamentos; personas que necesitan la asistencia social y más que nada la solidaridad de sus vecinos. A efecto de los CDR esas son las personas vulnerables.

— Existen personas que consideran que los CDR actuales ya no son los de etapas anteriores. ¿Cuál podría ser la causa de esta creencia y cómo responder a ella?

A diario me encuentro con personas que preguntan por qué los CDR no recogen materia prima como antes, por qué no se hace la guardia cederista como antes, por qué no se hace la caldosa cederista como se hacía antes.

Los CDR fueron fundados en una Cuba diferente, incluso en un mundo diferente al de hoy. En 62 años cambia cualquier organización, contexto o mecanismo. Lo que no quiere decir que nosotros no sigamos apegados al concepto fundacional y al objetivo principal de la organización, que es defender a la Revolución desde los barrios y las comunidades.

Ahora, a lo largo de los años el entusiasmo ha cambiado, los métodos han cambiado, porque las circunstancias también han cambiado. Hay tareas de la organización que han ido mutando con el tiempo, ajustándose algunas y otras perdiéndose. Eso responde a un sinnúmero de factores, pero nosotros estamos haciendo el esfuerzo por retomar aquellas experiencias que fueron positivas para adaptarlas a los tiempos actuales.

Tú no puedes copiar un contexto, extrapolarlo desde otra época, o querer repetir experiencias que en su momento pudieron ser positivas, pero que en los tiempos actuales quizás no lo sean tanto, o no resulten factibles ni viables. Aun así queremos dar un nuevo impulso a la organización, adaptarla a los tiempos, con los códigos actuales, y eso es un reto porque para nadie es un secreto que hay vecindarios donde no se vive la misma efervescencia, el mismo entusiasmo o la misma disposición, lo que no quiere decir que nos vayamos a rendir por eso. Si bien no puede ser exactamente igual, tratamos de dar nuevos bríos y generar iniciativas para que la organización no decaiga y el trabajo se mantenga.

— Hay quienes ven a los CDR como un ente integrado por personas mayores o ancianos, esencialmente. ¿Pudiera decirse que los jóvenes se sienten poco identificados con la organización?

Pues te diré que durante la pandemia hubo jóvenes que se presentaron y trabajaron como voluntarios en los centros de aislamiento a través de sus Comités. Esa labor no fue solo de las universidades, también se hizo desde los CDR. Nosotros estamos muy orgullosos de nuestros «viejitos», personas que han dedicado sus vidas al trabajo de la organización, pero obviamente nos interesa incorporar jóvenes, contar con las ideas frescas de los jóvenes, con su creatividad, con su capacidad de liderazgo, y aunque nos queda mucho por andar, te puedo decir que contamos con jóvenes muy valiosos desempeñando responsabilidades en los CDR.

Foto: Tomada de TV Yumurí

— Como todas las organizaciones políticas y de masas, los CDR también reciben dinero por concepto de cotización de sus integrantes. ¿Cuánto recaudan y cuál es el destino de ese monto?

Cualquiera pudiera pensar que si son tantos cederistas y pagan cotización, los Comités tienen bastantes recursos, pero lo cierto es que, comparando los gastos con la cuota ínfima que cobramos de cotización, la actividad que hacemos tiene que ser presupuestada. La cotización de los CDR son tres pesos al año, antes del reordenamiento y después del reordenamiento. En el año 2020 , ingresamos 24 millones 582 mil 700 pesos por concepto de cotización. Tenemos otros ingresos porque poseemos varias casas de visita, ventas de servicios y de parqueos que hacemos a trabajadores y otras personas, y por ese concepto ingresamos 3 millones y medio de pesos.

Actualmente estamos tratando de idear nuevas vías para ingresar recursos a la organización. Tenemos comedores obreros también, por los que recibimos 3 millones 18 mil pesos. Por una finca de autoconsumo que nos permite venderles algunos productos a los trabajadores ingresamos 300 mil pesos, y un plan vacacional por el que ingresamos 705 mil pesos. Por lo que el total de ingreso fue de 32 millones 105 mil 700 pesos. Dicho así parece bastante, pero si te menciono los gastos en salario, en seguridad social, en alimento, en materiales, servicios y otros, el monto que se necesita para el funcionamiento de la organización es varias veces mayor, que lo asume entonces el Estado de su presupuesto.

— Actualmente entre los temas que interesan a los jóvenes se encuentran la conciencia medioambiental, el bienestar animal, el respeto a la diversidad sexual, entre otros; de algún modo estos asuntos también han tenido un interés creciente en la sociedad cubana. ¿Se ha acercado la organización a esos tópicos?

Nosotros hemos explorado varios de los temas que mencionas, como es el bienestar animal o el medioambiental, porque es parte de la adaptación de los CDR a los nuevos tiempos. Podemos hacerlo por una sencilla razón: tenemos presencia en todas las comunidades, en mayor o menor grado, con mayor o menor eficiencia o efectividad del funcionamiento, pero lo cierto es que existe presencia en todas las comunidades del país, en todas las cuadras del país y debemos acercarnos a cualquier problemática que afecte a nuestras comunidades. ¿Quién va saber mejor cuántos perros callejeros hay en una cuadra que los vecinos de esa cuadra? ¿Quién va saber mejor si se produjo una tala indiscriminada en un lugar determinado que los vecinos que están ahí? Mencionamos estos ejemplos, pero hay otros muchos temas que son de interés para segmentos importantes de la población y en los que los CDR pueden insertarse y contribuir.

Foto: Agencia EFE

— ¿Qué aprendizajes dejó en los CDR una experiencia tan compleja como la del 11 de julio de 2021?

Los eventos del 11 de julio del año pasado demuestran que una organización como esta tiene hoy -incluso- una mayor importancia, no solo por lo ocurrido ese día, sino por todos los intentos posteriores de afectar la paz en nuestros vecindarios y desestabilizar el país.

Ese día nosotros cogimos «la seña» de que para defender la Revolución hay que estar en la calle. Uno no puede decirse revolucionario y quedarse en su balcón mirando como otras personas atentan contra el orden.

Las calles hay que defenderlas porque es la tranquilidad de nuestros hijos. Si una enseñanza sacamos es que los cederistas tenemos que estar ahí. Pienso que ese día se puso de manifiesto la razón por la que existen los CDR, porque estuvimos en la primera línea.

— Los CDR como organización se han incorporado a la transformación de las condiciones precarias de algunos barrios y la han vivido desde dentro. ¿Qué cambios subjetivos se perciben en la población de esos lugares que ya han sido atendidos?

No se trata solo de transformar el entorno desde el punto de vista material, sino de transformar la mentalidad de las personas. Es algo en lo que ha insistido también nuestro Presidente, no solo la transformación material sino también la transformación espiritual.

Cuesta trabajo decirle a una persona que no ponga un pie en una pared cuando está sin pintar y descascarada. Sin embargo, cuando esa pared se pintó, se arregló…, hay más moral y más lógica a la hora de decirle a alguien: “«Compadre, no ensucies la pared», por ejemplo”.

Se trata de enseñar a las personas a cuidar y mantener lo que se hace. A eso responde la necesidad de llevar cultura y disciplina a esos lugares, y que las cosas se hagan bien hechas, no con chapucerías.

— ¿Qué importancia tiene que se comprenda en la población el valor del control popular y la participación ciudadana?

El control popular juega un papel fundamental porque hay vecinos que se quejan de que “el cemento que era para mi casa o para este edificio, se lo robaron, lo vendieron y usaron la mitad”. Ahí hubo falta de control popular, entre otras cosas. Son los vecinos del lugar los primeros que tienen que velar porque eso no pase, precisamente porque son los afectados cuando algo así ocurre.

— Usted además de dirigente podría considerarse un influencer, debido al alto impacto que tienen sus publicaciones en el espacio digital. ¿Qué importancia le concede como dirigente a la labor en las redes sociales digitales? ¿Usted tiene un equipo de trabajo que maneja sus cuentas personales?

No dejo que nadie toque mis cuentas, eso lo hago yo. El día que no puedo publicar no lo hago. Porque si me equivoco me equivoco yo, no quiero darle esa responsabilidad a nadie. Pero le dedico tiempo porque considero que es muy importante. Pero realmente me costó mucho trabajo.

Cuando regresé a Cuba comencé a usar una página de Facebook que había hecho mi esposa Adriana y que no utilizaba, y luego, con el tiempo, lo que hice fue cambiarle el nombre. Me fue difícil entrar a Twitter, porque le tenía muchísimo miedo, hasta que un día comencé y me he ido desarrollando poco a poco. Lo único que no hago es leer los comentarios por falta de tiempo mayormente.

Hay una batalla fuerte en las redes sociales, hay mucho dinero corriendo para tergiversar la realidad de nuestro país y pienso que cualquier revolucionario que pueda debe participar en ellas.

Como ha dicho el compañero Roberto Morales Ojeda, de la misma manera que no se concibe un soldado que tenga un fusil y no dispare en una guerra, tampoco se concibe que alguien con un teléfono en estos momentos y se considere revolucionario, no participe de las redes sociales.

— En ocasiones la figura del presidente o presidenta del CDR, junto a la organización misma, ha sido estigmatizada o estereotipada. ¿Por qué ocurre esto? ¿Cuáles deben ser los valores y cualidades de las personas que se desempeñan en esos cargos?

Los CDR y los cederistas, como todos los aspectos de la Revolución, han sufrido a lo largo de los años campañas brutales de desinformación y ataques a la imagen de la organización. Desde el propio surgimiento todo tipo de ataques y de calumnias han sido utilizados en su contra. Su imagen ha sido tergiversada y han querido hacer ver que el CDR se trata de vecinos delatando a otros, metiéndose en los asuntos privados de los demás vecinos, o que son paramilitares, entre otros ejemplos.

Nosotros somos una organización comunitaria, con un alto contenido social y con una misión muy clara, que es la defensa de la Revolución, pero que pasa por el respeto a los ciudadanos y por el respeto al espacio de cada cual, y que está muy lejos de ser lo que los enemigos de la Revolución quieren dibujar.

Foto: Tomada de Juventud Rebelde

— En una Cuba cada vez más diversa y compleja… ¿Cómo se plantea el futuro de la organización?

Además de luchar contra esa imagen negativa que se ha querido pintar de los CDR, nosotros tenemos el interés de dar un mayor contenido social a nuestra organización, de acercarla cada vez más a las problemáticas reales de cada comunidad, las que existan.

No es lo mismo una comunidad en la que el CDR sea parte de la solución de los problemas y otra en la que no. Debemos ser un elemento canalizador de las inquietudes de cada lugar y trabajar en función de las soluciones, que, si bien muchas veces no la tenemos en la mano, por lo menos podemos contribuir a encauzarlas.

Que sea una organización que de verdad sirva de algo a la cuadra y que los vecinos lo identifiquen como algo positivo. Que cada cual se haga esta pregunta y pueda respondérsela: ¿Para qué me sirve el CDR? Esa pregunta tiene muchísimas respuestas, pero no queremos quedarnos con las que ya tiene, queremos explorar respuestas nuevas y que los CDR le sean cada vez más útiles a las personas.

Nota: Esta entrevista fue realizada en 2021 y actualizada en el mes de septiembre del 2022.

--

--