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Redes sociales: la evolución de vuelta al audio
De Queen al mundo de los gamers, el sonido y las voces marcan tendencias; sobre todo, porque expresan la necesidad humana de ser escuchados, que se redimensiona ante nuestras comunidades en redes sociales
por Mercedes Muñoz
La época de oro del video apenas comenzaba pero en su exitosa canción de 1984, Radio Ga Ga, la banda británica Queen pide que el audio «se quede, porque es posible que le echemos de menos cuando nos cansemos de todas estas imágenes». Una sentencia con mucho más valor ante la expansión en el mundo de las redes sociales de audio.
Entonces, es fácil comprender que dos de las principales tendencias para el devenir de las TIC en 2021 vinculen nuestras formas de relacionarnos con la web y entre nosotros, con esa predisposición a transmitir o absorber estímulos mediante sonidos, en este caso, como parte de comunidades cerradas y afines.
En primer término, las redes sociales públicas como Facebook e Instagram han disminuido su popularidad. Cada vez más personas prefieren compartir contenido y comentarios en grupos de Telegram, WhatsApp o Discord. Asimismo, la generación millenial en el mundo marca, como una de las predisposiciones de consumo, el proceso de adopción del audio e interacción por voz, según datos presentados por iabMexico.
Por eso, varias plataformas apuestan por experiencias de interacción mediante audio de preferencia en grupos seleccionados por el usuario. Si bien la mensajería de voz lleva años, durante el confinamiento de 2020 se convirtió en una forma fácil de enfrentar la desconexión emocional sin la fatiga de las apps de videollamadas.
Estas plataformas ofrecen ese contacto humano e inmediato de las llamadas de voz y video, pero bajo tus términos. La interacción en este caso no requiere tanta planificación y puedes hablar mientras doblas la ropa, viajas o trabajas en tu cuarto. En lugar de solo escribir, te involucras en un diálogo con los demás.
En el momento de mayor virtualidad, provocado por la pandemia de la COVID-19, se posicionan así «nuevas» formas de hilar la conversación (pública y privada). O tal vez, formas no tan novedosas pero que expresan la evolución de los medios.
De las llamadas telefónicas a los mensajes de textos o GIF, y de vuelta al audio
Comunidades para hablar en red
WhatsApp sirve de referente en la comunicación con audio de forma rápida, fácil e inmediata; sin embargo, el contexto de consumo en esta aplicación es privado y más relacionado con las conversaciones interpersonales. No así con la difusión de contenidos u opiniones sobre un tema afín a una comunidad interactiva.
Con estos enfoques se emplean, por ejemplo, los recién incorporados chats de voz de Telegram que, a pesar de ser una app de mensajería móvil, sí puede funcionar más como red social en sus canales. Los chats de voz son creados por los administradores desde las configuraciones de los grupos. Permiten navegar por otras aplicaciones del móvil, enviar mensajes de texto y entrar o salir del debate cuando quieras, sin frenar la conversación de otros miembros.
Gracias a esta actualización Telegram se adelanta a Twitter, otra de las empresas que se propuso integrar audio tras el boom del 2020. Luego de 14 años con muy pocos cambios en sus funciones, la red social anunció en junio la posibilidad de publicar comentarios de audio. Una opción aún restringida a un grupo limitado de usuarios Beta y con sistema iOS en su dispositivo, como explican Maya Patterson y Rémy en el blog oficial de Twitter.
En Petabyte nos queremos sumar a este diálogo con la profesora de la Universidad Complutense de Madrid, Lourdes Moreno Cazalla. ¿Usarías los tweets de voz si estuvieran disponibles en tu app?
Para los desarrolladores con la creación de Twitter Spaces y los tweets de voz –su propio aporte a las redes de audio– se espera una experiencia de debate más humano que mejore el tono de las conversaciones y los hilos. Apuestan incluso por la accesibilidad mediante subtítulos, algo que no atienden otras plataformas.
No obstante, la experiencia del chat de voz no es tan novedosa, sobre todo para los gamers. En Cuba, desde que se empezaron a usar redes privadas se popularizó TeamSpeak, una mensajería por voz IP. Con este servicio, quienes se conectaban a servidores cercanos podían conversar y jugar en redes locales.
«En la red de La Habana SNET, antes del convenio con Joven Club, empezamos a usar TeamSpeak por la necesidad de hablar mientras jugábamos. Servía para crear estrategias o por simple diversión; no es fácil escribir en medio de un tiroteo para subir de nivel. Incluso en algunos videojuegos el chat de voz es obligatorio y una llamada no funciona igual», nos cuenta el joven informático Jordan E. Cárdenas.
Ahora, muchos de esos gamers han migrado a Discord, y ya se encuentra hasta un servidor de la Agrupación de Deportes Electrónicos de Cuba (ADEC). Similar a la anterior, esta app surgió como idea de los gamers que encontraron imposible escribir mientras jugaban. La diferencia se encuentra en sus funciones, bots y la optimización que permite jugar online y conversar sin perder ancho de banda.
Para Marcos Alderete, joven cubano, lo mejor que tiene es su organización por servidores, en vez de por grupos. «Estos servidores se dividen entonces en secciones que pueden ser chats de texto o audio; y la única debilidad tal vez sea su gastos de datos». Pero durante el confinamiento la usó para trabajar en equipo y hacer reuniones, aunque fue difícil llevarse a sus compañeros para esa red.
Como muestra esa experiencia, Discord no es solo una red de voz para el entretenimiento. Desde junio, con intención de parecer menos un sitio dedicado a gamers, se promueve como Tu lugar para hablar, aprovechando la necesidad de interrelación entre las personas. De esta forma, creció de 1.4 millones de usuarios en febrero a más de 6.7 millones y fue recomendada para el trabajo a distancia.
A la par, Discord ha enfrentado fuertes críticas al detectarse grupos extremistas que prohibió y estaban relacionados con las manifestaciones de la supremacía blanca de Charlottesville y la reciente insurrección en el Capitolio de Estados Unidos.
La situación tuvo correlato en Clubhouse, otra red social de audio solo disponible para dispositivos iOS desde su lanzamiento en marzo de 2020. Un fenómeno donde, como se apunta en Technologyreview, tienen un importante peso la cultura de grupo y la fuerza de la voz para promover instancias de pensamiento fanático.
Por otra parte, también vale mencionar a Limor que permite grabar y añadir stickers de audio a tu voz como tambores, por ejemplo. En ella puedes seguir y hablar directamente con amigos y podcasters favoritos, al reaccionar y recibir respuesta en su nueva y revolucionaria sección de comentarios.
El audio en presente y futuro
Otra señal de que el audio puede ser el futuro son las inversiones de los gigantes de las TIC como Appel, Amazon y Google en sus aplicaciones de control de voz. Crecen los fondos para el desarrollo de las inteligencias artificiales basadas en audio como Siri y Alexa, pues se potencia su uso en la interacción online.
En cuanto a las redes de audio, el principal reto está en atraer más usuarios y ofrecer más información sobre los niveles de privacidad. Se abren nuevos debates y preocupaciones en este ámbito.
Al tiempo que ya preocupa la moderación de estos espacios, pues los moderadores de contenido automáticos no logran ser tan eficientes para bloquear a las personas que incumplen con las reglas de las redes.
De cualquier forma, el confinamiento propició en mayor uso de estos medios y solo el regreso a las actividades cotidianas confirmará su valor para los usuarios. Pero, cada tecnología hace al audio más fiel y práctico para la vida ajetreada.
Además, no importa cuántos filtros, GIF y distracciones nos rodeen, siempre queda el deseo de decir con emoción lo que pensamos y escuchar a los demás. Incluso, el podcast vive un segundo florecimiento. Estamos, quizá, entrando ya a la época de oro del audio en Internet.
«Estamos saliendo de la edad de lo visual y entrando en la edad de lo auditivo y de lo táctil». (1964)
Marshall McLuhan, Comprender los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano, edición 1996, p. 4.
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