Reliquias de ayer y de hoy

Compartimos las palabras que precedieron la inauguración de la muestra de portadas y exposición fotográfica «Alma Mía», una de las actividades con las que celebramos el centenario de la revista Alma Mater

Redacción Alma Mater
Revista Alma Mater
4 min readNov 17, 2022

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Fotos: Jorge Luis Sánchez

No son todas las que están ni están todas las que son. Mas quisiéramos disculparnos por las ausencias que, en este caso, bien pudieran traducirse en provocación y aliento para seguir hurgando en el alma de una revista y aventurarnos en la búsqueda de lo hasta ahora desconocido, en aquellos fragmentos de la historia que nos une y configura.

El sueño de Mella cumple 100 años. Al cabo de tanto tiempo es natural creer en los cambios, incluso podría aflorar la pregunta de cuán intacta se mantiene esa herencia hoy día, en un escenario que no es el mismo, con un tanto de utopía conquistada y con la voluntad de alcanzar toda la dignidad y justicia posibles.

Las páginas de esta revista han sido eso: hervidero de ideas jóvenes y fragua de una Revolución con amplios desafíos, los de ayer, los de hoy y también los del mañana. Las portadas que aquí exponemos solo constituyen un retazo de la noble historia de Alma Mater; en ellas volcaron su talento y estilos decenas de ilustradores y diseñadores gráficos en diferentes épocas y con las más disímiles técnicas.

Ellas son el reflejo de sus tiempos, de los debates sociales y sus repercusiones en los predios universitarios. De las inquietudes genuinas que afloran en la Colina o en las aulas de los centros educacionales de todo el país: liderazgo estudiantil, ubicación laboral, la siempre polémica autonomía universitaria, las complejidades palpables en más de una residencia estudiantil, los homenajes a héroes y mártires caídos en el esplendor de sus años mozos.

Las portadas de Alma Mater, reliquias de ayer y de hoy, lo mismo han mostrado eventos deportivos que prominentes figuras de la vida cultural, económica y política del país. Son puertas de acceso a un periodismo comprometido con su público, contestatario y profundo, en proporciones pares.

No son todas las que están ni están todas las que son, pero estas, las que hoy se sitúan entre nosotros, han conllevado décadas de sacrificio, de rutinas productivas que no siempre encontraron espacio desde la comodidad. Las que vemos, resumen el quehacer y la sapiencia de hombres y mujeres, lo mismo en redacciones improvisadas que en imprentas clandestinas.

Entre esas personas de oficio también han estado nuestros fotorreporteros, y entre estos Elio Miranda, con dos décadas de entrega a publicaciones como Somos Jóvenes y Alma Mater. Él ha sabido resumir la belleza, paralizarla y entregárnosla para la posteridad, navegar entre las aguas de la clásica fotografía de prensa y la artística, sin que en esos vaivenes se quede a un lado la estética.

El de Elio, probablemente, sea el nombre o uno de los nombres que más ocupen espacios en los números de la revista en los últimos tiempos. Nada humano le ha parecido ajeno y mucho menos aquellos sucesos que han encontrado escenario en las universidades cubanas. Aquí están Maraguán y la copa 13 de Marzo, el inicio de un curso o los imponentes mogotes de Vueltabajo. Ellas también intentan escudriñar la cotidianidad de una urbe, sus contradicciones y su gente, flashazos de una Habana que hoy celebra junto a nosotros.

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