Instituto Confucio

Un espacio para la cultura china en la Universidad de La Habana

En este 2024 el Instituto Confucio de la Universidad de La Habana cumplirá 15 años de fundado; desde el pasado año, el centro ha desplegado varias actividades para homenajear su labor educativa, investigativa y extensionista

Redacción Alma Mater
Revista Alma Mater

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Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera.

Por Gabriela Orihuela

Pronunciar cinco tonos distintos que deben ser empleados con rigurosidad y, ante todo, respetados; escribir sin la existencia de un alfabeto, género, morfemas de plural y tiempos verbales, además, utilizando caracteres inviolables, no parece sencillo.

Sin embargo, el idioma es hablado por más de mil millones de personas en el mundo. Dato que lo convierte en la segunda lengua con más usuarios a nivel mundial. Asimismo, es el idioma con más hablantes nativos: novecientos millones.

No es un secreto que la escritura china tiene más de 5 000 años de existencia y es, por lo tanto, una de la más antiguas del mundo que todavía sigue vigente.

Con el objetivo de enseñar la lengua en nuestro país y visibilizar la cultura china, el 30 de noviembre de 2009 se fundó el Instituto Confucio de la Universidad de La Habana. El centro académico tiende un puente en el conocimiento de la cultura milenaria y la historia de la nación asiática; también, ofrece la posibilidad de cursar estudios en China.

El primer secretario del Partido y presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, mientras fungía como ministro de Educación Superior, en el año 2009, participó en la inauguración del Instituto. Fotos: Jorge Luis Sánchez Rivera.

Benita Wang, profesora del centro desde hace cinco años, explicó que imparte clases para quienes inician su camino en este idioma aunque, destacó que es realmente complejo porque sus estudiantes no conocen la lengua y ella no habla muy el español.

Benita Wang, profesora. Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera.

El Instituto Confucio, que cuenta con el apoyo de la Oficina Nacional de la Enseñanza del Chino como Lengua extranjera (Hanban) y la Universidad de Lengua y Cultura de Beijing, resalta por el ser el único centro docente del país que cuenta con profesores/as nativos/as. Característica que, según Maura Rodríguez Rill, egresada del centro, constituye una ventaja.

La joven graduada de la institución educativa llegó a vincularse al chino por su amor hacia los idiomas. «Como no pude alcanzar la carrera en el Pre, inicié mis estudios aquí, además, me movió mi curiosidad por esta cultura», explicó.

Rodríguez Rill calificó de excelencia la educación brindada por el Instituto Confucio y agradeció la oportunidad de conocer dicha cultura milenaria que la logró enamorar por completo. Del mismo modo, la graduada a inicios de este 2024, señaló que trabajó durante tres años en la biblioteca del centro, catalogada como una de las más completas y actualizadas sobre China en el país. «Se deben señalar dos cosas: la primera es que hay textos en otros idiomas como francés y coreano; la segunda, es que cualquiera puede consultarla, estudie aquí o no».

Jennifer Pupo Martínez es discípula de Intermedio II del centro y, a la par, alumna ayudante de quienes ingresan a la academia. Ella, que la cercanía con su espacio universitario — el Instituto Superior de Diseño — fue su mayor motivo para aprender el idioma, quedó fascinada con cada dato o tema del que pudo apropiarse.

«La principal labor del movimiento de alumnos ayudantes del centro radica en auxiliar a los nuevos ingresos en el entendimiento de la gramática china», detalló la recién graduada de Diseño Gráfico. La ayudantía no significa ser traductor(a) de quienes imparten la clase y no hablan español, sino complementar sus explicaciones y hacer más fácil los primeros acercamientos con la lengua.

Fotos: Jorge Luis Sánchez Rivera.

Para Rodríguez Rill lo más difícil de estudiar chino fue conocer y sabe emplear de manera correcta los caracteres. Mientras, Pupo Martínez expuso que, para ella, la mayor dificultad estuvo en el empleo acertado de los varios tonos que presenta el idioma.

El prestigio de la institución — que encuentra homólogos en más de 50 países — es elevado y el nivel idiomático alcanzado tiene sus equivalencias, pues se aplican diversos exámenes internacionales: HSK, YCT, HSKK y BCT, con el objetivo de igualar la preparación del alumnado.

La directora del Instituto Confucio de la Universidad de La Habana, Jeisy Díaz Fernández, comentó que por año académico se reciben aproximadamente 1 500 estudiantes. «El centro tiene varias actividades propiamente educativas, pero también, investigativas y extensionistas», comunicó.

«Personas adultas, así como adolescentes entre los 13 y 18 años, pueden acceder al Instituto Confucio y estudiar cinco años de forma gratuita. La docencia no se queda solamente en el centro, además, imparten clases de chino mandarín en otros centros como el Instituto de Relaciones Internacionales, la Facultad de Turismo y la Facultad de Lenguas Extranjeras. Este año estamos fortaleciendo alianzas con la Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana para la creación de un aula anexa, ya se han dado los primeros pasos donde conversando sobre el panorama, lengua y cultura China.

«Igualmente, contamos con los cursos sobre la cultura china: caligrafía, fonética, bordado, de arte culinario chino», detalló.

Del mismo modo, Díaz Fernández aseveró que la institución realiza un trabajo sistemático con la comunidad; «acudimos con frecuencia a la Casa de Arte y Tradiciones para trabajar con niños y niñas, además, damos cursos cortos en la Casa de Asia y formamos parte del proyecto cultural del Barrio Chino».

El Instituto no es solo una academia para la enseñanza del idioma del Gigante Asiático, también funciona como un centro cultural que expone lo mejor de la historia y tradiciones del país asiático. Fotos: Jorge Luis Sánchez Rivera.

Las investigaciones están presentes en el centro de estudios. Al respecto, la directora comunicó que, actualmente, se cuentan con uno relacionado con el rescate del patrimonio documental escrito en chino que se encuentra en Cuba, otros visibilizan la influencia del gigante asiático en Latinoamérica».

Este año, el centro cumple 15 años de fundado y, por tal motivo, diversas actividades han sido realizadas desde el pasado año. «Para festejar nuestro aniversario quedará instituida la Red de Sinólogos de Cuba. Entre julio y agosto queremos lanzar la primera edición de la revista “Ni jao, Caribe” que abordará diferentes temáticas de la cultura china. Finalmente, en el mes de noviembre desarrollaremos un Taller Internacional sobre cultura y lengua china».

Más allá del idioma…

Maura Rodríguez Rill, egresada. Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera.

El Instituto Confucio de la Universidad de La Habana, como hemos mencionado, no solo educa en leer, hablar y escribir chino, sino que también promueve la cultura en toda sus dimensiones. «Llegamos a conocer de las tradiciones de China; las plantas medicinales, la hora del té, el significado de la vestimenta de hombres y mujeres de ese país, su geografía, música y arte danzario», dijo Maura Rodríguez Rill.

La principal diferencia cultural que la egresada pudo identificar fue la importancia que las personas procedentes de la República Popular China le conceden al espacio personal. «Las personas chinas le ofrecen, además, un lugar especial a la comida. Uno de los saludos que tiene el idioma es, precisamente, preguntarte si ya has comido», añadió.

A su vez, Benita Wang, profesora del centro, comentó que los chinos y las chinas deben tomar de la Isla caribeña la manera en que nos relacionamos con nuestros familiares o el papel protagónico que tienen las mujeres cubanas.

Sabemos que las diferencias culturales son varias, no obstante, son muchas las personas interesadas en conocer China y tener un intercambio directo con el país. Para Jennifer Pupo Martínez el concurso «Puente Chino» le permitió acercarse, de esta forma, al gigante asiático.

El certamen, según explicó la joven que se presentó el pasado año, consta de tres rondas: en la primera se hace una presentación y se pronuncia un discurso en el idioma chino, momento idóneo para mostrar las habilidades comunicativas; posteriormente, tiene lugar un momento cultural, donde el o la concursante demuestra su talento artístico, siempre ligado a esta cultura; la tercera etapa está dirigida a evaluar los conocimientos de cultura general que cada participante tiene sobre el país.

De acuerdo con la directora del centro, «el Instituto Confucio es un espacio que garantiza, de manera efectiva, la interculturalidad».

La institución académica tiene muchos retos, entre ellos extender sus espacios a otras provincias del país y continuar estrechando vínculos con las universidades cubanas y foráneas, además, tener mayor presencia en las comunidades.

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