¿Viva la salchicha?

No contenta con haber sido motivo de burlas, memes y críticas por sus croquetas explosivas, la empresa Prodal se une a la competencia para superar al desfile de la compota Osito. Lo más triste: no es la primera vez, y probablemente no será la última. Ojalá el sentido común se imponga y no tengamos que otorgar muchas más medallas o menciones especiales en el podio de la chapucería.

Redacción Alma Mater
Revista Alma Mater
3 min readApr 11, 2022

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Portada: Max Barbosa Miranda.

Por Junior Hernández Castro

Al principio era la idea. Dijo alguien: haya banderas, haya grupitos, haya videos. Y hubo banderas, hubo grupitos, hubo videos. Y creyó ese alguien que las banderas, los grupitos y los videos eran buenos; y otro alguien gritó consignas, y el primero mandó a hacer públicas, en redes sociales, aquellas maravillas del séptimo arte. «¡Ni Spielberg me hace nada!», debió pensar esa noche el creador, antes de irse a la cama. Y amaneció y anocheció en la fábrica de alimentos Prodal…

«¡Viva la salchicha!», grita un coro. «¡Viva el embutido!», exclama otro. «¡Viva el conformado!», agrega un tercer grupo; y uno se pregunta si aquel homenaje al Día del Trabajador de la Pesca, publicado en el Facebook de la empresa, no es en realidad un culto al Panteón de la Comida Procesada.

La idea quizás no estaría mal, si no se notara lo improvisado de las cápsulas, si sus «mentes pensantes» se hubiesen tomado la molestia de que el ruido no inundara el ambiente, si uno de los videos publicados no terminara en una exclamación de «¡Ya, quedó bien!», o si alguien con sentido común hubiese dicho: «¡Qué viva la salchicha! ¿En serio? ¿No deberíamos pensar dos veces antes de hacer esto público?».

Por el resultado final, parece ser que nadie se cuestionó un ápice del proyecto, desde su génesis hasta su difusión en las redes. Las reacciones de los usuarios, como era de esperar, ocurrieron, y dos de los videos fueron eliminados algunas horas después. Mientras se pretenden hacer ver que nunca existieron, me pregunto dónde quedan los comunicadores, la imagen de la empresa, el respeto por el consumidor. Algunos quizás pueden pensar que exagero o que no es para tanto; pero, ¿hasta cuándo pensamos darle cabida a Chapucio y pretender que es algo normal?

No contenta con haber sido motivo de burlas, memes y críticas por sus croquetas explosivas, la empresa Prodal se une a la competencia para superar al desfile de la compota Osito. Lo más triste: no es la primera vez, y probablemente no será la última. Ojalá el sentido común se imponga y no tengamos que otorgar muchas más medallas o menciones especiales en el podio de la chapucería.

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