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Voleibol Cubano: Aún faltan escalones

Quien vio a los dirigidos por Jesús Cruz en el primer partido de la Liga de Naciones 2024, frente a Brasil, no pudo imaginar cuán rápido desapareció la ilusión de la semana inicial

Redacción Alma Mater
Revista Alma Mater

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Por Arián Alejandro Rodríguez

El sueño olímpico del voleibol cubano en el sector masculino quedó en pausa hasta el ciclo 2025–2028. Eso sí, en Los Ángeles no estará el gran Robertlandy Simón, pieza fundamental en las aspiraciones parisinas. Deben mantenerse jugadores importantes como Marlon Yant o Miguel Ángel López, pero hace falta más.

Quien vio a los dirigidos por Jesús Cruz en el primer partido de la Liga de Naciones 2024, frente a Brasil, no pudo imaginar cuán rápido desapareció la ilusión de la semana inicial. Tras el partido ante Polonia, muchos se acuerdan del quinto set perdido contra Japón.

Ese choque con los nipones, net por medio, no provocó a los nuestros perder gran cantidad de puntos debido a la derrota; pero, de haberse ganado, el camino pudo ser distinto. El macarrónico algoritmo con el que se calculan los puntos ganados o perdidos para el ranking estaba a favor de Cuba, siempre que ganase a esos elencos que le adelantaban en el listado mundial.

Sin ir más lejos, aparece como ejemplo ideal lo conseguido vs Francia. Tal victoria sobre los galos, con el esperado regreso de Simón, resultó un bálsamo en el anhelo de integrar la cita bajo los cinco aros. Ausencias a un lado de los europeos, los caribeños funcionaron a la altura del equipo que siempre desea verse.

De vuelta al duelo ante los del gigante sudamericano, ese debió ser el patrón a replicar en cada uno de los juegos posteriores. Claro, la perfección no existe y los bajones, en determinados momentos, suelen plasmarse en el mundo deportivo con cierta asiduidad.

Aquella primera semana derivó en sueño roto con el paso del tiempo. No solo fueron los triunfos frente a Brasil, Alemania e Irán, sino la forma. Los caribeños eran conscientes de lo que estaba en juego, pero con los equipos cubanos de esta disciplina, la cautela no deja de resultar recomendable.

Paciencia era una palabra de orden en cada comentario, durante el impás intermedio, en el que los nuestros se desplazaron de las bellas playas de Río al frío incontestable de Canadá. Y digo paciencia, con el periódico bajo el brazo, porque en 2021 también revivió la ilusión olímpica, apagada de manera dolorosa.

Fue entonces que ocurrió lo inesperado o, al menos, no previsto. Con sinceridad, al conocer el calendario de la VNL, cuatro eran los partidos claves a la hora de visualizar éxitos necesarios, para poder sacar las cuentas contra esos otros elencos que nos superaban en el ranking.

Irán, Canadá, Países Bajos y Bulgaria resultaban elencos con los cuales, la única opción objetiva en cuanto a lo deportivo, era el triunfo. Aquí no cuento a Serbia, porque la evidencia inequívoca de una victoria quedaba clara, al ser el rival directo por la última plaza rumbo a París.

Respecto a los cuatro enfrentamientos primordiales, se cumplió solo al 50%. Más allá de un set 14–25 (El segundo) Irán no pudo ante el nivel de juego antillano. Los parciales de 25–20 y doble 25–21 dieron la alegría a los cubanos con Simón y Yant como los destacados, al aportar 14 puntos.

Por otra parte, casi insuficiente fue la victoria contra Bulgaria, pues las matemáticas extremas eran la única vía de sacar pasaje a la capital francesa. Una barrida cómoda (25–18, 25–20, 25–18) demostró la diferencia entre ambos elencos, pero la tarea bien hecha se dejó en el camino. Michael Sánchez, con 13 unidades, y Miguel Ángel, con 10, sobresalieron en el duelo.

Ahora, no hay duda que los encuentros con los cuales se marcó el destino negado al propósito inicial sucedieron en la segunda semana de competencia. Sin sonar a justificación, la ausencia del 13 a la espalda por tema médico sonó a noticia bomba a lo interno del equipo, aunque estaba el talento para lucir mejor, incluso, ganar.

El primer golpe lo propinó Canadá. Los norteños vencieron 25–21, 25–27, 25–20 y 28–26, con 17 bloqueos por solo 6 de los nuestros, como el factor fundamental. Luego, Nimir y su show en cuatro sets. Los neerlandeses triunfaron 24–26, 25–21, 20–25 y 22–25, con 38 puntos de su gran estrella. Además, la diferencia fundamental, los 9 tantos por servicio para los europeos, por uno de Cuba.

La estocada definitiva llegó con el fracaso ante Serbia, justo cuando, tras los dos primeros parciales, pareció todo lo contrario. Después de avanzar los caribeños 25–22 y 25–21, en la cancha se volvió a vivir algo similar a lo ocurrido en 2021 frente a Canadá, en busca del viaje a Tokio.

Los balcánicos remontaron contra unos antillanos erráticos, con parciales de 16–25, 21–25 y 12–15. Así de atónitos quedamos todos los que no podíamos creer lo ocurrido. Pasó, de distanciar a casi 20 puntos a los serbios, a saber que los Juegos Olímpicos se verían desde casa.

Y repito, el talento existe. ¿Quién puede dudar de la calidad de un Marlon Yant, líder del equipo cubano con 196 unidades, 167 de ellas en ataque? A esto agregó 14 en el servicio, el mejor entre sus compañeros también. Claro, estadísticas a un lado, él y el resto, se deben mejores prestaciones con la camiseta nacional.

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