Usan menores para traficar migrantes; el caso de “Toño”, el adolescente pollero

Las carencias que padecen los menores de edad se convierten en un fermento para que los adolescentes dejen la escuela e incursionen en el tráfico de personas

Anabel Rojas
Revista Arena
11 min readNov 1, 2023

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Migrantes intentan ingresar a Estados Unidos / Anabel Rojas

Tan solo de enero a agosto de este año la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) ha llevado a cabo 13 mil 481 devoluciones de adolescentes migrantes de entre 12 y 17 años a las a autoridades mexicanas. En el estado de Chihuahua ocurrieron el 8.5 % de los casos. En 11 mil 139 de los casos los menores no iban acompañados. Este dato da cuenta de que en los últimos años los grupos de traficantes de personas han estado reclutando a menores para que sean estos los que se encarguen de cruzar a los grupos de personas que buscan ingresar a ese país por puertos no oficiales.

Tal es el caso de “Toño” (como se nombrará en adelante para resguardar su verdadera identidad), un menor de 17 años que hace algunos meses decidió iniciarse como traficante de personas. En entrevista contó que se dedica a “ayudar a cumplir el sueño americano a la demás gente”, pues según él, eso es lo que los migrantes quieren; “a ellos les gustaba estar allá y hacer su dinerito para su rancho, para su ciudad”, aseguró.

Cortesía FRANCE 24 Español

Toño dijo que comenzó a ser pollero por la necesidad que su familia padecía y que si no fuera por esas carencias él estaría bien, no hubiera traficado con personas; y es que en México el 36% de la población se encuentra en situación de pobreza, según el último informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

¿Qué es un pollero?

Un pollero es una persona que se dedica al tráfico ilegal de migrantes. Se le llama así porque es quien carga con “los pollos”, nombre que se le da a quienes buscan cruzar la frontera por los puertos no oficiales de un país, en este caso Estados unidos. Los sujetos que se dedican a este tipo de actividad ilegal suelen cobrar grandes sumas de dinero.

Toño, como muchos adolescentes en México, decidió dejar la escuela hace un par de años. Solo cuenta con la educación primaria, situación que comparte con al menos el 19. 2 % de los menores en este país, de acuerdo con las cifras del Coneval. El rezago educativo es una consecuencia de la pobreza y, al mismo tiempo, causa del deterioro del tejido social.

Cortesía MILENIO

Las carencias económicas que sufrió le dieron el valor para tomar los riesgos a lo que se enfrentó: “en veces teníamos necesidades y no tenía miedo a nada, pues nadie tiene miedo a nada. Pero pues hay que saber sacar dinero”. A Toño lo invitó un amigo a entrar en el negocio “me enseñó, haz de cuenta, como si estuvieran poniendo un millón de pesos de aquel lado, y pues el que no se arriesga no gana, la verdad; y yo me arriesgaba, pues en veces sí pegaba, o no pegábamos, pues porque en veces sí estaba cuidado y estaba caliente”.

Que “esté caliente” significa “que esté mucho la patrulla fronteriza ahí en el muro o esté el helicóptero, drones, motos, racers, todo eso es estar caliente, es cuando te agarran, aseguró Toño. La tarea concreta del menor era llevar a los migrantes desde Anapra hasta El Paso, Texas. De ahí, según comentó, lo levantaban (a las personas que hacen esa parte del trabajo se les llama levantador), “ya nomás yo cruzaba el puente como si nada, y ya de regreso”, comentó.

Es importante decir que, de acuerdo con el Protocolo contra el tráfico ilícito de migrantes por tierra, mar y aire, que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, se entiende por tráfico ilegal de migrantes a “la facilitación de la entrada ilegal de una persona en un Estado Parte del cual dicha persona no sea nacional o residente permanente con el fin de obtener, directa o indirectamente, un beneficio financiero u otro beneficio de orden material”.

El tráfico de personas es llevado a cabo con la mayor organización como si de cualquier empresa se tratase. Toño contó que “son muchos contactos para que te lleguen los migrantes” y, ocacionalmente “vienen, en veces no los dejan pasar por acá y te los quitan, o en veces si llegan, pero llegan golpeados porque la autoridad de aquí de México es así, en veces son como (usan) claves entre ellos y dejan pasarlos ya como si nada”.

Recordó que entre las personas que cruzó hubo extranjeros provenientes de varios países de África y también chinos. Dijo “si cruzábamos así chinos nos encerraban tres meses” (las autoridades americanas). Al ser menor de edad a él no lo podían retener por mucho tiempo, sino que en su lugar era remitido a las autoridades mexicanas por medio del Desarrollo Integral de la Familia (DIF).

Es evidente que Toño ha recibido instrucciones de aquellos que lo prepararon para realizar este tipo de trabajo, en su mirada hay ausencia de miedo o remordimiento; además, al finalizar la respuesta de casi cada pregunta lanza un “¿alguna otra pregunta?” que resulta retador, pero delata el nivel de entrenamiento que tuvo. Su convicción de que su trabajo era algo lícito contrasta con su conocimiento de que debe cuidar cada cosa que comenta al respecto.

Asimismo, explicó que lo detuvo la Patrulla Fronteriza ocho veces, dijo que era algo normal, pero que solo “te dicen que si tú eres el coyote y así. Pero tú nomás les dices que no y que no, y te aferras y no te sacan de ahí. Porque si eres mexicano ahuevo tú eres el coyote. Si eres de allá de Guatemala, pues no te dicen nada, nomás te quitan tus cintas, te quitan tus pertenencias y te llevan a una oficina de la Border Patrol a dejar tus huellas y todo eso y ya”.

Toño recuerda haber visto que “ le están cobrando en veces como de 4 mil a 18 mil dólares por persona que pasan. Al respecto del trato que se hace con los migrantes dijo que: “cuando llegan, tenemos que esperar que den una parte del dinero para poder cruzarlos; ya cuando estén del otro lado pagan la otra mitad de la parte de dinero”, el costo dependerá del país de origen de quien quiere cruzar la frontera de Estados Unidos, para los extranjeros es mayor, de los cuales los provenientes de China suelen pagar cifras más altas.

El precio para cruzar la frontera

Con las medidas migratorias que se han impuesto a partir del 2001, tales como el uso de tecnología, cámaras de vigilancia, etcétera, las tarifas de los polleros se han elevado. En la entrevista de Toño, el menor señala que para cruzar a un migrante no mexicano pueden llegar a cobrar, las bandas de traficantes, hasta 18 mil dólares.

Comentó que vio que a algunos de los traficantes les pagaban bien y a otros poco. Para Toño su sueldo era bueno, y es que por cada persona que cruzaba le daban 10 mil pesos, esto era indiferente a si eran hombres o mujeres, adultos o niños. En su corta carrera de pollero llevó a grupos de cinco a ocho personas por vuelta, de acuerdo con lo que dijo llegó a cruzar hasta 30 personas en el total de los viajes que realizó. Una vez que se pagaban los gastos del lado mexicano, “la demás parte (del dinero) le tocaba a la gente del otro lado de El Paso que levantaba la gente inmigrante allá”, afirmó Toño.

En 2012 el Instituto Nacional de Migración aseguró que en Ciudad Juárez existían alrededor de 80 menores operando como polleros en la zona del llamado Puente Negro. Actualmente no existe una cifra de cuántos menores son reclutados para realizar este tipo de ilícitos. No obstante, considerando las cifras de deportaciones es evidente que los números han aumentado.

Migrantes en Ciudad Juárez, frontera de México con Estados Unidos / Anabel Rojas

A menudo, en el camino ocurren desgracias a los migrantes en el desierto; al ser cuestionado sobre el nivel de seguridad que pueden tener las personas, y si los polleros abandonaban a quienes no podían seguir el camino, Toño dijo que no, “es ayudarlos, es tratarlos bien, no hacerles ningún daño, pues para que vean que nosotros no somos mala gente, somos personas humanas todos, y pues es ayudarle a todos. Yo, por ejemplo, cuando nos tenían que agarrar, pues me dejaba que me agarraran y no los dejaba, no me iba solo, me dejaba que me agarraran con ellos”.

“Casi todas las personas que crucé fueron de 20 (años) para arriba, de 20, de 30, hasta ahí. O fue una persona, una niña de cuatro años, tres o cuatro años que, pues sí se me hizo muy difícil llevarla en la espalda. En la espalda, porque me dijeron que la mamá no la podía llevar. Porque sí, capaz y se pierden en el desierto y pues el problema es que a mí me caen problemas si pasa eso. Por eso siempre la llevaba con seguridad y todo”, comentó.

Al preguntarle sobre alguna recomendación que quisiera hacer a las personas, no duda en decir a las mujeres “que si están en busca del sueño americano es mejor que saquen sus papeles, sus documentos y todo eso, porque es muy feo el desierto”, porque según dijo, ha “visto gente que se queda ahí, y pues yo no puedo recogerlos porque no son de mi grupo, pero cuando eran de mi grupo hasta me regresaba por ellos. Cuando andan ya muy cansados, porque son aproximadamente cuatro horas las que tienes que ir corriendo, corriendo, porque caminando hasta se te puede hacer un día”.

“He visto que las mujeres se cansan muy rápido… los hombres como quiera en veces me siguen rápido, rápido; pero las mujeres ya cuando se cansan ya no pueden dar más y ya, se quedan ahí, y pues como uno pueda tiene que cargarlas o esperarse a ir otra vez por ellas. Por eso lo mejor, no recomendarles a las mujeres”, comentó.

Aseguró que nunca abandonó a su grupo, si alguno se cansaba, lo dejaba escondido para después volver por él, sin importar si los agarraban las autoridades americanas, era preferible eso, ya que no le generaba miedo, pues se sentía protegido al ser menor de edad, ya que lo peor que le podría pasar era ser entregado al DIF.

En su corta carrera solo en dos ocasiones fue acompañado por dos amigos, el resto de los viajes los realizó solo. La manera en que solía cruzar a los migrantes era por medio de huecos que realizaba, “en veces hacíamos hoyos en el muro, ahí era lo más fácil. Por la escalera la verdad es un es un riesgo, si estás en riesgo porque te ve todo, se ve todo desde arriba del muro y te agarra más fácil, yo que sepa. Pero hay veces que hay batos que son profesionales y pues esos como si nada en escalera los cruzan. Pero yo cuando cruzaba me iba mejor por hoyo”, contó Toño.

En un rápido recorrido por el muro fronterizo a la altura de la colonia Anapra, en Ciudad Juárez, se puede observar los parches que las autoridades americanas han puesto para cerrar los múltiples agujeros que los polleros hicieron para poder cruzar a las personas.

Parches en el muro fronterizo entre Ciudad Juárez, Chihuahua y El Paso, Texas / Anabel Rojas

María, una mujer de no más de 40 años, que hace casi un mes está en Estados Unidos, comentó que la pasaron por la zona del cerro. Aseguró que es un recorrido muy complicado, y tuvo que hacer tres intentos antes de conseguir llegar hasta el estado de Colorado. Hace un año su hijo menor también cruzó de manera ilegal. El joven, que se nombrará “José” para mantener su anonimato, tenía 16 años cuando pasó por esta frontera, y tuvo que cruzar cuatro veces antes de lograr su cometido. Incluso, José estuvo perdido por dos días en el desierto de Arizona.

José recuerda que cuando cruzó, en la entrada de Anapra había un retén de la Guardia Nacional (GN). Entonces, los polleros pagaron al elemento que estava de turno mil 500 pesos por cada persona que iban a cruzar. Actualmente, ya no se encuentra ese punto de revisión en dicha colonia.

Crisis migratoria en la frontera

Ciudad Juárez ha recibido en los últimos años constantes olas de migrantes provenientes de Sur y Centroamérica. La primera crisis migratoria reciente se dio cuando caravanas de nicaragüenses, cubanos y haitianos llegaron a esta frontera. Entonces, Estados Unidos implementó el Protocolo de Protección a Migrantes (MPP, por sus siglas en inglés).

El segundo periodo ocurrió durante la pandemia, cuando las autoridades americanas iniciaron el programa Título 42, que impidió el recibimiento de migrantes, esta se amparó en la protección nacional y de salud a causa de la pandemia por Covid-19. Las consecuencias fueron que migrantes, mayormente de Centroamérica, quedaron varados en México.

El último y actual momento de esta crisis inició con la implementación de la aplicación CBPOne, por medio de la cual los migrantes deberían solicitar una cita para su petición de asilo. Aunque este proyecto en un principio funcionó, el número de personas solicitantes superó las capacidades del departamento de CBP, lo que provocó que miles de personas en movilidad, mayormente venezolanos, deban estar esperando en Ciudad Juárez.

Lo anterior, aunado con la desinformación, provocó los eventos que se presentaron en el bordo fronterizo en los que cientos de migrantes se agolparon para intentar entregarse a las autoridades texanas.

Cada día llegan en el lomo del tren cientos de mujeres, hombres y niños hasta esta frontera. Muchos de ellos han sido víctimas de delitos, pero, debido a la situación en que se encuentran, no se atreven a denunciar. Tanto crimen organizado como autoridades aprovechan esta oportunidad, de acuerdo con estudios del Colegio de Chihuahua no existe un número certero de cuántos delitos se cometen diariamente contra los migrantes a lo largo de su peregrinar.

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En la frontera de México con Estados Unidos hay muchas historias trágicas, pero Toño dijo que: “la verdad, nunca, nunca me tocó ver nada feo en el camino. Pero pues me han contado mis amigos que una vez vieron como estaban metiendo más gente, otra gente, otro grupo, y andaban con escalera ellos y se les cayó un niño desde arriba y pues no supieron qué pasó con el infante, pues ellos iban con su grupo. Pero a mí nunca, nunca me ha pasado nada”.

Narró que tuvo un problema con otro cartel, “diferencias con otra gente”, aseguró. El problema, según dijo, fue “por envidiosos”, porque no les gusta verlo. Desde el primero de agosto pasado lleva muletas y es evidente la gravedad de lo que le ocurrió; “por ese accidente que tuve de un proyectil de una bala, una bala que me entró en el pie y pues me destrozó todo el hueso y me operaron, y pues todo bien, ahorita estamos todo bien”.

Actualmente, Toño continúa viviendo con carencias económicas y sociales. Junto a su madre y sus hermanos intenta sobrevivir y recuperar su salud. El atentado lo limitó, provocando su pronto retiro, al menos por este momento, del tráfico ilegal de personas.

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