Ya no quiero bajar de peso, solo quiero estar sana

Anabel Rojas
Revista Arena
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21 min readNov 16, 2023
Foto: Anabel Rojas

“Las situaciones discriminatorias derivadas de la gordofobia implican una enorme cantidad de derechos vulnerados y experiencias violentas que atraviesan la vida de las personas gordas”

Lucia Mancuso, Betania Longhi, María Gabriela Pérez

I

Es propio del ser humano recordar momentos que nos hacen muy felices, y solo cuando es necesario los traemos al presente para rescatarnos de la amargura, el dolor o el sufrimiento por el que estemos pasando

No conozco a una persona que no tenga un recuerdo bonito atesorado. En mi caso, esa evocación que me salva de la tristeza es la de una actividad que durante varios meses solía realizar con mi padre. En casa somos cuatro hijos; la tercera de mis hermanos solo es más grande que yo por un año, y cuando ella asistía al jardín de niños, a mi padre le tocaba ir por ella para traerla a casa. Aprovechando la salida siempre lo acompañaba, sabía que en el camino me compraría un delicioso cono de dulce de leche, y que con suerte de regreso nos compraría una refrescante rebanada de sandía con chile en polvo o quizás una porción generosa de pepino con limón. Entonces era fácil comer frutas a la salida de las escuelas, los señores se ponían en la puerta, solo costaba una moneda dorada de mil pesos, lo que ahora es un peso.

Ese recorrido fue el paseo más divertido que he podido realizar, mi padre sujetaba mi mano y me hacía pasar por un estrecho que se formaba entre un poste de cemento, de los que instalan la Comisión Federal de Electricidad, y el muro de la escuela. Era tan pequeño que yo apenas y podía atravesarlo. Esta acción que era tan ingenua en un par de años se convirtió en sufrimiento.

Cortesía La Fatshionista y mf.alegre

La biología nos enseña que con el pasar de los años el cuerpo crece, el mío lo hizo, y un buen día por más que quise atravesar ese hueco entre el poste y el jardín, ya no pude hacerlo. ¿Qué pasa? me pregunté, y la respuesta fue la que mis acompañantes me gritaron, ¡ya estas muy gorda, ya no cabes!

Aquel evento marcó mi destino, desde entonces la palabra “gorda” se convirtió no solo en un adjetivo, sino que en delante fue el sustantivo por el cual me nombraban, e incluso, me convirtió en un referente; quien quisiera podría decir “a un lado de la gorda”, “donde está la gorda”, o “te tocó en el equipo de la gorda”.

Entender que el apodo que me decían en casa (gordita) ya no se sentía bien cuando le quitaron el cariño, fue muy doloroso. Despertar a una realidad en la que ser obseso es vergonzoso y motivo de burlas, insultos y desprecios fue particularmente cruel para una niña de 6 años.

Tenía sobrepeso, pero no me di cuenta por mí o por mi familia … sino por las burlas de la escuela: Raúl Borjas

Cortesía Raúl Borjas

En México 7 de cada 10 menores sufren de acoso en las escuelas, lo que lo posiciona en el puesto número uno de los países con más casos, esto de acuerdo con el Segundo Estudio Mundial sobre Bullying, desarrollado por la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras.

Raúl, un joven universitario reconoce haber sido blanco de acoso durante los seis primeros años escolares. El pretexto para las burlas y agresiones era ser gordo. Reconoce que él no sabía que era diferente, hasta que ingresó a la escuela primaria. “A los seis años de primaria tenía sobrepeso, pero no me di cuenta por mí o por mi familia, porque pues el mimado, sino por las burlas de la escuela. Entonces me empezaron a decir que el gordo … nunca me pesé, nunca fui al médico ni nada, pero pues yo sabía que estaba, tenía un cuerpo diferente a los demás, entonces sabía que tenía sobrepeso desde niño”, recordó.

Fue en ese momento cuando comenzó a sentir el rechazo, no solo por personas ajenas, sino también por su familia, mediante comentarios que lo hacían sentir mal, aunque reconoce que tal vez, sus seres queridos no tenían la intención de dañarlo, al final sí lo hacían. Dice que: “siempre ha habido ese rechazo hacia las personas obesas o gordas como nosotros. Entonces, sí lo sentía. Tal vez lo decían de manera según ellos sutilmente, pero oía ‘baja de peso’ o ‘deja de tragar’ o que ‘ya se te nota más las lonjas’. ‘deja de hacer eso’. Pues todo eso nos hacía sentir mal, aunque yo, aunque yo muestre que, pues estoy seguro de que no me importa cómo me vea, pero pues esas cosas marcan”.

Incluso ha tenido que soportar los comentarios de personas que encuentra en la calle, y que tras no verlas desde hace tiempo suelen hacer comentarios a modo de “cómo has cambiado”, sabe que se refieren a su aumento de peso, sin embargo, reconoce que le molesta, pues él es consciente de su sobre peso.

Se cree que las personas con obesidad suelen tener dificultad para conseguir empleo, pero Raúl no ha tenido límites para desarrollarse en su trabajo. Pese a que ha sido ahí donde más violencia ha padecido. Incluso recuerda que le decían “ya se te notan las carnitas”, además de comentarios sobre la talla de uniforme que solicitaba. Las burlas a veces lo han hecho sentir que, si no fuera por su físico, habría conquistado más logros en el campo laboral, esto, pese a que llego a ser gerente de entrenamiento en una de las cadenas internacionales más importantes de comida rápida.

Sin embargo, comenta que: “hasta ahorita no he tenido el problema de que no puedo, no puedo trabajar, todavía no hay, pero emocionales sí. Ahí sí está el problema, o sea, de que no sé, se mira porque siempre estoy constantemente viéndome antes”, y es que durante su adolescencia consiguió perder peso, lo que le hizo pasar momentos de felicidad durante la preparatoria, y que ahora añora.

Durante casi toda su vida Raúl ha luchado contra la obesidad, pero siempre apuntando sus esfuerzos a conquistar algo equivocado, “yo creo que sí es un problema, porque en lo que yo hago, trato de verme mejor, no trato de mejorar mi salud”, comenta. Esto se entiende en una sociedad sumergida en el materialismo y la apariencia física queda poco espacio para la salud y el bienestar mental y corporal.

Las personas con obesidad no tienen muchas oportunidades de sentirse bellas en una sociedad que rinde culto a la delgadez, y no resulta extraño que en México los casos de acoso hayan aumentado hasta un 50 %, esto según Internacional Bullying Sin Fronteras

Raúl está saludable, explica que: “ya me hice los estudios y estoy aparentemente bien, o sea, según, pues no tengo ningún problema. O sea, lo que tengo son unos kilos de más, nada más, pero saludablemente estoy bien. Pero yo lo que busco es belleza, o sea, que se fijen en mí, porque soy, estoy bien, guapo”.

A la distancia de su infancia, cree que sus compañeros veían su falta de autoestima, lo que lo convirtió en la víctima perfecta, por eso al Raúl de 6 años le diría que no se deje, que se defienda “yo siento que notaban en mí más que mi gordura, mi falta de autoestima, de que aquí podemos atacar o no sé, yo siento y pues no busqué la ayuda necesaria ni me defendí … ahora tal vez sí me tachen de una persona desagradable por mi forma de hablar o de decir las cosas o porque siempre estoy a la defensiva, entonces pues siento que es obviamente un efecto de lo que pasé, pero pues tal vez hubiera querido aprender a defenderme y tal vez no hubiera sufrido lo que me decían o lo que me hacían por ser gordo”.

II

En México hay características o rasgos físicos que combinadas es un licuado muy amargo de beber. Desde el jardín yo era la niña más alta, más gorda y, aunque no era en el salón la que tenía un color de piel más oscura, entre mis amigas sí lo era. En casa ocurría el mismo patrón; además, soy la más pequeña de mis hermanos, por lo que mi voz y mi opinión poco valían, debía aceptar lo que se dijera de mí.

Pero ¿por qué ser gorda era tan malo? …

Cortesía Telemadrid

En la primaria ocurrían muchos actos de violencia hacia mí, no solo de parte de mis compañeros u otros niños, también de una maestra, la cual tuve la enorme desgracia de soportar durante primero y segundo grado.

La maestra Lucero era muy grosera, le hablaba con cariño y mucha amabilidad a dos tipos de niños, los que ella consideraba bonitos y los que la madre tenía suerte de no trabajar y podía pasar cada día por el salón a platicar con ella. Tenía todas las de perder, yo ni era considerada bonita y mi madre trabajaba muchas horas.

“Vivir con sobrepeso, pone en desventaja a las personas que lo padecen, pues son tratadas de forma negativa. Esta situación se traduce en menor número de años de escolaridad, sueldos bajos y menos oportunidades laborales”.

— Guadalupe Franco, periodista de IMER Noticias

Desde mis primeros años escolares como mecanismo de defensa, aprendí a regresar insultos y no permitir que ni un niño grosero y malcriado, ni un adulto arrogante y frustrado me dijera cuánto valía. Así que los primeros seis años la pasé peleando, golpeando y discutiendo con los compañeros, algunas maestras y varias madres abusivas que ante la ineptitud de sus hijas venían a querer regañarme porque tuve la osadía de defenderme de los insultos de sus princesas.

Así, gracias a esos enfrentamientos, me convertí en una persona con una armadura más dura y resistente a la de cualquier caballero medieval. Esa coraza que resguarda el corazón sensible que en el jardín de niños me machacaron una y otra vez por el pecado de ser más grande, en tamaño y volumen, que el resto de la clase. Y que por desgracia las maestras, en su mayoría frustradas porque ellas mismas eran gordas, vaciaban en esa pequeña niña todos sus traumas, convirtiéndome en un depósito de sus rechazos.

Cortesía TikTok drsebastianarana

Podría asegurar que las personas que padecemos obesidad sufrimos en primer lugar por la discriminación de que somos objeto, pues todos aconsejar “por salud”, pero no recuerdo que alguien me haya preguntado por mis triglicéridos, o por cómo se encuentra mi corazón, siempre los comentarios van dirigidos al cuerpo, el peso o la talla de ropa que uso y si han incrementado o no.

Conforme pasan los años, la tristeza que produce el estar gorda se va transformando en diferentes sentimientos. La capacidad de adaptación de una persona con obesidad es lo que determina el éxito. Si un gordo no supera el momento en que todos se burlan de él siempre estará amargado, pero si le da la vuelta a la situación y es él el primero en hacer una burla de su peso, entonces se convertirá en el gordito chistoso; habrá triunfado.

La obesidad en México, explicada por un psicólogo

La prevalencia de obesidad entre los adultos mexicanos es una de las más altas a nivel mundial, es por esto por lo que resulta importante comprender cuáles son los hábitos que mantienen en crisis sanitaria al país, en lo que varios medios han llamado” la segunda pandemia”.

El psicólogo, Efraín Rodríguez, explica que, hasta los años 50 los niños mexicanos tenían hábitos de esparcimiento y alimenticios saludables. Sin embargo, a partir de la introducción de la televisión en la década de los 60, la realidad de la infancia cambió. Asimismo, la dieta del mexicano “tenía como fundamentos el maíz, pero el maíz entero, el grano entero de maíz, el frijol, verduras, poca carne y, sobre todo, poca grasa. Había una alimentación que se basaba mucho en los alimentos cocidos, pocos alimentos fritos”

“La introducción de golosinas en los anuncios televisivos y dirigidos específicamente para los niños, al principio no eran más que chicles, sodas. Pero luego, tempranamente, fines de los 60, se empezaron a introducir los pastelillos. Twinkie Wonder fue de los primeros, eran una especie como de submarinos; con mucha grasa, con mucha crema, con harinas refinadas, y por ahí comenzaron después, Gansito es también de los muy antiguos, pero esos ya son Marinela, ya no son Wonder. Y todos los pastelillos Marina. Marinela metió muchísimos pastelillos: Gansitos, Pingüinos y luego Sabritas las papas fritas”.

Los productos que se comenzaron a anunciar eran una gran variedad de botanas, es decir, “todas harinas refinadas, todas, una gran cantidad de sal, una gran cantidad de grasas, y comida chatarra con muy poco nivel, nutritivo, con muy poca capacidad nutritiva, pero con muchísimas calorías”. Los programas de televisión iban cada vez más dirigidos al público infantil que de a poco fue dejando de lado las actividades físicas, esto aunado a la violencia, que hasta ahora se sigue padeciendo, por lo que mantener a los niños frente al televisor y comiendo comida chatarra era preferible para los papás, comenta Rodríguez.

Sin embargo, no se puede responsabilizar solo a los cambios en la sociedad, ya que como dice Rodríguez, la obesidad es un fenómeno multifactorial, “porque hay muchas causas para obesidad, muchas. Una de las más comunes actualmente es la obesidad por ansiedad, pero no significa que toda persona obesa es obesa por ansiedad. Actualmente es frecuente la obesidad por ansiedad y más en Ciudad Juárez, porque estamos viviendo secuelas de una situación de violencia muy difícil que no se ha todavía resuelto”, explica.

Además, en las causas también interviene la genética, pues hay personas que tienen predisposición genética hacia la obesidad, así como las hay para tener cuerpos muy delgados o atléticos. “También las personas que sufren de hipotiroidismo con mucha frecuencia van a presentar una obesidad muy difícil de tratar. Mientras no se resuelve el hipotiroidismo, la obesidad no se va a resolver. Y eso es porque el hipotiroidismo desacelera el metabolismo y un metabolismo desacelerado es un metabolismo que va a convertir fácilmente los alimentos en grasa y los va a depositar”.

No obstante, de que en México hay una prevalencia de obesidad del 36.9% entre los adultos, el rechazo por las personas gordas, o lo conocido como gordofobia, está arraigado en la sociedad mexicana. Rodríguez explica que este fenómeno ocurre porque la moda de los cuerpos delgados genera este tipo de violencia, en el que por el hecho de ser gordo se asume que la persona está enferma o no cuida su salud.

“Tampoco un cuerpo delgado es saludable. Hay cierto umbral en el peso corporal entre tantos kilos y tantos kilos, dependiendo de la estatura y de la constitución física de la persona. Si tenemos una persona con peso bajo, hay una persona que pone en riesgo su salud. Si tenemos una persona con sobrepeso, es una persona que pone en riesgo su salud. Creo que lo que tendríamos que cuidar es eso. El problema es que el cuerpo obeso o cuerpo de peso bajo se ha querido normar en un sentido u otro en base a la estética, en base a lo atractivo que puede ser el cuerpo, pero la estética también es un fenómeno relacionado con modas. Y no siempre las modas respetan los criterios de salud de las personas … el parámetro tiene que ser la salud”. La lucha no necesariamente debe ser contra la gordura, pero tampoco contra la moda de la delgadez, sino “contra las modas que pongan en riesgo la salud”.

Por otra parte, una de las formas de violentar a las personas gordas es por medio de sentenciar que la obesidad es derivada de la falta de fuerza de voluntad de quienes la padecen. “cuando a una persona obesa se le dice ¿por qué no paras? La pregunta es injusta para la persona. Porque se asume que no para porque no quiere. Pues claro que sí quiere, pero el problema es si puede o no puede. Si una persona consume una sustancia, en este caso un alimento, pero pueden ser otras sustancias también que estén relacionadas con su centro de placer, va a ser muy difícil, no imposible, pero va a ser muy difícil”.

Cuando una persona con obesidad que no tiene un estilo de vida saludable pretende hacer cambios, “se requiere un gran esfuerzo, mucha disciplina y mucha capacidad de tolerancia, porque una persona que se esfuerza a bajar de peso se va a enfrentar a muchos fracasos; va a tener éxito y luego va a tener fracasos y luego va a tener éxitos y fracasos. Porque, además, justamente porque la obesidad es mal vista, también han entrado al mercado muchos programas de dietas para bajar de peso. No existe hasta la fecha una sola dieta que tenga un resultado exitoso, porque hay resultados a corto plazo, pero a largo plazo muchas veces resultan peores”.

“Lo único que ha dado resultado en el mundo es el cambio de hábitos permanente. No es dos semanas de comer menos, dos semanas como la mitad. No, eso no le va a funcionar. Es de aquí en adelante, pero para de aquí en adelante tengo que cambiar mis hábitos, no puede ser reduzco la mitad de la ingesta. Eso no le va a funcionar a nadie. Tiene que ser una reducción paulatina sin vuelta atrás. Reduje diez gramos, pero son diez gramos que ya no voy a consumir; reduje otros diez gramos, ya son 20 gramos que ya no voy a consumir. Pero estamos hablando de un cambio paulatino y sistemático, sin vuelta atrás en hábitos alimenticios, tanto en cantidades como el tipo de alimentos. No es nada fácil”.

III

Si la infancia fue difícil, llegar a la adolescencia fue un verdadero martirio en el que las emociones fueron como un mar nocturno, en el que las olas de la tristeza golpeaban constantemente mi cabeza. A veces la marea estaba en calma y mis relaciones interpersonales fluían con tranquilidad, pero la mayoría de las ocasiones esa marea me arrastraba por la playa una y otra vez, como cuando quieres salir del mar y las olas te regresan cada vez con más violencia, así trascurrí por los 15, 16 y 17 años.

La edad más bonita, para una mujer gorda se puede volver la más terrorífica. Recuerdo que salir de casa fue casi imposible. Los días pasaban conmigo mirando el techo blanco lleno de cuadros que se traslucían por el casetón del cuarto frío que construyeron mis padres para mi hermana y para mí; en el que imaginé muchas veces cómo sería mi vida cuando perdiera peso.

Por ese entonces, todas las aventuras ocurrían en mi cabeza, se veían tan vívidas que muchas veces casi no lograba separar el sueño de la realidad, estaba completamente aislada. La entrada a la preparatoria fue complicada; las batallas eran contra las chicas que señalaban mi gordura mientras presumían sus piernas largas. Por entonces una necesidad de ocultarme invadió mi cabeza; vestir ropa oscura y holgada parecía una buena idea, y los lentes enormes que comencé a utilizar me ayudaron a sentir que tenía un antifaz: nadie podía verme.

El primer semestre de preparatoria no conseguí tener amistades, era desgarrador pasar los recesos mirando cómo todos hablaban en pequeños grupos de amigos y yo no era capaz de integrarme. Mi humor se esfumó, cada día estaba más enojada, no entendía por qué yo nací gorda.

Está claro que nadie quiere tener un impedimento físico, así que cuándo mi madre me decía que debía cuidar mi peso, que no comiera mucho, me dolía porque no era algo que pudiera detener. Estaban muchas cosas interviniendo y nada era bajo mi control.

Cortesía FRANCE 24 Español

Desde muy niña comprendí que algo vivía en conflicto en mi interior. Por un lado, tenía miedo de que me vieran, mi autoestima era menos que nula. Por el otro, en clases, sobre todo si se hablaba de política, ética o cuestiones sociales, era la alumna con mayor claridad y confianza, ¿cómo se explica eso?

Cuando fui consciente, descubrí un gran poder. Lamentablemente por muchos años la sombra de las inseguridades que provoca la gordura ha sido superior a la seguridad de que soy inteligente y capaz de creer y hacer lo que desee.

Una mirada desde la nutrición. Entrevista con la nutrióloga Miriam López

La obesidad es una de las causas de enfermedades crónicas en el mundo, como la diabetes, el colesterol elevado o la hipertensión. Por esto, es importante tener conocimiento de las causas y de cómo combatirla.

En entrevista la licenciada en nutrición Miriam López aclara las dudas y hace recomendaciones prácticas para mantener una dieta saludable.

¿Qué es obesidad y cuándo se considera que una persona es obesa?

La obesidad a grandes rasgos es una alteración del cuerpo en donde hay más del tejido adiposo del que debería de existir para que el cuerpo pudiera funcionar correctamente. Puede haber varios tipos, o sea, no es nada más como que a lo mejor porque hay una ingesta más alta del gasto calórico que la persona puede tener, sino que es multifactorial. Hay otras causas que pueden ser lo que lo estén ocasionando, hormonales, derivadas de otras enfermedades, pero en sí para cuestiones prácticas es una alteración, es un desbalance entre la ingesta y el gasto calórico de una persona.

¿ Y cuándo se dice que es obeso o hay un límite, por decir, cuando pesas tanto o cuando mides tanto y eres obeso o cómo se mide este exceso de grasa?

Bueno, mira, existe lo que es el IMC, que es el índice de masa corporal. El índice de masa corporal es una medida que nos ayuda a detectar el riesgo de padecer alguna enfermedad derivada de la obesidad, y es lo que utilizamos para medirlo. Entonces se dice que el IMC de 18.5 a 24.9 es lo saludable. Depende de cada persona. O sea, aunque tenemos ciertas cosas que podemos aplicar para todos, siempre tenemos que evaluar el caso bien independiente, pero en ese rango es saludable de 25 a 29.9 es sobrepeso. Ahí ya consideramos que hay un riesgo más alto de padecer alguna enfermedad derivada de un alto contenido de grasa o un alto porcentaje, pero todavía estamos como pues, no en cifras buenas, pero aún no llegamos a la obesidad. Ya cuando es arriba de 30 el IMC ya es una obesidad.

¿Entonces la obesidad no se mide necesariamente por el peso de las personas?

No, no, no, no, porque haz de cuenta que no puedo decir yo que todas las personas de, no sé, de 30 años deben de pesar 60 kilos, porque hay personas de 30 años que miden 180, 170, 160, 150, 140 (centímetros). Entonces la relación del IMC es entre la talla y el peso, porque siempre tenemos que tomar eso en cuenta. O sea, hay personas, te digo, de 30 años que miden 180 (centímetros) y si ellos pesan 60 kilos, eso es bajo peso, pero si la persona mide 140 (centímetros) ya está en obesidad, Entonces por eso tenemos que ver siempre la relación con la estatura de la persona.

Y, por ejemplo, ¿una persona que es obesa puede ser saludable o siempre que hay obesidad no hay salud?

Tampoco. Fíjate que esta es una pregunta muy buena, porque está como la división de si tienes obesidad, indudablemente no vas a estar saludable. Y hay personas quienes dicen que sí se puede estar saludable, profesional y personalmente, te voy a hablar que sí hay personas que en obesidad pudieran estar sanas, pero pudieran (si perdieran peso) tener una mejor condición física y un mejor funcionamiento, ¿a qué voy con esto? lo voy a explicar un poquito más específico. Por ejemplo, las personas normalmente podrían pensar que una persona con obesidad ya tiene la glucosa alta, triglicéridos, colesterol, que tiene diabetes, todas estas enfermedades que sabemos que son a partir de, pues de tener obesidad o de no comer tan sano. Y si tú les preguntas de una persona más delgada, ellos pudieran decir, no, está sano, pero no estamos viendo todo lo que integra por dentro a la persona.

Entonces, sí puede haber personas que tengan un alto nivel de grasa en su cuerpo y que estén en obesidad y que no padezcan nada de estas enfermedades por otros factores, porque a lo mejor su genética no es de tener diabetes ni colesterol y triglicéridos. Tenemos que tomar en cuenta la edad de la persona. Si la persona es joven, probable es que todavía no tenga enfermedades. Pero el cuerpo no va a aguantar mucho tiempo de esa manera. Si tú le haces la entrevista o los análisis a los 20 años va a salir sana, pero si se lo haces a los 40 ya no te va a salir sana. Igual la persona delgada, que esté delgado no quiere decir que se alimente sanamente. Lo importante es que se alimenten sanamente para que obtengan los nutrientes que el cuerpo necesita para funcionar correctamente.

Hablas de una alimentación sana, ¿cómo puede una persona saber que está haciendo un buen trabajo con su alimentación o que los alimentos que está consumiendo de verdad la nutre?

Mira, hay directrices. Hay cinco pautas para una alimentación saludable. Esta debe de ser balanceada o sea balanceada en cuanto a macronutrientes que son lípidos, carbohidratos y proteínas, y debe de ser variada. Con variedad me refiero a que trate de incluir la mayor parte de los alimentos que pueda en su dieta. La definición de dieta es todo lo que comes en un día. Entonces, la persona que intente, porque en cada alimento hay ciertos nutrientes y minerales. Si yo como lo mismo todos los días, pues podemos decir que no estoy comiendo mal, pero sí como todos los días eso, pues mi cuerpo solo va a obtener los mismos nutrientes siempre y necesita otros nutrientes también, ¿por qué? porque unas cosas van para la vista, otras para el corazón, otras para el cabello, otras para el pulmón, otro para diferentes cosas.

Entonces, sería balanceada, variada, debe de ser inocua, inocua es que esté limpia o libre de patógenos que nos puedan enfermar, es decir, que nos lavemos bien las manos, que desinfecte los alimentos, que refrigere bien la comida ya cuando la cocinemos o cuando la estamos descongelando, o sea, todo eso, también es importante las otras directrices, que sea suficiente para cada persona. O sea, si nos estamos quedando con hambre, pues no, o sea, si tenemos que comer un poquito más no significa que comer saludable tienes que estar con hambre siempre. Por eso ahí hacemos hincapié en que cada persona debe tener su alimentación bien planeada. Entonces esa es y la última debe de ser a ver, ya dijimos balanceada, variada, suficiente, inocua y debe de ser personalizada, o sea, de acuerdo con lo que cada uno necesita.

¿Cómo podríamos hacer para que las familias mexicanas estén mejor nutridas?

En México la verdad que falta muchísima educación alimentaria en materia saludable. Porque muchas veces, mira, entiendo el punto económico donde pues a lo mejor no hay mucho para ir con un profesional que te diga exactamente y te personalice tu alimentación, está el plato del bien comer, las personas que no pueden acudir con un profesional a que les elabore un plan específicamente para ellos, pueden utilizar esta guía. Lo que nos dice es que el plato cuando tú vayas a comer se divide en tres partes iguales, tres colores y para que sea más identificable lo pusieron en colores rojo que significan proteínas, naranja que son o amarillo que son cereales y verde que son verduras y frutas.

¿Qué sería un desayuno saludable?

Lo ideal sería romperlo (el ayuno) con los tres grupos de alimentos, como te comentaba del plato del bien comer con verduras, con proteína y con carbohidratos, obviamente hay que saber elegir qué carbohidratos. Es importante que sepamos qué cantidad comer. Lo malo es que nosotros estamos acostumbrados a comer muchas cantidades. Entonces, bueno, un desayuno ideal, yo te diría práctico un huevito con verduras, un huevito a la mexicana o un omelette de espinacas con dos tortillas de maíz. Ahí está, porque tenemos proteína en el huevo, tenemos verduras en el pico de gallo o en las espinacas que le pongas al huevito. Y tenemos los carbohidratos de una manera este sana en las tortillas de maíz. Eso sería un buen desayuno, y le daríamos al cuerpo proteína, carbohidrato, lípidos y vegetales de una manera sana y natural.

Miriam López, considera que no todos los cuerpos gordos están enfermos, pues sabe que Comer sano, no quiere decir que esté siempre a dieta, sino aprender a comer”. Sin embargo, sugiere que, si se come saludable y se mantienen hábitos sanos, no es malo tener sobre peso y amar el cuerpo como es. Pero, asegura que no se pude decir que acepto el cuerpo y no lo cuido, no mantengo buenos hábitos, eso no es sano. “No hay por qué bajar de peso si tú estás cuidando tu salud. Pero otra cosa sería que tú digas no, tienen que aceptarme, así como soy porque, pues yo ya lo intenté, pero no bajo, pero sigo comiendo mal, no duermo bien este, no hago ejercicio, traigo, o sea, todos los parámetros alterados”. Para López, lo importante es mantener el balance en la alimentación y cuidar de la salud.

IV

Antes solía ser la única gorda en los lugares donde asistía, pero de a poco, tanto en mi familia como entre mis conocidos cada día encontraba más gordos. He podido ver la tristeza que les genera ganar kilos; puedo sentir empatía por ellos, pues comprendo sus emociones y sé que por muy delgados que sean, eventualmente ganarán peso. La realidad es que México engorda a la gente.

He aprendido a vencer la inseguridad que viene en el traje de la gordura. Me río primero yo de mí misma, así no doy espacio a nadie a intentar humillarme por mi cuerpo. A pesar de que nunca fue mi prioridad, tal vez porque lo descarté, encontré el amor en un hombre que me apoya en mis proyectos. Es el primero en motivarme y recordarme que soy valiosa.

En el país la gente sufre de obesidad mental, muchos sienten pavor de algo que no son y desprecian todo lo que significa ser gordo, dejando caer en los gordos físicos todos sus complejos,¿qué daño te ha hecho ese gordo o gorda a quien desprecias y de quien te burlas?

Cada que leo la estadística sobre acoso escolar o sobre obesidad descubro que ambas están en aumento, y recuerdo con profunda tristeza que una se alimenta de la otra. Pienso en lo mal que la están pasando los pequeños en sus clases. Supongo que el número de suicidio e intentos de suicidio se incrementa con relación al del abuso en las escuelas.

A lo largo del camino de gordura que he transitado miré el dolor, las ganas de desaparecer, no de morir. Porque los gordos no quieren morir, solo desaparecer, dejar de ser vistos, pero a veces, muy a menudo se cree que la única manera es morir. Yo también lo pensé, más de una vez.

Soy ejemplo de lo que es la obesidad mórbida. Ya no quiero bajar de peso, solo quiero estar sana, ser saludable. La mayor violencia que se puede ejercer hacia una persona gorda es hacerle creer que debe obtener la delgadez para ser bello, sin importar que se deje la salud en ello. Por eso la lucha de los gordos y su revolución no debe ser por aceptar los cuerpos grandes, debe ser por conquistar la salud, y el reconocimiento de que no siempre gordura es sinónimo de enfermedad.

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